La escalinata está sumida en un silencio sepulcral. Apenas se ve nada y el frío que nos rodea me hace tiritar mientras Yoon Gi alumbra con la linterna los escalones por los que descendemos. Sin embargo, no escucho risas ni tampoco susurros. No percibo esa sensación gélida dentro de los huesos ni ninguna presencia anormal. Solo siento vacío. Y tensión. Una increíble tensión.Llegamos al sótano uno. La luz se centra sobre la puerta de acceso.
—Joder. —Yoon Gi forcejea con el pomo—. Maldita sea—. Introduce en la rendija un alambre y lo mueve en círculos, tratando de encajarlo, hasta que se le rompe—. Mira que le dije a esos cabrones de la quinta que no le pusieran llave a los garajes. Nos toca seguir bajando.
—Entonces, ¿tu fantástico plan de supervivencia consiste en ir a tientas y analizar todas las subplatas por si Dios se ha apiadado de nuestras almas y ha decidido ofrecernos una salida?
Nam Joon, que ha ocupado el lugar de Lee en la expedición a fin de que éste pueda quedarse junto a su novio moribundo, aprieta el mango del martillo. Se ofreció a salir porque es muy buena persona pero está más histérico todavía que yo.
—No me jodas. —Su protesta se hace notar mientras continuamos—. Esto parece un maldito centro comercial de esos que son como palacios, con miles de accesos por todas partes y, por lo tanto, peligros.
Yoon Gi no responde. Se limita a seguir probando puertas pero todas están cerradas y, a medida que descendemos, el ambiente va tornando cada vez más oscuro y también más helado. La sensación de abandono hiela la sangre. Da miedo.
Pasamos por el quinto garaje. Por descontado, tampoco podemos entrar. Ya solo nos queda uno más antes de replantearnos alternativas pero, ¿qué alternativas? ¿La zona del tanque de agua de emergencia? Allí no habrá nada. ¿Los conductos de ventilación quizás? Levanto la vista hacia el techo, en busca de las rejillas. Parece haber bastantes. Como es lógico, un edificio de lujo debe contar con unos conductos extensos que permitan filtrar bien el aire aunque...
¡Ay, madre!
Por no fijarme por dónde voy, el pie me patina en el último tramo y pierdo el equilibrio. No me caigo solo porque Tae, que camina justo detrás de mí, me abraza por la espalda.
—¿Estás bien? —Su susurro se me cuela en el oído—. ¿Te has lastimado?
—No... —El corazón se me sube a la garganta—. Gra...
La palabra se me queda a medias. La linterna de Yoon Gi nos muestra que acabo de resbalarme por culpa de un líquido oscuro plagada de trocitos blancos y amarillos que se extiende por los escalones, en un hilo similar a un arroyo. Un arroyo de sangre medio coagulada que, además, apesta a óxido.
—¡La madre que me parió! —Nam Joon se lleva las manos a la cabeza— ¡Pero qué mierdas es esto!
Se me corta la respiración. Son trozos de intestinos, grasa y vísceras. Una hilera de vísceras que sigue el rumbo al que nos dirigimos. Dios mío. Nunca me acostumbraré a este tipo de cosas. Da igual las veces que las vea. Es demasiado para mí.
—Cállate la boca, Nam, mierda. —Yoon Gi le planta la luz en la cara—. Vas a delatar nuestra presencia.
—¡Pero no te das cuenta de lo que...!
Le vuelve a alumbrar una, dos y tres veces más hasta que el ex novio de Su Ji resopla y se muerde el labio.
—Solo no lo mires. —El tono de Tae suena tan firme como siempre—. Mantén los ojos en la pared. —Su aliento regresa a mi oreja—. Tu tampoco te fijes, peque.
Me encantaría no hacerlo pero caminar a tientas no es tarea fácil y, aunque me esfuerzo, no puedo evitar reparar en que los órganos han dejado paso a dedos, orejas, ojos y después a extremidades cortadas y cabezas. Cabezas de los empleados del lugar.
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APOCALYPSE 《TaeKook》 [#PGP2024]
Horreur❝ La cordura es la perdición del mundo ❞. Jung Kook padece TOC y para él no es sencillo adaptarse a una sociedad que le tacha de excéntrico y loco pese a sus continuos esfuerzos por mejorar e intentar integrarse. Sin embargo, cuando serie de extrañ...