Capítulo 18

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Fort condujo por largos 20 minutos hasta la empresa de su padre, a pesar de no sonar demasiado para Fort fue una eternidad, el corazón le latía desbocado, pensaba seriamente como decirle a su padre lo que estaba ocurriendo.

Seguramente le gritaría y le echaría en su cara su incompetencia, pero lo que le daba ánimo para enfrentar todo lo que seguramente se vendría era la esperanza de tener a Peat a su lado.

Con las energías renovadas a este pensamiento camino decidido hasta la oficina de su padre, entro sin llamar encontrando a su padre ocupado analizando unos cuantos papeles.

Fort: Hola.

Mile: Fort, que sorpresa hijo, ¿Cómo esta Peat?

Fort: Hermoso.

Mile levanto la mirada topándose con algo que su vida creyó posible, su hijo tenía cara de tonto enamorado y él no podía sentirse más dichoso.

Mile: Me sorprende escucharte decir eso hijo.

Fort: Es la verdad padre, Peat es el ser más hermoso que existe y por eso mismo no quiero perderlo.

Mile: No digas tonterías hijo, ¿Cómo lo vas a perder si estas casado con él?

Fort: Voy a ser papá.

Mile: ¡Eso es perfecto!, ¿ya lo llevaste al médico?, debes vigilar que coma bien, ya me imagino a Peat con su barriguita, se verá adorable.

Fort: Papá, mi hijo no es con Peat.

Mile: ¿Pero qué carajos estas diciendo?

Fort: Tal como lo escuchas, me acosté con una mujer.

El ambiente fue perturbado por el sonido estridente de una bofetada, Mile lloraba de rabia y Fort solo mantuvo la mirada gacha.

Mile: Maldigo la hora en que acepte hacer este trato con Zee, de haber sabido que mi hijo era una vergüenza jamás hubiera hecho pasar esto al pobre Peat.

Fort: Padre, yo amo a Peat, por favor ayúdame.

Mile: ¡SILENCIO!, me decepcionas Fort, no es posible que seas tan ciego como para lastimar tan deliberadamente a un ser tan puro.

Fort: No es necesario que me lo recuerdes, estoy consciente de lo que ocurrió y quiero arreglar esto.

Justo en ese momento son interrumpidos por Zee quien avanzaba más que furioso dirigiéndole una mirada de desprecio a Fort quien ya se temía lo peor.

Zee: Mile, al encontrarme aquí a Fort espero que sea porque estas enterado de la situación si no me veré en la penosa necesidad de informarte lo que ocurre.

Mile: No es necesario Zee ya estoy enterado de todo y quiero pedirte disculpas por el comportamiento reprobatorio de mi hijo.

Fort: Señor Zee, ¿Dónde se encuentra Peat?

Zee: En el lugar del que jamás debí permitir que saliera, en su hogar.

Fort: Permítame hablar con él.

Zee: Estaría loco si permitiera eso, mi niño ya sufrió bastante por tu culpa, si esta en mis manos ahorrarle más sufrimiento no dudare ni un segundo en hacer, Mile, me siento devastado por como terminaron las cosas, lastimamos a un ser inocente por eso te pido la autorización para el divorcio.

Fort palideció, divorciarse no estaba en sus planes y no lo permitiría.

Fort: No me divorciare de Peat, necesito hablar con él.

Mile: Tú no puedes imponer nada ahora, lo único que harás es ir con esa mujer a la que embarazaste y casarte con ella, mínimo a eso responde como hombre y deja a Peat ser feliz.

Fort: ¿Pero no entiendes padre?, yo no seré feliz si no estoy a lado de Peat él es mi felicidad, solo él y nadie más.

Mile: Eso debiste pensarlo antes de cometer tantas estupideces.

Fort solo contemplo a ambos señores hablando sobre los tramites del divorcio y a su padre planeando una manera para disculparse con Peat.

Desesperadamente solo una cosa se le vino a la mente, buscar a Peat.

Ahora que estaba en su casa, solo, era la oportunidad perfecta para arreglar de una vez por todas la situación.

Con cuidado de que no se percataran de su retirada, salió de la oficina y subió a su auto para conducir a casa de su suegro, no tardo mucho cuando empezó a sonar su teléfono, era su padre seguramente quería detenerlo, pero no lo haría, el amor de su vida estaba en juego y no lo arriesgaría.

Cuando finalmente llego al jardín principal de la casa aparco frente a la entrada, pero se sorprendió de ver a Zee de pie en la puerta.

Zee: Te dije que no tenías permitido verlo.

Fort: Por favor suegro.

Zee: ¡NO ME LLAMES ASI!

Peat: ¿Papá? – salió al escuchar los gritos afuera de su casa, no se imaginaba encontrarse a Fort discutiendo con su padre - ¿Qué haces aquí Fort?

Fort: Peat te lo suplico, déjame hablar contigo.

Zee: No es necesario que lo hagas hijo, vamos entra a la casa.

Peat: No, déjame hablar con el papá.

Zee enojado lo dejo pasar y muy a su pesar permitió que ambos entraran al despacho para hablar.

Peat: ¿Qué ocurre Fort?

Fort: Primero que nada, ¿Por qué te fuiste de la casa?

Peat: ¿Tenía que quedarme?

Fort: Esa es tu casa.

Peat: No, discúlpame, pero esa casa es para tu familia y tu familia se encuentra en ella ahora mismo.

Fort: Peat... perdóname, sé que todo lo que te hice está mal, las cosas que dije, he sido un completo idiota.

Peat: Eso ya no tiene sentido ahora Fort, vas a ser papá, esa es una responsabilidad enorme, tal vez ahora quieres esto, pero te aseguro que cuando conozcas a tu hijo te enamoraras de él y todo estará bien.

Fort: Pero yo quiero mi familia contigo... - los ojos de Fort estaban inundados de dolor, veían a Peat alejarse y la impotencia de no poder frenarlo lo irritaba.

Peat: Eso ya no será posible jamás, por favor dale una vida feliz a tu hijo – se acercó y con lágrimas en los ojos lo beso, un beso que dolía demasiado y Fort solo pudo aferrarse a él con el corazón destrozado.

Fort: Quiero que recuerdes que siempre te amare, no dejare de luchar por ti, lo prometo.

Peat: Adiós – se separó de él y se dirigió a la puerta para dejarlo pasar, Fort comprendió que ya no tenía nada que hacer ahí así que derrotado salió de la casa, pensando en una y mil maneras de recuperar el amor de Peat.

Recuerdos del corazón (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora