19:46PM.
Estaba encerrado en un cubículo del baño hacía ya dos minutos, observando su cuerpo con extrañeza... Todo porque sí, se había puesto un pequeño vestido negro que el sitio les había prestado, consistiendo de una prenda ajustada, pegada al cuerpo para potenciar la curvatura de su cintura que bajo sus holgadas ropas no era visible, llegándole a mitad de muslo y teniendo un espacio en forma de corazón en el pecho donde justo descansaba la H de su collar, escaseando de mangas o tirantes; todo con sus fieles vans. Y recién en el momento en el cual se lo había colocado con cuidado fue consciente de lo que estaba haciendo. Nunca se había puesto un jodido vestido, nunca había pasado por su cabeza utilizar uno, no obstante le había ganado fácilmente la necesidad de ver a su Harry con uno sin pensar que para lograrlo necesitaba ponerse uno él.
Todo porque era un hormonal de mierda que quería ver a su novio de vestido y el calor lograba derretirle las neuronas.
—Vamos, bebé. —volvió a insistirle la voz dulce del rizado, golpeando cuidadosamente la puerta por tercera vez—. Eres precioso, ¿sí? No estás acostumbrado a usarlo, pero tú hasta con mierda encima eres una obra de arte.
–Mierda, no enamorarse de Harry sería imposible.
–Es que es TAAAAAN perfecto.
Sus mejillas obtuvieron temperatura a su vez que se dedicaba a seguir mirándose en silencio. Principalmente observaba aquellas partes que no eran cubiertas por la prenda, como lo eran sus brazos y piernas, pero todo se detenía en sus muslos... ¿Por qué mierda eran tan regordetes? Le generaba cierta inseguridad pensar qué pensaría alguien de ver sus cortas piernas que resaltaban notoriamente por el pequeño vestido que estaba utilizando.
—Cállate, sol. —le pidió, siendo palpable su pudor en su voz.
Su risita apareció, haciéndole suspirar con una sonrisa. Su alfa lo relajaba a niveles indescriptibles.
—Oh vamos, ¡déjame verte!. —le pidió, insistente—. Quiero verte con un vestido, erizo.
Suspiró pesado y lentamente se dignó a abrir la puerta con la mirada gacha, dejando ver su figura tallada y su mochila que descansaba sobre la tapa del inodoro, teniendo dentro su ropa de confort que quería usar lo más antes posible para cubrir su cuerpo, esconderlo de cualquier par de ojos. Se sintió un poco cohibido ante el silencio que se provocó, sintiendo aún cuando no le estaba viendo que el verde ajeno detallaba cada parte de su piel detenidamente.
–¿Y si no le está gustando lo que ve?.
–No lo creo, Lou.
—Oh santa mierda, Cristo y todos los arcángeles habidos y por haber. —le escuchó mascullar sin aliento después de unos segundos eternos, siendo más para sí mismo que para él—. Mierda, mi alfa. Agradezco que seas mío porque sino me daría tanto pudor no poder evitar devorarte con la mirada sin sentirme un acosador. —inició su divagación, soltando las palabras que pasaban por su mente sin un procesamiento previo, justificando el porqué la rapidez y su estado de impacto positivo. Al instante siguiente, ya se encontraba rodeándole fuertemente de la cintura con los brazos para pegarlo a su torso y escondiendo su rostro en la piel de su cuello, sintiendo sus entrecortadas exhalaciones calientes que erizaron su piel con agilidad—. Eres arte, mierda. No me cansaré de decirte que eres una jodida obra de arte con piernas. Pero ahora me estás volviendo tan loco, mi alfa. Y mira que ya estoy loco, pero tú con vestido han hecho que mi cordura deje de existir directamente.
Soltó una risita, acurrucándose en su pecho y dejando caer los párpados, dejando descansar una palma sobre su corazón para trazar círculos sobre la tela de su remera.
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Al final mueren los dos.
Fanfiction«Sabes que la fiesta ha terminado cuando estás parado solo en un espacio vacío» Londres, 2014. Un Louis con el corazón roto se encontraba entre las solitarias calles de Londres junto a sus mejores amigos cuando la tétrica melodía del llamado de Muer...