23 | Bucle de compulsión

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Me... Han... Dado...

¡Que me han tocado!

¡Oh, no! ¡No!

Vuelo al lavadero, que, por suerte para mí, está cerca y luce desierto, dejo caer el gel sellador en la pila de la ropa y meto la cabeza bajo el chorro de la manguera que vierte el agua en el barreño sobre el que se frotan las prendas.

Cojo aire y dejo que mis lágrimas se fundan con el frescor del líquido pero no me siento mejor. Tomo el jabón. Me lavo las manos. No, no es suficiente. Me froto con fuerza los brazos y después el cuello, la cara y el pelo. La corriente se tiñe de rojo. Es la sangre de la incursión en el estacionamiento. Estoy sucísimo.

Repito la operación. Una vez. Dos veces. Tres. Cuatro. Cinco.

¡Malditas infecciones!

Me aclaro y vuelvo a lavarme, sin atender al charco que estoy formando en el suelo. Seis. Siete. Ocho. Nueve. Diez.

Me viene a la cabeza que la séptima trompeta está a punto de sonar. La cita de Joel sobre la la niebla que hará que el mundo sea un horror aún mayor de lo que ya es. Las palabras de San Juan sobre los muertos vivientes. A los Hijos de la Nueva Era en ese peregrinaje por Psiquiatría en busca de, como expuso Yoon Gi, aquel que ve lo que los demás no pueden ver.

¿Acaso soy yo? ¿Se trata de mí?

Suena absurdo y, sin embargo, Yoon Gi lo cree. Por eso quiere mi ayuda. Piensa que les puedo guiar. Que puedo salvarlos. Pero, claro, desconoce hasta qué punto tengo las tuercas del cerebro rotas. ¿Cómo voy a ayudar yo a nadie si ni siquiera soy capaz de parar de lavarme? 

Once. Doce. Trece. Catorce. ¡Sigo contaminado!

¿Y Jimin? ¿Qué voy a hacer para que no se sienta mal? ¿Será cierto que Tae se cansará de mí? ¿Le decepcionaré? Hasta hace un rato me sentía tan resuelto a estar con él... ¿Me dejará? Dijo que no le importaba mi TOC. ¿Puede cambiar de opinión? Obvio. Puede.

Quince. Dieciséis. Diecisiete. Dieciocho.

A lo lejos, los lamentos y las peleas continúan pero ya no atiendo a ellas. Estoy demasiado concentrado en el jabón y en darle vueltas a mis preocupaciones amontonadas. La última trompeta. La gente muriendo sin razón. Yoon Gi pidiéndome ayuda. Jimin enfadado. Mi TOC. El miedo a que Tae me abandone.

Me duelen las manos de tanto tallar. No me detengo. Sigo contaminado. Las bacterias amenazan mi integridad y mi salud.

Diecinueve. Vein...

—Fija tu atención en las burbujas.

Un agarre firme en las muñecas detiene mi desenfrenada limpieza. Por entre medias del velo de agua que me nubla la visión distingo a Tae al otro lado del barreño. Se ha quitado toda la suciedad de encima, su cabello claro luce desordenado pero limpio y lleva una camiseta amarilla que le queda grande.

—Venga, peque, respira —me indica—. Has entrado en un bucle de compulsión pero puedes salir.

—No...

Trato de zafarme de su agarre. Necesito seguir frotando y lo necesito ya. ¡Ya!

—¡No! Déjame! —Sollozo—. ¡Suéltame!

No lo hace. ¡Pero por qué no lo hace!

—¡Me vas a contagiar tus bacterias!

—Y tu a mí las tuyas pero es lo que hay —responde—. Coje aire. Di STOP.

El corazón me palpita en las sienes. Me falta el aire. Siento que me estoy mareando. Necesito más jabón. ¡Estoy sucio! ¡Me tengo que lavar!

—STOP. —Tae repite la instrucción—. Si no puedes relajarte mirando el jabón, fija la vista en algún otro punto que te resulte interesante.

APOCALYPSE 《TaeKook》 [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora