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Quince días habían pasado desde la ruptura, eran las doce de la noche y Rumi se encontraba usando el móvil en su habitación cuando de pronto el blondo entrá en ella con su pijama puesta y los ojitos llorosos,
-"R-rumi no puedo dormir ¿M-me abrazas?"-
La peliblanca levantó la manta y estiró sus brazos,
-"Ven aquí"-
El pequeño cuerpo del rubio se coló contre las cobijas y se aferró a su mejor amiga mientras dejaba escapar sollozos ahogados,
-"¿Qué puedo hacer, además de abrazarte, para qué te sientas mejor?"-
-"¿Por qué no me cree? Y-yo solo quiero abrazarte"-
-"Puedes abrazarme todo lo que quieras durante el tiempo que quieras. Nunca te dejaré solo. Ahora ¿Quieres qué te cante una canción de cuna? Como cuando éramos pequeñitos"-
Intento animar la morena haciéndole cosquillas en las axilas a lo que él soltó una pequeña risita y de acurrucó más en ella, secando sus lágrimas con su pijama asintió levemente.
Pasados quince minutos el de ojos dorados estaba más tranquilo, aún así su estado de ánimo seguía siendo inestable.
-"Te quiero Rumi"-
Sintió los pucheros contra su pecho y no pudo evitar sonreír, acariciando su cabecita le respondió:
-"Yo también te quiero. Siempre estaré aquí para ti. Siempre"-
-"M-mañana intentaré hablar con Enji-San"-
La mayor tomó la cara contraria y lo miró a los ojos,
-"Keigo no tienes que estar rogando por él, no hiciste nada malo"-
-"P-pero tu no entiendes Rumi, yo... Yo lo amo"- nuevamente quebró en llanto siendo consolado por su amiga, hasta finalmente quedar dormido.
-"¿Incluso lloras mientras duermes?"- Limpio las lágrimas de su mejilla y besó su frente.
Preocupada por la dependencia emocional y el apego que su hermanito desarrollaba hacia los demás.

Allí estaba, frente al edificio, con dos grandes ojeras bajo sus bonitos ojos dorados, su delicada y suave piel levemente deshidratada por el llanto y sus labios despellejados de tanto morderlos por la ansiedad que estaba teniendo

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Allí estaba, frente al edificio, con dos grandes ojeras bajo sus bonitos ojos dorados, su delicada y suave piel levemente deshidratada por el llanto y sus labios despellejados de tanto morderlos por la ansiedad que estaba teniendo.
Camina hacía el interior, sintiendo que sus piernas tiemblan y su corazón late más rápido de lo normal. Tiene las palmas de las manos sudorosas y la cara enrojecida como si acabara de hacer algo mal, siente un nudo en la garganta, como si estuviera a punto de vomitar. *¿Me escuchará?* Se preguntaba tratando de contener las lágrimas y mantener la compostura, subió al ascensor con el miedo de romper en llanto al intentar hablar.
Se dirige dentro del el estudio y llama a la puerta, se siente débil. Sus manitas tiemblan como la primera vez que lo conoció, y comienza a recordar todos los eventos que lo llevaron de regreso a ese lugar. Su corazón late pesadamente, hasta que su martirio interior es interrumpido por la secretaria.
-"No puede estar aquí"-
Sintió que su pulso se aceleraba nuevamente cuando la voz lo sorprendió, dejándolo en silencio por unos segundos. Podía sentir su rostro enrojecerse y sus ojos llenarse de lágrimas. *¿Por qué no puedo mantener la calma? ¿Por qué mi mente se queda en blanco cuando estoy bajo presión?* No paraba de preguntarse. Se susurró a sí mismo: *"¡Necesito mantenerme fuerte!"* pero su cuerpo es no escuchó.
Su voz comenzó a temblar un poco, y las lágrimas cayeron por su rostro.
-"S-solo necesito hablar con Enji durante unos minutos. Por favor"-
-"No puedo dejarlo pasar sin su consentimiento, le informaré que usted está aquí, puede sentarse si desea"-
Limpió las lágrimas lo mejor que pudo, miró a la secretaria y habló con voz temblorosa:
-"P-por favor, dígale que Keigo está aquí... Esperaré afuera... Por favor"- Le dijo haciendo todo lo posible por no romperse.
Se sentía como un niño pequeño.
Mirá fijamente como la mujer se va y las lágrimas corren por su rostro, sus piernas tiemblan debido a los nervios que siente. Se sienta en el sitio más cercano mientras el corazón le late con fuerza en el pecho, a punto de estallar. *Por favor Dios, que me deje entrar*  piensa para sí mismo repetidamente, el reloj en el vestíbulo se siente como si estuviera retrocediendo, y el de su muñeca como si congelado en el tiempo.
Cinco minutos después pudo ver al pelirrojo que tanto había extrañado, con la mirada sería y los brazos cruzados se paró frente a él.
-"¿Qué quieres?"-
Sus ojos se abren con sorpresa cuando lo ve mirarlo fijamente, su corazón seguía acelerado y su respiración pesada, sintió su visión girar nuevamente debido a la intensidad de la mirada. Su rostro se pone rojo, y apenas logra hablar. -"Vine a verte"-
-"Te luciste, a decir verdad pensé que vendrías antes a molestarme, pero lo bueno es que me diste tiempo de pensar y te daré otra oportunidad"-
Los ojitos de Keigo se abrieron enormemente de la incredulidad,
-"¿D-de verdad?"-
El mayor se dirigió hacia su oficina con el rubio detrás mientras decía,
-"Tengo un trato para ti, más tarde hablaré de ello"-
El rubio se seco las lágrimas, una pequeña sonrisa se formó en su carita y corrió hacia el mayor abrazándolo por la espalda -"¿Estás seguro? ¿De verdad vas a dejarme volver?"-
Enji lo aparto y chasqueando lengua,
-"Si pero no te confundas, deja de ser tan pegajoso"-

