Capítulo XIX

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Paul Brown

—Venga ya, Paul. ¿Puedes tomar una decisión, por favor?—se queja Peter.—Llevamos casi dos horas dando vueltas por el centro comercial y no le has pillado nada todavía.

—Es que... ¿Y si no le gusta?

Mi mejor amigo suspira pidiendo paciencia mientras se pasa una mano por la cara.

—¡Pues claro que le va a gustar zoquete!—me grita.—Lo importante es tener el detalle. Lo que le regales en sí da igual, porque lo que realmente importa es que te ha recordado a ella.

Peter me ha acompañado al centro comercial para ayudarme a comprar el regalo de Lisa, porque en dos días es Navidad y aún no le había comprado nada. Nos hemos recorrido todas las tiendas, pero ahora mismo me estoy replanteando el hecho de no haberme traído a mi hermana. Necesitaría una opinión femenina. Vi algo que pienso yo que le puede gustar, pero no estoy cien por cien seguro.

—Pfff—digo agobiado.—¿Le compro esto?

—¡Pues claro joder! Yo estoy seguro al cien por cien de que le va a encantar—me anima Peter.—Pero Dios, entra de una vez que llevamos dos largas horas dando vueltas y estoy hasta el culo.

Finalmente, entro en la tienda y escojo bien lo que quiero. Me lo envuelven y me dan el ticket de regalo antes de que yo pague con el móvil. Me ha costado una pasta, pero me lo puedo permitir. Además, ella se lo merece, así que, no hay nada más que decir.

—Pues creo que ya estaría—le digo a Peter el cual me espera sentado en uno de los sofás que hay en frente de la tienda.—Vámonos anda, que solo sabes dar la lata—le vacilo yo ganándome un offensive side eye  mientras nos encaminamos al coche. 

Tenemos el entrenamiento en media hora, por lo que nos vamos directamente a la ciudad deportiva mientras escuchamos One Direction a todo volumen. Algunos fans están esperando en la puerta para ver si nos paramos y les firmamos, pero como vamos fatal de tiempo, no nos podemos parar.

Las redes sociales están que echan humo desde que el lunes nos vieron a Lisa y a mí salir juntos de aquí en su coche. Absolutamente todo Dios habla de nosotros. Que si estamos saliendo, que si esto o lo otro... La verdad es que no van mal encaminados. A pesar de eso, me fastidia bastante que se entrometan tanto en mi vida privada. Sé que soy un personaje público y tengo que aguantar ciertas cosas, porque es lo que toca, pero hay gente que se pasa cuatro pueblos haciendo ciertos comentarios. Eso no me gusta ni un pelo. Menos mal que sabemos llevar bastante bien este tipo de cosas. Ambos nos animamos todo lo posible a pesar de lo que diga el resto. Hay fans que van a quererme igual esté con pareja o soltero, porque lo principal es que yo sea feliz, y ella me lo hace sentir.

Eric y Jack están hablando junto a la puerta de los vestuarios cuando llegamos. Aún falta gente por llegar, así que no hay prisa por cambiarse.

—Habéis llegado muy pronto para ser vosotros—comenta Eric cuando nos ve acercarnos.—¿Y el meteorito?—dice de coña.

—Pues de pura chiripa, porque este cabroncete me tuvo dos horas en el centro comercial dando vueltas—comenta Peter.

—Voy a convertirme en adivino. ¿Fuiste a comprar el regalo de Navidad de mi cuñada? Que romanticón—dice Jack con una sonrisa mientras me revuelve el pelo.

—Es que eres un bocazas tío—le digo a Peter mientras le doy una ostia.—No te llevo a ningún sitio más de acompañante.

—Cállate un rato enano, porque te puedes quedar sin chofer—dice Peter riéndose mientras me pasa un brazo por encima de los hombros.—Ya en serio. La tienes en el bote fijo. Es muy ella lo que le has comprado.

Te necesito conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora