Avanzamos por la avenida, saltando de coche en coche y de portal en portal para evitar ser vistos. El hombre de la bombona de gas debe de andar por algún lado y, entre medias, nos topamos con varias personas más, algunas víctimas y otros verdugos. Observo, impotente, como un grupo de cerca de diez desquiciados unidos en manada persiguen a un pobre matrimonio hasta que los cazan. Las lágrimas se me saltan al apretar los ojos, agazapado tras una furgoneta volcada, mientras espero a que sus súplicas y gritos de dolor cesen.Los están masacrando y no puedo hacer nada. Son muchos. Demasiados.
A Su Ji se le escapa un sollozo.
—Cállate. —La queja de Nam Joon suena más alta de lo debido—. Tápate la boca.
Dos del grupo se acercan hacia donde nos encontramos y husmean en el aire, como si nos rastrearan. Me abrazo el cuerpo y rezo todo lo que se me ocurre. Tae aprieta la maza, de la que no se ha separado ni un segundo. Las siluetas se aproximan aún más. Sus pasos se me meten en los tímpanos.
—No —dice uno—. No hay más pecadores.
—¿Estás seguro? —Su acompañante se muestra dudoso—. Me ha parecido escuchar el quejido de un demonio. Parecía un alma femenina corrompida que lloraba por ser salvada.
Esa lógica da miedo. Suena a delirio y lo peor es que lo comparten entre todos. Nam Joon se tensa. La sierra, que al final ha terminado aceptando, le tiembla en el regazo.
—La zona está purificada —asegura otro—. Se siente la grandeza del juicio del Altísimo.
—Te digo que hay un alma corrompida por algún sitio.
—Va —accede una voz fuerte que parece estar al mando—. Revisa entonces.
Mierda.
El tipo se acerca. Veo por el cristal del escaparate lateral su imagen de medio lado. Se trata de un hombre alto de mediana edad y lleva una escopeta. ¡Una escopeta! ¡Joder! Me tiro contra el suelo en cuanto revisa la zona de la tienda y busco algo con lo que defenderme pero no encuentro nada. Solo tengo el martillo en el cinturón y, por descontado, de poco me va a servir.
—Cálmate —sisea Tae, que se ha tirado a mi lado—. No te preocupes.
¿Que no me preocupe? ¿Y cómo rayos quiere que... ?
Mi mente se interrumpe cuando se separa de mí y se aleja, a rastras, hasta el coche de al lado. ¿Qué hace? Desliza el mango de su maza por debajo de las ruedas. Un gato sale despedido, maullando como si estuviera gritando.
—Es un animal. —La treta funciona porque el tipo de la escopeta se da la vuelta y regresa con el grupo—. Está limpio. Prosigamos.
Creo que los pulmones están a punto de salírseme de la boca cuando se pierden avenida abajo. Madre mía. Si no tuviera TOC me lanzaría sobre Tae y le daría el abrazo más efusivo del mundo. No solo es valiente sino también inteligente. Me pregunto a qué se dedicaba antes de que esto ocurriera. Recuerdo que mencionó que había terminado la carrera.
—¿Habéis visto eso? —Nam Joon ahoga una exclamación—. ¡Se están organizando! ¡Esos locos asesinos se están asociando! ¿Qué vamos a hacer?
—Intentar que no nos cojan, obvio. —Su Ji entrecierra los ojos; ya no parece tan dócil con él y sí mucho más agresiva—. Vaya pregunta más tonta.
—Espera, ¿me estás llamando ignorante?
—No lo sé, ¿lo he hecho?
Ya están otra vez.
Desvío la atención de nuevo a Tae. Se ha adelantado unos metros y parecer analizar el camino que tenemos por delante y que luce solitario e intimidante. Le observo agacharse e inspeccionar los cuerpos caídos, en busca de algo de utilidad.
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APOCALYPSE 《TaeKook》 [#PGP2024]
Horror❝ La cordura es la perdición del mundo ❞. Jung Kook padece TOC y para él no es sencillo adaptarse a una sociedad que le tacha de excéntrico y loco pese a sus continuos esfuerzos por mejorar e intentar integrarse. Sin embargo, cuando serie de extrañ...