12.

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Agustín cerró los ojos y los abrió lentamente, tan lento que incluso sintió los ojos arderle. Suspiro por última vez antes de voltear hacia la ventana donde se veía el estacionamiento trasero.

Ahí estaba Marcos, era rara la vez que lo veía en ese lugar porque por lo general estaba, o en su oficina, o dando clases.

Lo vio recargado en su auto, con los brazos cruzados y vistiendo ese traje color vino sin saco, la camisa con los dos primeros botones desabrochados y las mangas que llegaban más arriba de los codos dejando ver sus brazos fuertes.

Marcos era un hombre de ensueño, ahora entendía porque siempre recibía invitación a citas por parte de las secretarias, o incluso de las profesoras.

Hizo una mueca de asco al imaginar a su novio con las profesoras. Esas viejas no se le haría raro que le dijeran que eran mayor que el profesor de Literatura.

Finalmente vio al castaño voltear hacia él, y guiñarle un ojo antes de caminar a la entrada del instituto. Marcos se había generado algunos pequeños problemas por eso, decían que él cómo profesor era muy coqueto. Que hacía ese tipo de actos para volver loco a todo aquel que lo viera, pero no, Marcos no lo hacía con esa intención, porque siempre que lo hacía era para él.

Volvió a suspirar y volvió su vista al pizarrón donde el profesor de biología seguía anotando cosas sin sentido para él.

Cuando el timbre de cambio de hora sonó, tanto Agustín como Luca y Maxi se levantaron para ir a la cafetería. Tenían diez minutos siempre en cada cambio, ¿para qué? Realmente no lo sabía, pero debía sacar ventaja de eso y si lo hacían era para comprar comida.

Además, la clase siguiente era con Marcos, él siempre los dejaba comer en el salón, aunque había un reglamento pegado en la pared donde se prohibía hacer eso. Por eso Marcos siempre sería el favorito de todos los alumnos.

Cuando los tres salieron del salón y caminaron por los pasillos se detuvieron cuando vieron al profesor rodeado de, desgraciadamente, las secretarias.

Él lo entendía, de verdad que sí, entendía que Marcos robaba suspiros a la mayoría, incluso entendió cuando encontró en Instagram una página de seguidoras de él, obvio que eran alumnas del colegio. Pero estas acosándolo ya era otra cosa, y más si eran entre siete mujeres urgidas de atención.

Finalmente puso los ojos en blanco y se acercó, "discretamente" a donde estaba el castaño, seguido de sus dos amigos que solo trataban de no reír por los celoso que podía ser su Agus.

Cuando Agustín pasó al lado de su novio y las secretarias, se paró por dos simples segundos llamando la atención del mayor, volteo a verlo y volteó la cara de inmediato yéndose del lugar con orgullo.

— Lo siento señoritas — Marcos les sonrió con amabilidad — pero tengo pareja.

Ellas se quejaron al ser rechazadas mientras el profesor salía de entre su círculo.

— Agustín — Caminó rápido llamando su atención, pero Agustín no volteó y eso solo hizo a Marcos negar con la cabeza y virar los ojos.

— Alumno Guardis para usted, profesor — Contestó con mala gana, dio media vuelta y de inmediato chocó con el pecho de su profesor.

Tenía la suerte de ser los únicos en el pasillo, ya que, las siete mujeres se habían ido resignadas.

— Tal parece que esta muy ocupado con sus amigas, así que...

— Lo espero en mi oficina en la hora de salida, joven Guardis.

Agustín se cruzó de brazos cuando vio a Marcos irse sin decir nada más.

𝙿𝚁𝙾𝙵𝙴𝚂𝙾𝚁 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora