Cómo empezó.

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NARRA LILITH.

Mi nombre es Lilith Clawthorne. Soy la líder del aquelarre del emperador Belos. Hace años, cometí un terrible error, uno que me perseguirá hasta el día de mi muerte. Mi hermana Eda y yo nos amábamos con todo el corazón, siempre dispuestas a ayudarnos una a la otra. Mi sueño era que ambas entráramos al aquelarre del emperador, pero el día que fuimos a inscribirnos nos dijeron que sólo quedaba un lugar y que tendríamos que pelear entre nosotras por conseguirlo. En un acto de desesperación por probar que era digna de aprender del aquelarre más poderoso de las Islas Hirvientes, recurrí a una maldición que le quitaría sus poderes a Eda y así yo pudiera ganar. Lo que no sabía, es que esta maldición la condenaría por el resto de su vida, drenando lentamente su magia conforme más la utilice y convirtiéndola en una bestia búho violenta e imparable. Pero lo que más me persigue, es saber que al día siguiente de mi traición, mi hermana eligió no luchar contra mí y así darme la oportunidad de cumplir mi sueño. Ese fue el día de su primera transformación, el día en que Eda se volvió una fugitiva de Belos. Yo ocupé mi lugar, y con el tiempo fui escalando hasta llegar a donde estoy. Sin embargo, esto no es lo que quería. Yo quiero a mi hermana, quiero que se cure, que volvamos a ser una familia. Nunca le dije de la maldición, y jamás lo haré. No podría volver a mirarla a los ojos si se entera, y ella jamás me lo perdonaría.

Belos me prometió que si capturaba a Eda, él la curaría. Confío en él, no veo razones para que me mienta. Pero si soy honesta, este hombre me da miedo. Su aspecto, su forma de hablar, la persecución y exterminio de las brujas salvajes como Eda. Sólo espero estar haciendo lo correcto.

Mientras escribo un informe para Belos, alguien llama a mi puerta.

-Pase.

Era Odalia Blight, una mujer tan poderosa e influyente como despreciada por casi todo el imperio, incluyéndome. Pero he decidido armarme de paciencia y soportarla. Lo último que quiero es meterme en problemas con alguien tan cercana al círculo de Belos y que él rompa el trato de curar a mi hermana.

-Señora Blight-dije estrechando su mano fríamente-. Que gusto me da verla. ¿A qué debo el honor?

-Como sabrá, señorita Clawthorne-dijo Odalia-, mi hija menor ya está en edad de empezar a aprender magia para que así, en el futuro, pueda unirse al aquelarre del emperador. Y aunque me gustaría buscar a alguien más... capacitado, el emperador Belos insiste en que usted es la mejor opción para mi hija.

Tuve que hacer un gran esfuerzo por tragarme el coraje que su insinuación de que no era lo suficientemente buena como para instruir a su hija.

-Pues, modestia aparte, lo soy-dije sin cambiar mi expresión seria-. Nunca antes he instruido personalmente a una niña, pero si es la voluntad del emperador Belos, lo haré. Le aseguro que su hija estará en buenas manos.

-Eso espero-dijo Odalia-. Como sabrá, en nuestra familia hay ciertos estándares que cumplir y mi hija no va a ser la excepción. Pero si llega a ser así, tenga por seguro que me aseguraré de que la echen del aquelarre del emperador, ¿quedó claro?

Nos miramos fijamente, de forma un poco desafiante.

-Como el agua.

Le estreché la mano, por un segundo deseé arrancársela. Esa mujer me sacaba de quicio, pero me tenía que aguantar. Sólo así, si tenía la confianza de Belos, podría salvar a Eda.

-¡Alador, trae a la niña!

Alador, el esposo inventor de Odalia, entró con una pequeña en brazos. Tenía pelo corto teñido de verde, aunque todavía se distinguía su marrón natural. A Odalia le encantaba el color verde, pero yo preferiría cualquier otro color antes que ese, mucho más para el cabello. No me extrañaría que hayan obligado a la pobre criatura a teñirse el pelo de ese color, los Blight más que estrictos son dictadores.

Mi verdadera mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora