Me acuesto en la cama mirando al techo. Mi corazón está lleno y pesado. Intento dormir, pero no puedo dejar de pensar en Enzo
Aunque es la mitad de la noche, no puedo quedarme en esta cama ni un segundo más. Me siento y muevo mis piernas a un lado. Estoy adolorido porque Enzo me tomó, pero el placer que me dio superó diez veces el dolor. Mi cuerpo se había ajustado y abierto para él, como si supiera que estábamos destinados a ser uno. El recuerdo envía un destello de calor a través de mí.
Me levanto de la cama y voy en busca de algo que ponerme, porque no hay manera de que me vuelva a dormir mientras Enzo está ahí fuera poniéndose en peligro.
Es una espada de doble filo. No quería que se fuera, pero sabía que tenía que hacerlo. Es la única manera, y es como nuestras familias se encargan de las cosas. No hay forma de detenerlo, y al final, nos mantendrá a salvo. A Kevin también.
Debería ir a buscarlo, asegurarme de que no se está metiendo en algo. Tiende a ser imprudente a veces. El hecho de que apareciera aquí para empezar sólo refuerza el hecho de que puede ser descuidado. Mi esperanza es que aprenda a no reaccionar tan rápido cuando crezca.
Hago una pausa cuando veo una pequeña pistola en la mesita de noche. No recuerdo que haya estado allí antes. Creo que lo habría notado, pero como estaba ocupado en otras actividades, puede que me la haya perdido. Cuando mi espalda se golpeó contra la cama, toda mi atención se centró en mi marido. Me permití olvidarme de todo lo demás por un tiempo. Sin pena, sin dolor, sólo nosotros. Pero ahora el mundo se vuelve a enfocar de nuevo.
Dejó un arma para mí.
La alcanzo y la tomo. He crecido con ellas alrededor, pero extrañamente, nunca he tocado una antes. Se supone que los principes de la mafia no deben saber cómo manejar un arma. Pero las he visto por ahí y sé cómo funcionan. Es sólo que nadie ha puesto nunca una en mi mano. No hasta Enzo. Ya sea que este aquí o no, se ha asegurado con los hombres de la puerta y esta arma de que yo esté protegido. Un sentimiento cálido corre a través de mí al nivel de preocupación que él tiene por mí. No sé por qué me sorprende que se esfuerce tanto por protegerme. Me ha dicho tantas veces desde que nos conocimos que soy su rey. Llevo el arma conmigo mientras me dirijo hacia el armario. Es entonces cuando me doy cuenta de que no tengo ropa aquí.
Coloco el arma en la isla en el vestidor gigante. Parece que un lado ya ha sido completamente despejado para mí. Mis dedos rozan la fila de ropa de Enzo hasta que encuentro una camisa que me gusta. Es una simple camisa blanca con botones. Me la llevo a la nariz para ver si puedo oler el aroma de mi esposo en ella. Sí. Me reconforta, y la deslizo sobre mi cabeza antes de agarrar el arma y volver al dormitorio. Encuentro ropa interior en el suelo. Me las pongo cuando entro al baño para tratar de hacerme ver algo presentable antes de ir a vagar por mi nueva casa.
Llamo a la puerta antes de abrirla sabiendo que hay dos hombres ahí fuera, protegiéndola con sus vidas.
-Voy a abrir la puerta-les digo mientras la abro.
Un guardia se vuelve hacia mí mientras el otro vigila el pasillo. Los ojos del guardia me miran y luego me miran a la cara. Es entonces cuando me doy cuenta de que no tengo el valor necesario para salir con la camisa de Enzo delante de sus hombres.
-¿Necesita algo, Sr. Fernández?-sus ojos ya no están ni siquiera en mí, sino que están enfocados en algo que está detrás de mí.
-No. Ya vuelvo-digo mientras retrocedo y cierro la puerta en su cara.
Mis mejillas se calientan de vergüenza mientras camino de regreso al armario para tratar de encontrar algo de ropa deportiva o algo para ponerme. Espero que mi nuevo esposo tenga algunas. Enzo Fernández no parece ser del tipo que usa ropa informal. Parece que nació para usar un traje. Así que no tengo muchas esperanzas de encontrar algo útil, pero lo compruebo de todas formas. No tengo suerte. Me miro en el espejo. La camisa me llega hasta los muslos. Es lo suficiente larga para usar. Eso es lo razono conmigo mismo antes de decidirme a decir al diablo con el. que
ESTÁS LEYENDO
Rey! « ᴇɴᴢᴜʟɪᴀɴ
FanficSabía que mi padre iba a venderme. Un novio se ofrecía para forzar una alianza o para sellar un trato. Aún así, me aferré a la esperaba de vivir libre de las familias. Pero cuando me entregan a Erling Haaland, me doy cuenta de mis delgados sueños de...