“¿Cómo que tienes que irte si recién te ví llegar...?.
Espero que sea una broma, aunque en realidad lo entiendo...
Sé que te vas a las nueve...
Sé que me muero a las diez...Sabes, estoy de tu lado, no me pidas más que eso.
Cuando la noche se apague vas a darme un solo beso.
Tengo la mente cansada y mi piel se va con vos...Sé que te vas a las nueve...
Sé que me muero a las diez...Ya sé, no tenés idea, vos te vas y yo me quedo...
Sé que te vas a las nueve...
Sé que me muero a las diez... ”22:13PM.
Cuando las sirenas de la ambulancia comenzaron a oírse cada vez con mayor aproximación, decidió mandar a la mierda al hombre que había discutido con su esposo ya que no quería que, al despertar, Harry lo viera y volviera a cabrearse. Prefería mejor que se despertara, le dijera algo como «¿Pensabas que me iba, bebé?» –aunque sabía que su novio sería mucho más cariñoso al notar su severa preocupación, y que seguramente no bromearía al respecto– y que después de que él se permitiera llorar, romperse de nuevo ante él, lo besara otra vez para sellar el pacto de que siempre estarían juntos.
Desde su lugar pudo observar entre una delgada capa de lágrimas que la ambulancia iba por la calle con las luces encendidas, razón por la cual se levantó, le retiró la mochila, y con una fuerza desconocida logró levantar a su alfa aún cuando era más grande que él, sosteniéndolo por la cintura y sin despegar su mano del nacimiento de sus rizos para guiarle el rostro hacia su cuello para que pudiera seguir inhalando de su aroma y poder seguir acariciándole. Mientras esperaba se había encargado de curar la herida, así que ya no había más sangre a excepción de la piedra con la cual se había cortado, aquella que relucía rojiza entre el pasto.
Vió que dos enfermeros se acercaban corriendo hacia su dirección a su vez que otros dos arrastraban una camilla, y sintió algo de esperanza, de que podrían salvarlo.
—Ya ha llegado la ayuda, alfa. —le informó, absorbiendo su nariz—. Ahora es tu turno de ser fuerte, y yo sé que puedes. —y le depositó un beso en la mejilla.
Al llegar, entre tres le arrebataron a su Harry de los brazos para acostarlo sobre la camilla metálica, sin tratarlo con el cuidado que una frágil pieza de porcelana debía de ser tratado; razón por la cual gritó y volvió a quebrarse en llanto. Alejarlo de sus brazos se sintió como si le estuvieran quitando una parte del alma, haciéndole entrar en una desesperación profunda al haber regresado el vacío que durante quince años había sentido, enloqueciéndose por el dolor. El enfermero restante, un joven que parecía de su edad aunque era más alto y corpulento que él, tras revisar rápidamente a su ricitos, apoyando su palma sobre su corazón para ver su pulso –cosa que él no se había atrevido a hacer– y dar la orden de que lo llevaran con cuidado a la ambulancia, lo abrazó, escondiéndolo en su pecho momentáneamente. Realmente que lo tomó desprevenido. No esperó recibir un abrazo fuerte de un extraño que se sintiera tan compasivo, tan como si alguna manera supiera sobre todo lo que habían vivido en ese último día y tuviese empatía por él.
—Realmente lo siento, hombre. —le susurró el beta sus condolencias, sonando afligido y hasta arrepentido—. Perdona por quizás haber llegado tarde. Lamento que lo hayas perdido...
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Al final mueren los dos.
Fanfic«Sabes que la fiesta ha terminado cuando estás parado solo en un espacio vacío» Londres, 2014. Un Louis con el corazón roto se encontraba entre las solitarias calles de Londres junto a sus mejores amigos cuando la tétrica melodía del llamado de Muer...