Capítulo IX

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Paul Brown

Agarro a Lisa de la mano y subimos hacia nuestra planta camino a su habitación. Estoy de bajón y lo único que me pide el cuerpo es meterme en la cama.

Cuando estás en el primer equipo y eres considerado un futbolista profesional, no te puedes conformar con un empate. Nos merecíamos ganar para así tener los seis puntos de ventaja. Tenemos otro partido contra los Leopards. Solo espero que nos salga mejor.

Mi cabeza no para de darle vueltas a las jugadas que realicé. Podría haber dado más de mí. Quieras o no, toda la afición está pendiente a cada movimiento y el objetivo es darle la felicidad que se merecen. No quiero decepcionarlos.

También me duele el muslo derecho. Creo que habré hecho más fuerza en alguna asistencia y me hice daño, de caerme y tirarme a por el balón... Incluso de llegar a pelear la pelota con algún jugador.

Decido pasar por mi habitación y, ahora si, cojo el cargador de mi móvil, el cepillo de dientes y el chándal para el entrenamiento de mañana. Así no perderé nada de tiempo mañana cuando me levante.

Cuando llegamos a su habitación, Lisa
me deja mi espacio y en si se lo agradezco mucho, porque sé a donde puedo llegar cuando me enfado y no me gustaría pagarlo con ella. No quiero que esté mal por mi culpa.

—Voy a darme una duchita rápida y ahora nos acostamos, ¿vale?—me dice antes de darme un beso en la cabeza.—Intenta no comerte mucho la cabeza y piensa en otra cosa. Si quieres hablar después del tema, lo hacemos y, si no, ya haremos otra cosa para que te despejes. No quiero agobiarte tampoco.

—Nunca me agobias pequeña. Anda ve a ducharte y ahora hablamos—le muestro una pequeña sonrisa para evitar que se preocupe demasiado.

Ella me sonríe antes de cerrar la puerta del baño. Escucho como cae el agua suavemente cuando abre el grifo y su música a todo volumen. No puedo evitar sonreír mientras me la imagino dándolo todo en la ducha.

Dejo mis zapatos junto con el chándal a un lado de la habitación y me pongo, únicamente, el pantalón corto del pijama. Me tumbo en su cama a mirar las redes sociales en mi teléfono así por encima. El tema destacado es el resultado del partido de hoy. Puedo leer de todo un poco: desde personas que nos ponen a parir, a otras que nos apoyan hasta el final. Intento pasar de las críticas para no deprimirme más.

Aprovecho para contestarle unos mensajes a mi hermana Ashlyn, porque me había escrito que habían pillado los billetes para venir al siguiente partido. Iba a ser una sorpresa, según mi madre, pero conociendo a mi hermana, seguro que no ha sido capaz de aguantárselo. La verdad es que, esta noticia, me ha animado un montón. Necesito verles y darles un abrazo.

De repente, escucho como la música se para y la puerta del baño se abre de par en par. Dejándome ver a una morena que lleva una de mis camisetas y una toalla enrollada en el pelo.

Es preciosa esta niña.

—Me cago en todo de verdad. Voy a poner una reclamación. Me he tenido que duchar con agua fría, porque se supone que el termo está roto y no sale agua caliente—dice cabreada mientras se quita la toalla y se peina.

—Estás muy guapa—la vacilo con una sonrisa cuando le veo los pelos de loca que me trae.

—Como no te calles, te comes el cepillo Brown—me amenaza mientras me mira desde el espejo que hay delante de la cama.

Aprovecho el momento para sacarle una foto sin que se de cuenta mientras se termina de cepillar. Luego se tira encima mía apoyando su cabeza sobre mi pecho.

—¿Necesitas hablar o estás mejor?—me pregunta mientras me da suaves caricias en mi cara.

—No es que no quiera hablarlo cielo, pero sabes como soy. Y me jode mucho el resultado. Tenemos la presión de los técnicos, de la prensa, las cámaras, entrenadores... Y, sobre todo, de la afición. Millones de ojos mirando cada paso que damos en el campo. Hay momentos en los que pienso que todo este mundo me viene muy grande y que, tal vez, no merezca estar aquí. Solo soy un crío al que le falta mucho por aprender.

Te necesito conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora