El edificio de enfrente está en llamas. Una multitud de personas se agolpa en las ventanas, clamando desesperadas por un auxilio que no se producirá porque en las calles reina un pánico absoluto. La policía va de un lado a otro como si estuviera loca, un camión de bomberos hace trompos con la clara intención de atropellar peatones y la gente se empuja, se golpea y se tira al suelo. Los más privilegiados consiguen refugiarse en los portales de los complejos de oficinas y bancos, otros invaden los carriles de circulación sin mirar y generan al paso un impresionante caos de frenazos y colisiones, y no faltan los que simplemente intentan abrirse paso en las aceras a culquier precio.Dios mío. No puedo creerlo. Jamás hubiera imaginado que vería algo así.
—Qué está...
Las piernas se me aflojan. El calor del ambiente que se mezcla con el humo y la tensión deseperada de la gente me resulta insoportable. Me falta el aire. Creo que me voy a desmayar.
—¿Qué es esto? —consigo decir.
—Parece un castigo hacia la humanidad.
La respuesta de Tae Hyung me llega lejana, eclipsada por la ensordecedora marabunta de gritos, aullidos y súplicas. Se ha adelantado hasta el borde de la acera y sus ojos se mueven por entre las llamas.
—¿Crees en Dios, chiquitín?
Hace tiempo lo hacía. Perdí gran parte de eso que llaman Fe cuando empecé con el TOC.
—A veces.
—A los cristianos les encanta el tema del Apocalipsis y el Juicio Final, donde los ángeles bajan del cielo a limpiar el mundo del pecado. —Me mira—. Viendo esto seguro que nos dirían que las trompetas de la destrucción han empezado a sonar. —Y añade—: Mi padre lo diría.
Me avergüenza reconocer que no tengo ni idea de qué es eso de las trompetas pero, cuando estoy a punto de preguntarle, una mujer con una brecha en la frente y la cara empapada en sangre se me atraviesa y me da un empujón. Me tambaleo hacia atrás. Choco con alguien más grande que yo.
—Siempre quise hacer esto.
¡No! ¡Maldición! Unas manos fuertes se me clavan en los brazos como dos pinzas de acero y me aprisionan.
—Enorgullécete de ser bendecido.
Me remuevo, hago palanca y echo el cuerpo hacia delante pero no consigo soltarme. Un aliento caliente que huele a óxido me tapona la nariz. El corazón se me pone a mil por hora. Es el caníbal del estacionamiento. ¿Por qué me he tenido que quedar quieto y ponérselo tan fácil? ¡Pero mira que soy estúpido!
—Te salvarás —sisea—. Tendrás la suerte de liberarte y, de paso, yo me lo pasaré muy bien.
Intento pegarle una patada pero lo tengo demasiado pegado y solo consigo darle con el talón. No se mueve. ¿Qué hago? ¡Qué hago!
Siento dolor en el hombro, un pinchazo fuerte que me genera una descarga eléctrica que baja hasta la muñeca y que me obliga a morderme el carrillo para no gritar. Tae Hyung corre hacia mí pero el estudiante desquiciado aparece por el otro lado y le empuja contra la calzada justo cuando un coche blanco invade la acera y se lanza calle abajo.
Ay, Dios. Viene hacia nosotros. Creo que nos va a atropellar. ¡Nos va a atropellar!
Los pinchazos en la piel se multiplican. Me arden como brasas pero, con todo y con eso, me arrastro hacia la farola de la derecha. Siento el líquido caliente resbalarme por el brazo. Estoy sangrado porque ese loco me está mordiendo pero no me detengo. Necesito algo duro. ¡Vamos, vamos, vamos! Un poco más. Solo un poco más.
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APOCALYPSE 《TaeKook》 [#PGP2024]
Horor❝ La cordura es la perdición del mundo ❞. Jung Kook padece TOC y para él no es sencillo adaptarse a una sociedad que le tacha de excéntrico y loco pese a sus continuos esfuerzos por mejorar e intentar integrarse. Sin embargo, cuando serie de extrañ...