Entraron a la oficina donde el mayor trabajaba durante varias horas, el blondo detrás de él con nerviosismo, tras cerrar la puerta fue jalado con fuerza por el contrario y puesto de rodillas en el suelo,
-"P-pero Enji-Sa...."-
Se desabrochó el pantalón sin dejarlo terminar de hablar, ya sabes que hacer.
-"P-pero pensé qu..."- respondió, lágrimas amenazaban con salir de sus ojos y sus manos temblaban, sin embargo tragó saliva y comenzó a bajar los pantalones contrarios, en su inocente mente creía que después de esto volverían a ser la pareja feliz que fueron antes.
Comenzó a tocar con nerviosismo viendo cómo rápidamente el mayor entraba en clímax, aunque algo confundido siguó haciendo lo que el mayor le pedía, su cuerpecito temblaba violentamente,
-"Ahh, ahhh"- el mayor lo tomo del cabello y las mejillas abriendo su boca y metiendo su intimidad dentro de la cavidad bucal, haciéndolo soltar varias arcadas.

Tras acabar el pelirrojo, le tendió la tarjeta que anteriormente le había pertenecido, y añadió,-"Vete te llamaré cuando quiera verte"--"¿Q-quieres que me vaya?"--"¿No estoy siendo claro? Te envío un mensaje cuando quiera verte para que estés list...

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Tras acabar el pelirrojo, le tendió la tarjeta que anteriormente le había pertenecido, y añadió,
-"Vete te llamaré cuando quiera verte"-
-"¿Q-quieres que me vaya?"-
-"¿No estoy siendo claro? Te envío un mensaje cuando quiera verte para que estés listo, puedes usar la tarjeta para pagar el hotel donde nos veamos y para tus gastos"-
Su sonrisa desaparece de su rostro,
-"P-pensé que me dejarías quedarme contigo"-
-"No confundas mi perdón con debilidad. Sé lo que quiero, a ti te gusta mi dinero, a mi tu cuerpo, así que olvidemos las tonterías, vete"-
Ante estas palabras el nudo en la garganta del rubio volvió a formarse y las lágrimas salían sin poder ser contenidas, pero no dijo nada, en su cabeza no daba crédito a lo que estaba sucediendo, así que salió de allí, empezó a caminar de regreso a su apartamento,  lágrimas rodando por sus mejillas, y el sentimiento de vacío apoderándose de su ser.

My boy(EndeHawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora