••Keigo es bonito y muy mimado.
Enji adora mimarlo••
Enji a sus cuarenta y cinco años está completamente feliz en mantener una relación amorosa con un jóven de veintidós, a pesar de que sus hijos vean esto con mala cara por la diferencia de edades...
Un año había pasado desde que la tragedia había golpeado a la familia. Keigo había logrado cumplir su sueño de publicar su manga, lo cual lo había llevado a trabajar intensamente en el estudio con Enji. Las discusiones en cuanto a su relación eran mínimas, y su felicidad era palpable. Sin embargo, Natsuo aún no podía perdonar a su padre, lo cual se había convertido en una carga emocional para la pareja.
Reí había sido dada de alta del hospital y se había mudado con ella. No había asistido a su boda, ni visitaba a su padre. Era un recordatorio constante de que no lo había perdonado.
Shoto encontró el amor en Bakugo, su compañero de clases. Nunca les había hablado sobre su relación, hasta el día en que el rubio y el pelirrojo los sorprendieron besándose en el sofá del salón. Él padre de Shoto había tenido una charla con él y lo había entendido, pero aún se avergonzaba al admitirlo.
Fuyumi y Rumi estaban viviendo juntas y tenían grandes planes para su futuro. Ambas trabajaban y estudiaban, pero eran felices. Sin embargo, la tragedia aún los perseguía y la familia nunca podría recuperarse por completo.
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-"Enji-San no podemos hacerlo ahora, Shoto y su novio vendrán a cenar pronto"- El ceño del mayor se frunció ante la mención de la nueva pareja de su hijo menor, aún no lo conocía, pero ya lo odiaba. -"Tsk... Ese mocoso seguro se queiere aprovechar de Shoto"- El rubio acarició el rostro de su pareja y dejó un suave beso en su mejilla, -"No seas celoso, vamos a cambiarnos"- Pero al parecer el pelirrojo no estaba de acuerdo ya que sostuvo la cintura de su pequeño novio, agarrándolo con fuerza lo hizo ponerse de rodillas sobre la cama, el más alto estaba parado a un lado de está y cuando el rubio vio a su esposo quitarse la toalla que envolvía su cintura tragó en seco. -"Vamos a aprovechar estos treinta minutos pajarito"- Su palpitante y grande erección se acercó a la cara del de orbes ámbar, y el pelirrojo no necesito decir más cuando su bonito chico estaba lamiendo delicadamente su miembro, duro y grueso. -"Ahhh, Keigo"- Jadeó el mayor acariciando la espalda expuesta del rubio mientras su mano bajaba hacía el trasero, dejando caer la toalla contraria, el culo del más bajo estaba expuesto, mientras sus delicados labios envolvían lentamente la polla de su prometido. -"Mmghh ugh E-enji-San"- Gimió el menor al sentir una nalgada en su trasero y notar cómo las fuertes y grandes manos contrarias masajeaban sus glúteos. El más alto empujó sus caderas haciendo ingresar su miembro más dentro de la cálida cavidad bucal del más pequeño, provocándole arcadas, sus ojitos lagrimeaban y su cuerpo se contraía levemente, mientras el pelirrojo seguía estimulando su trasero, tocando sus nalgas, y sus muslos, dejando marcas rojizas debido a su fuerte y áspero tacto, sin embargó el menor tocó el cielo cuando dos dedos fueron intoducidos en su entrada, haciéndolo sollozar de placer, gemidos que fueron ahogados por la gruesa polla contraria maltratando su garganta.
Las piernas del más bajo temblaban, mientras su boca era penetrada por la enorme erección de su amado, mientras los dedos del mismo se metían dentro de su ano, estimulando su punto G al máximo, los fuertes jadeos y arcadas resonaban en toda la habitación, mientras escurrían los fluidos de su pareja mezclados con su saliva, sintió su cuerpo contraerse, y sabía lo que se venía, así que empujó sus nalgas hacia atrás, desesperado por el tacto, se corrió fuertemente, manchando la cama, su entrada apretaron los dedos contrarios y el gemido sonoro que salió de su garganta estimuló al máximo el pene del mayor, quien estaba a punto de llegar al climax. Con su pequeño novio hecho un desastre sacó sus dedos de su interior y sostuvo la cabecita contraria, embistiendo fuerte y duro la garganta hasta liberar su escencia dentro de la misma.
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Querido hijo, te escribo esta carta para contarte lo mucho que lo siento por haber sido un padre tan terrible para ti. Desde que te fuiste, he hecho mi mayor esfuerzo para vivir una vida tranquila, pero la culpa de mis errores pasados me carcome. Si pudiera, daría cualquier cosa por cambiar lo sucedido y corregir mis fallos. Debería haberme dado cuenta de que necesitabas ayuda y apoyo, pero en lugar de eso te lastimé, te fallé de una manera imposible de perdonar. Siempre fuiste un chico rebelde, con una gran sensibilidad que nunca logré comprender totalmente. Hoy, todos estamos reunidos en la mesa pero faltas tú. Natsuo tampoco se ha presentado aún no ha podido perdonarme, y lo entiendo, me odia por lo que les causé en el pasado. Pero dicen que le está yendo bien, vive con tu mamá y tiene una novia, se parece mucho a mí. Por eso estoy seguro de que no será fácil perdonarme. Fuyumi está feliz con Rumi, han decidido formalizar, viven juntas, con una relación muy saludable. Tu hermano menor Shoto también ha encontrado a alguien especial, sólo espero que esa persona no sea un idiota y le haga daño como yo lo hice a Keigo en el pasado. Siempre te amaremos y pensamos en ti, espero con todo mi corazón que puedas perdonarme.
