CAPÍTULO 8 - CONFIANZA

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¿Cuántas horas habían pasado? Nora no llevaba encima un reloj o un teléfono que funcionase, así que no tenía forma de medir el tiempo de forma precisa. Pero en base a lo que podía ver desde las plataformas, ya había pasado el mediodía. Su ropa ya se había secado. Su estómago estaba haciendo ruido otra vez. El tiempo volaba. Y William seguía sin aparecer.

Su preocupación era innegable. Sin embargo, viendo el lado positivo, tuvo algo de tiempo para reflexionar sobre todo lo que había pasado el día anterior. Especialmente en relación con los caminantes. Que el mundo estuviese lleno de mala gente era algo que ya veía venir, pero los usualmente torpes zombis convirtiéndose en monstruos rabiosos sin previo aviso la superaba. No era de extrañar que todo el mundo temiese a la noche, ahora tenía sentido. En serio, ¿qué pasaba con ellos? Y pensar que ya la asustaban durante el día... No se esperaba aquel retorcido giro de los acontecimientos.

No obstante, William definitivamente los conocía en detalle. Conocía los peligros de la noche, sabía cómo reaccionar, sabía qué esperarse. Se preguntaba por qué no la había avisado con antelación. Quizá era una cuestión de confianza, como de costumbre. Después de todo, eran a todas luces desconocidos; desconocidos que se habían topado el uno con el otro bajo circunstancias muy sospechosas. Y ambos tenían secretos que ocultar y problemas personales, Nora no dudaba de ello ni por un instante.

Pero, para empezar, ¿qué es la confianza? ¿Poner tu vida en manos de otros? ¿Compartir tus secretos con ellos? ¿Compartir emociones, experiencias...? Una palabra tan simple, pero con un significado tan abstracto... ¿Y hasta qué punto era la confianza un concepto válido en aquel nuevo mundo? ¿Realmente podía uno permitirse el lujo de confiar en otros en un entorno tan duro?

Fuese como fuese, nada de aquello importaba si William nunca volvía. Y la espera estaba poniendo a Nora nerviosa. Estaba asustada. ¿Dependía tanto de él? Aparentemente, sí.

...

Nora se quedó mirando la puerta al otro lado de la habitación. La estantería metálica que habían arrastrado frente a ella seguía allí, bloqueándola. La pared entera estaba ligeramente hundida hacia dentro debido a la fuerza que la horda había aplicado sobre ella desde el exterior. Ya había pasado el mediodía con creces, al menos un par de horas a mayores. No podía esperar más. Era consciente de que si la noche caía sobre ella otra vez, sería su fin. De ninguna manera podría sobrevivir de nuevo por su cuenta. Tenía que moverse, incluso si caminaba hacia una muerte prematura.

Supuso que apartar arrastras la estantería entera haría ruido innecesario, por lo que pasó varios minutos descargando con cuidado las cajas y herramientas azarosas que llenaban los estantes, colocándolas en el suelo o en el mobiliario cercano, hasta que la estantería estaba casi vacía. Entonces, agarró una esquina, y tiró lentamente de ella. Se movió. Centímetro a centímetro, el mueble se había apartado del medio.

La puerta estaba libre. ¿Se abriría siquiera? Estaba literalmente doblada, pero el marco tenía buen aspecto. Tragó saliva. Por algún motivo, sintió un escalofrío que le bajó por la espalda. Echó la mano al pomo.

"Para." una voz a su espalda la sobresaltó.

Nora se estremeció y dejó escapar un chillido. Se dio la vuelta de forma apresurada. Una figura sombría se encontraba de pie en el marco de la puerta de entrada, observándola. Era un hombre, eso era seguro. Le pareció familiar, pero el hecho de que estaba de espaldas a la luz hacía difícil el poder saber quién era. Antes de que pudiese decir o hacer nada, la figura se abalanzó sobre ella y le puso una mano en la boca. La emboscada repentina la tomó por sorpresa de tal manera que no pudo reaccionar a tiempo. Agarró su brazo y trató de resistirse.

Wither With Me (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora