16

335 26 13
                                    

Sábado por la tarde, era un día tranquilo, su padre veía televisión en la sala de estar, su madre regaba las plantas en el jardín trasero y su hermano mayor estaba en entrenamiento de fútbol.

La noche anterior, después de rechazar a Marcos y sus besos, habían hablado de lo que pasaría en su futuro. Se querían, y no dejarían que, por un simple chisme, que, si resultó ser cierto, todo se echara a perder. Se negaban los dos rotundamente.

¿Obsesión?, llámenlo como quieran, pero cuando dos personas se quieren de verdad, y no pueden estar juntos por cualquier razón aún más por una amenaza y no por gusto propio, suelen aferrarse tanto que a veces puede doler más de lo normal.

Pero eso no les importaba.

Agustín dejó de lado sus libros de inglés cuando escuchó el timbre sonar y segundos después a su padre gritarle desde abajo. Se levantó desganado sabiendo que eran Luca y Maxi, ya les había dicho muchas veces que incluso no era necesario tocar la puerta, podían entrar sin permiso porque ya eran considerados familia.

Pero fue una sorpresa para el cuando su padre se encontraba con Joaquín en la puerta.

Frunció el ceño y de inmediato la ansiedad le recorrió los dedos de las manos.

— ¿Qué pasa? — habló, aún con su padre ahí.

Joaquín apuntó al señor Guardis con la mirada de mala manera y Agustín viró los ojos saliendo de la casa y cerrando la puerta, escuchando el grito de su padre diciéndole que estaría en el jardín con su madre y que le gritara si pasaba algo.

— ¿Qué queres? — volvió a preguntar cuando se aseguro que su padre si entró al patio trasero cerrando las puertas corredizas.

— ¿Qué quiero? — Contestó rudo — ¿Cómo mierda Luca se enteró sobre lo de la plata?

Agustín frunció el ceño y se encogió de hombros.

— No lo sé, Luca sabe muchas cosas de los otros alumnos y no me las dice — mintió — Ni siquiera yo sabía que te habías robado toda esa plata.

El mayor inhalo y exhalo un par de veces, apretando dos de sus dedos en el puente de su nariz.

— ¿Agustín, sabes en el problema que tu estúpido amigo me metió?, ¿sabes todo lo que me van a hacer por eso?

— ¿Y a mi que me importa?

— Ayúdame.

Agustín soltó un "ja" mientras se cruzaba de brazos.

— ¿Qué? — preguntó incrédulo.

— Decile a Luca que diga que todo fue una simple mentira.

— No puedo hacer eso, ve y convence a Luca vos, todavía que me estás obligando a tener una relación con vos, a besarte e incluso acostarme con vos, ¿Queres que me embarre en tu mierda?

Joaquín apretó las manos en un puño y al siguiente segundo ya tenía a Agustín entre la pared de la casa y su pecho, con una de sus manos rodeando su cuello y apretándolo.

— ¿Queres que todos vean esas fotos? — amenazó viendo al menor ponerse rojo de la cara y fruncir más el ceño.

— Soltame — murmuró casi sin aire.

— Te lo voy a decir una última vez, Agustín Guardis.

— Joaquín...

— Decile a Luca que saque eso de mí.

Antes de que Joaquín pudiera volver a hablar ya se encontraba en el suelo al ser empujado con fuerza al igual que Agustín hincado tratando de recuperar un poco la respiración.

𝙿𝚁𝙾𝙵𝙴𝚂𝙾𝚁 ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora