Nora se metió en el cubículo y se hizo bola debajo del escritorio, sujetándose la cabeza con ambas manos. Era como si le apuñalasen el cerebro, sentía que podría desmayarse en cualquier momento. Su visión se había vuelto borrosa, y tenía escalofríos por todo el cuerpo.
Tras la explosión que casi la precipita al vacío minutos antes, se había visto consumida por un intenso pavor. Un miedo primitivo, salvaje y, sobre todo, ajeno. Las emociones de Lilian invadían su conciencia y le hacían sentir cosas que no debería estar sintiendo.
Ahora, el miedo se había convertido en un dolor insoportable. Seguía sintiendo terror, pero esta vez era el suyo propio. Algo terrible debía de haberle ocurrido a Lilian.
Quería subir tras ella. Tenía que hacerlo. Era una lástima que no pudiese.
El sonido de la trifulca amainó al fin, y con él, los gritos. Lo único que quedó atrás fue una áspera y grave voz jadeante. Una voz que no sonaba en absoluto amigable. Nora se tapó la nariz y la boca en cuanto percibió el desagradable olor de la sangre recién derramada.
¿Quién era? ¿De dónde había salido? Lo único que recordaba era haber subido las escaleras junto a algunas personas más, siguiendo a un soldado. Entonces, alguien abrió fuego contra ellos. Sus nublados sentidos solo distinguieron un repentino alboroto, y sus piernas corrieron por cuenta propia.
"Te he visto entrar... Quédate donde estás, es mejor así..." dijo la voz del extraño, seguida de una risita entre dientes.
Creyó reconocer la voz de aquel hombre, aunque no necesitaba identificarle para comprender que no debía dejar que le viese bajo ningún concepto. Sus pasos, pesados y calculados, resonaban por la oficina, deteniéndose a cada rato en intervalos regulares. Nora sentía los latidos del corazón dentro de su cabeza. Casi sin respirar, esperó.
"¡¡¡Aaaaah...!!! ¡¡No, por favor!! ¡¡¡Noooo—!!!" los gritos de un hombre llenaron la habitación.
Hubo un ruido sordo que cortó los gritos de golpe, y el olor de la sangre se intensificó. Lo que fuese que acabase de pasar, había sido cerca.
"Había otro, ¿eh? Da igual, sé que aún estás por aquí..." dijo el extraño. Sus pasos se acercaron a la posición de Nora, en algún punto a su espalda, y pasaron de largo hacia el otro lado de la oficina. "Sé quién eres, perra. No me olvido de las caras. Eres la que iba con aquella mocosa. Tal y como imaginaba, estáis aquí. Joder, no sabes tú bien cómo me acabas de alegrar el día."
'No puedo quedarme aquí... No puedo, no puedo, no puedo... ¡Tengo que salir de aquí...!'
El edificio volvió a sacudirse. La explosión en la calle debía de haber debilitado significativamente la estructura. Además, un extraño alboroto retumbaba sin cesar desde abajo. Podría aprovechar aquel ruido de fondo para enmascararse a sí misma.
Con un nudo en el estómago, y luchando por no desfallecer a causa del dolor, Nora salió de debajo del escritorio y asomó la cabeza al exterior del cubículo. Ambos lados del pasillo estaban despejados. Tragó saliva, y comenzó a arrastrarse a cuatro patas en dirección opuesta a los pasos, que continuaban alejándose de su posición.
Sin pararse a pensar, sin pararse a dudar, gateó, dejando tras de sí un frío rastro de gotas de sudor. Los cubículos deberían mantenerla oculta siempre y cuando no se irguiese.
Alcanzó la pared de la oficina y salió del pasillo entre cubículos segundos antes de que aquellos ominosos pasos comenzasen a venir de vuelta en su dirección. ¿Estaba aún a salvo? ¿La había visto? No tenía forma de saberlo. Miró al frente, y avistó la puerta de salida de la oficina, abierta, a unos metros de distancia. Continuó gateando.
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Wither With Me (Español)
HorrorUna enfermedad letal. El mundo se ha acabado. La civilización ha colapsado. Las ciudades se mantienen en silencio, apenas un remanente de tiempos pasados, el legado roto de la humanidad. En este mundo oscuro y ruinoso, Nora trata desesperadamente de...