Capitulo 19

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Estoy entrando a la habitación.

Es oscura, está echa un desastre: Hay vidrios rotos en el piso, muebles volcados hasta inclusive nuestra misma mesa puesta del mismo modo.

Hay una ventana cerrada y cubierta por maderas con clavos en sus extremidades.

Yo estoy serena pero en cierta medida, soy curiosa.

En un rincón, veo a Harry de espaldas abrazándose a si mismo mientras hablaba por celular.

Reía nerviosamente y tiraba de su cabello para luego volver a abrazarse. Lloraba, pero parecía ser esa una risa. Se enfadaba pero rápidamente se convertía en vulnerable cuando volvía a suplicar perdón y sollozaba manteniéndose abrazado a sí mismo y meciéndose desde hacía atrás a adelante.

Mis pies descalzos caminan por encima de las rupturas vidriosas y estas se clavan en mi piel y veo como la sangre sale casi disparada pero, por algún motivo, no tengo reacción alguna. Duele, pero no lo demuestro.

Pongo mi mano en su hombro para llamarlo pero él no se voltea a verme sin embargo, termina su llamada y deja el celular en el piso para volver a mecerse de atrás hacia adelante.

-¿Qué sucedió?

-Ellos están matándome

-¿Quiénes, Harry? –pregunto serena, como si él sería mi hijo-

-Ellos –me siento a su lado-

-Lo entiendo –le digo como si esa fuera una realidad y acaricio su cabello-

-No me toques –quita mi mano en un movimiento brusco y yo lo observo pacifica-

-Lo entiendo –digo mecánicamente y él me mira fijamente-

Su mirada llena de odio me dice que él está enfadado otra vez.

-¿Por qué estas enfadado?

-¿Por qué no estarlo?

Entonces toma el arma que estaba apoyada a su lado, en el suelo, y la acerca a su cien.

Su mirada es fría, está enfadado pero lagrimas salen de sus ojos.

-Harry, no tienes que hacer esto –le suplico en llantos de copiloto

-No –me detiene, su tono es de advertencia y sus manos están bien aferradas al volante-

Su ceño profundo me asusta y estoy suplicándole que deje de conducir. Lo amenazo con terminar nuestra relación, con tirarme del auto y abandonarlo si él lo hace pero él me ignora.

Un bebe llora hacía atrás y yo intento darle paz a nuestra hija.

-¡No con la niña no, por favor! –Le grito y siento mis lágrimas en mi cuello-

-Olvídalo –me dice tajante-

La casa de Zayn está frente y él no baja la velocidad: cada vez más alta, cada vez más rápido.

Una sonrisa se dibuja en sus labios y de pronto, no tengo aire cuando es que estamos arriba de la vereda. No puedo gritar, no reacciono. Me paralizo. Él bebe llora desaforadamente en un llanto de dolor casi sin aire, como yo.

No puedo respirar. ¡No puedo respirar!

-Por favor –susurro cuando es que la puerta  está a punto de ser arrollada y de golpe, él está sentado en la habitación. Su arma otra vez está en su cien y esta vez esta de rodillas frente a mí.

Me mira fijo: Esta vez me mira adolorido, está llorando nuevamente y su cuerpo y ropa dejan rastros de sangres, heridas; grasas y mugre del choque.

Sigo Siendo TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora