Capítulo 19

144 18 0
                                    

Dos meses después, Fort estaba harto de June, con todo lo del embarazo se había puesto más exigente de lo normal, despidió tres veces a los cocineros, las peleas entre ambos eran cada día, claro que June jamás abandono sus encuentros con el chofer, Fort por su lado tenía un informante que le enviaba cada fin de semana un recuento de fotografías sobre la semana de Peat, debía admitir que a pesar de que se veía un poquito más llenito el seguía viéndolo hermoso, también el tinte de su cabello estaba cayéndose bastante rápido tanto que ahora solo le quedaban las puntas teñidas de rubio, al ser testigo indirecto de ese cambio poco a poco la venda de sus ojos se desvanecía ahora ya no tenía duda, él era, es y será su primer y único amor, pero con las sorpresas llegan las decepciones también y es que tiene más que presente que Peat no quiere deshacer la "familia" que ahora tiene, por consecuencia la distancia entre ambos ahora es abismal y el todo un cobarde no se atreve a hacer más que simplemente mandar a espiarlo y protegerlo desde la distancia.

June a diferencia de ellos no sufría en absoluto, se sentía empoderada, ahora que logro echar a Peat de su casa podía lanzar órdenes a diestra y siniestra porque ahora ella la señora de la casa, le fastidiaba que las cosas no se hicieran a su modo y todo aquel que cometía el error, haciendo las cosas de diferente manera pagaba con su despido definitivo, sin derecho a liquidación, ni carta de recomendación, si era una maldita bruja pero lo que le ponía la cereza al pastel era que cada vez que se encontraba con su amante le decía lo mucho que se había enamorado de él y como le fastidiaba tener que fingir cariño por Fort, pero a pesar de todo no lo dejaría por que adoraba ver su rostro dolido cada vez que recordaba a Peat y tener la seguridad de que este también sufría le daba la felicidad que necesitaba para tener un día de maravilla.

Pero las personas malvadas jamás pueden ser felices y menos a costa de la felicidad ajena, esto lo comprendía ella cuando después de dos semanas de confesarle su "amor" a su chofer este desapareció junto con un alhajero lleno de joyas valuadas en dos millones, fue este su turno para llorar amargamente, la perdida de ser amado, pero no duro demasiado su desahogo pues a pesar de todo tenía un plan que seguir ya después mandaría a buscarlo y lo haría pagar por pisotear sus sentimientos.

Pero las personas malvadas jamás pueden ser felices y menos a costa de la felicidad ajena, esto lo comprendía ella cuando después de dos semanas de confesarle su "amor" a su chofer este desapareció junto con un alhajero lleno de joyas valuadas en ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dos meses atrás con Peat

Después de que Fort se fue el cayó en una depresión tremenda, al principio no quería comer, ni salir de su habitación, cuando lograron que bajara al comedor solo eso hacía, salía como zombi sin emoción en su rostro, ni ganas de continuar con nada, esta situación tenía muy preocupados a todos por lo que un fin de semana entre los cuatro chicos y Zee se pusieron de acuerdo para subirle el ánimo a Peat, primero lo llevarían a un restaurante de comida rápida y después a un parque de diversiones, pusieron en marcha su plan con el pensamiento más optimista que pudieran tener jamás.

La felicidad los inundo al ver que funciono, Peat recupero su hermosa sonrisa, todo marchaba normal hasta que una semana después extrañas náuseas y mareos se hicieron presentes en el, Zee teniendo sus sospechas lo llevo al hospital donde le realizaron análisis y el resultado tal y como lo temía, Peat estaba en cinta.

Trato de hablar con el de la forma más sutil posible para evitarle una nueva depresión, pero a pesar de su temor Peat tomo la noticia de maravilla, a pesar de que no tenía a Fort a su lado tendría un pedacito de el para siempre junto a él.

Gracias al cielo las náuseas no duraron demasiado, únicamente el primer mes lo incomodaron después lo que sorprendió a todos fue el increíble apetito que desarrollo, tenía varios antojos, pero para nada pedía cosas extrañas siempre eran platos comunes, pero en porciones considerables. Esto provoco que aumentara un poco de peso, un poco comparado con lo que aumentaría naturalmente en los siguientes meses.

Ese bebe le dio el empujoncito que le faltaba para logar salir adelante y renovar energías, se cuidaba para que cuando naciera estuviera sano y fuerte y que decir de las oportunidades que tenia de salir en compañía de Nanon y Copter a alguna tienda departamental para comprar todo lo necesario para el pequeño, que sí que eran bastantes cosas, Tay y Zee se habían encargado de mandar hacer una hermosa cuna y una carriola bastante practica para trasladar al bebe incluso habían contratado a alguien para que acoplara una silla infantil a todos los autos de la casa.

Sí, todos estaban emocionados con la llegada del pequeñito, pero Peat a pesar de todo aún tenía ese vacío en su pecho que no lo dejaban ser feliz 100%.

Era una mañana de viernes cuando Peat salió a dar un paseo, caminaba tranquilo por la vereda respirando el aroma de la mañana cuando de repente se sintió observado, no era la primera vez a decir verdad ya tiene algo de tiempo que se siente así, un poco nervioso camino apresurado hasta dar la vuelta a la cuadra, pero en su carrera no se dio cuenta de que alguien más caminaba en sentido contrario y no pudo evitar chocar contra él.

X: Disculpé, no lo vi.

Peat: Discúlpeme usted, estaba distraído.

X: ¿Peat?

Levanto la mirada y se encontró ni más, ni menos que con Jun quien con una sonrisa le extendía la mano para ayudarle a levantarse.

Peat: Jun, tanto sin verte.

Jun: Lo sé, tuve que regresar a China para vigilar mi empresa, por cierto, quería agradecerte por el negocio que hicimos, logre hacer crecer la empresa y mi padre me cedió la presidencia hace un mes, de hecho, regrese para agradecerte

Se acercó hasta él y le robo un beso bastante efímero pero que logro hacer a Peat templar.

Peat: Jun...

Jun: Tranquilo, es solo que no pude resistir la tentación, por cierto, tu cabello negro es hermoso, tu rostro se ve más delicado a mi parecer.

Peat no podía con el sonrojo que lo asaltaba en esos momentos por lo que simplemente agradeció el halago con la mirada gacha.

Jun: Me gustaría poder invitarte a cenas hoy.

Peat: Claro ¿en dónde nos vemos?

Jun: No no cariño, yo iré por ti solo dame tu dirección.

Peat nervioso le apunto la dirección en un trozo de papel y después de despedirse con un beso en la mejilla cada uno retomo su rumbo, Peat regreso a casa olvidándose por completo de la sensación de alguien siguiéndole.

Esa noche tal como quedaron Jun y Peat se reunieron, nuevamente su plática surgió de maravilla a esa cita le siguieron muchas más, paseos por el bosque, etc.

Cualquier lugar les resultaba cómodo para charlar y los sentimientos de Jun se desbordaban cada día más.

Recuerdos del corazón (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora