Capítulo 11

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Tal como lo planeo se levantó lo suficientemente temprano para asegurarse de que Peat aún no haya despertado, se vistió de manera informal y salió en busca de una florería donde encargo un enorme ramo de rosas blancas y mientras lo tenía listo, corrió hasta un restaurante para pedir dos desayunos ligeros, una vez tuvo todo en las manos regreso al hotel y sirvió la comida en una charola para llevarla a la habitación donde Peat paso la noche.

Acomodo las rosas en un florero y las coloco junto a la cabecera del muchacho quien apenas empezaba a despertar.

Para cuando despertó por completo el intenso aroma florar lo deleito, al girar la mirada se topó con un hermoso arreglo de rosas blancas y al enfocar un poco más se percató de la presencia de Fort con una charola entre las manos.

En un inicio su intención era ignorarlo, pero la súplica silenciosa que le dedico con la mirada termino por bajar sus defensas.

Peat: Buenos días Fort – saludo a la vez en que se sentaba al borde de la cama.

Fort: Buenos días Peat, vine a traer una ofrenda de paz, ayer me porté como un imbécil contigo, perdón por eso.

Peat: No tengo nada que perdonar, al contrario, tu perdóname por haberme ido sin ti.

Fort: Tranquilo, ven vamos a desayunar y después saldremos a dar un paseo, ¿te parece?

Peat aceptó la invitación y en efecto al concluir el desayuno Fort lo llevo hasta un hermoso lago donde había unas curiosas bancas para descansar.

Sentados uno al lado del otro no hablaban, simplemente disfrutaban de la tranquilidad del lugar, Fort había cerrado los ojos un momento cuando la brisa trajo hasta su nariz el delicado aroma del perfume de Peat, abrió los ojos y contemplo el perfil de este, vaya que, si era lindo en realidad, pero no le inspiraba más que un poco de deseo carnal, el impulso de besarlo se apodero de su mente.

Fort: Peat.

Este al atender el llamado fue sorprendido por los labios del mayor devorando con hambre los suyos, sinceramente jamás había recibido un beso igual pero aun así trato de responder imitando los movimientos ajenos lo mejor que podía.

Fort por su lado se sentía en el nirvana y el calor en su cuerpo se sentía como nunca, cuando menos se imaginó la presión en su ropa interior se hizo más difícil ignorar, recostó a Peat un poco sobre la banca y metió su mano por debajo de la camisa acariciando su suave vientre.

Peat estaba segado por el placer y las nuevas sensaciones que ahogaban su razonar, pero no lo suficiente como para hacer que se perdiera por completo pues aún estaba consciente de que están en un sitio público.

Peat: Fort, espera, nos verán... - trataba con todas sus fuerzas de quitárselo de encima, pero Fort parecía no escuchar.

Continúo golpeando sus hombros hasta que por fin Fort reacciono y al razonar lo que estaba haciendo simplemente regreso a su lugar sin ver a Peat a la cara.

Fort: Perdón Peat, no sé lo que me paso.

Sin más se puso de pie y se alejó del lugar, su mente era un lio total, estaba consciente de lo que Peat le provocaba, pero jamás se imaginó siquiera un poco que podría perder la cabeza de ese modo. Sin duda ero era demasiado peligroso, lo más sensato era mantener distancia con Peat antes de terminar haciendo una locura.

Peat se quedó observando como Fort se perdía a lo lejos, sin querer indagar de más simplemente continúo disfrutando de la vista unos minutos más hasta que recibió un mensaje de Fort donde le pedía que regresara al hotel sin él.

Así lo hizo y por desgracia así ocurrió durante el resto de su luna de miel, apenas y se topaba con él por la mañana y después desaparecía el resto del día, a partir de esto pelearon un par de veces más y tal como la primera vez Fort le daba un día de consentimiento para arreglarlo todo, a Peat no le molestaba, pero eso no quiere decir que no se sentirá mal.

El en el fondo esperaba un matrimonio tranquilo muy a pesar de saber que se trataba de un matrimonio arreglado, pero si todo sería tal como van las cosas, su matrimonio pintaba una pesadilla.




Recuerdos del corazón (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora