CAPÍTULO 51 - CHISPA

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Tenía que admitirlo, la reacción de aquella chica había sido excepcional. La reina estaría muerta de no haberlo sido. Una mancha roja se extendía rápidamente desde su hombro derecho, mientras todo su cuerpo sufría convulsiones. Abría la boca como si quisiera gritar, pero su organismo parecía apagarse en respuesta al dolor, limitando los movimientos de las extremidades y los músculos faciales. A su lado, la chica de gafas gritaba desconsolada.

"¡¡Allí!!"

Una lluvia de balas cayó sobre sus cercanías, forzándole a refugiarse tras un equipo de ventilación. Los militares habían tomado posiciones alrededor del punto de acceso al helipuerto, y no tenía pinta de que fuesen a hacer preguntas hasta que estuviese muerto o incapacitado.

Le superaban en número. Equilibrar la balanza era una necesidad.

Se quitó la sudadera, revelando un chaleco protector con varios bolsillos. Tras comprobar la dirección del viento, extrajo un pequeño objeto metálico de uno de ellos, tiró de la anilla, y lo arrojó por encima de su cabeza, hacia el lugar donde se aglomeraban los soldados.

"¡¡¡Granada!!!"

"¡¡A cubierto!!"

Apenas un segundo después del impacto de la granada contra el suelo, un leve estallido sacudió la azotea. Echó un fugaz vistazo a la posición de los enemigos. Una nube de gas de un enfermizo color amarillento había envuelto la zona. El viento soplaba con fuerza en las alturas, esparciéndola rápidamente hacia el extremo opuesto de la azotea.

Preparó su pistola, se asomó desde su cobertura, y localizó a los soldados. Al menos cuatro a la vista, de rodillas o tirados en el suelo, tosiendo. Uno de ellos se echaba las manos al cuello, con dificultades para respirar. Otro trataba de taparse la nariz y la boca, inútilmente.

*¡Bang!* *¡Bang!* *¡Bang!* *¡Bang!*

No volvieron a moverse.

Entre los cadáveres, ajenos a los disparos, varios civiles corrían sin rumbo aparente. La mayoría habían huido hacia el otro extremo de la azotea en cuanto comenzó el tiroteo, precisamente en la dirección en la que el viento había arrastrado el gas. Presa de fuertes ataques de tos, se tambaleaban de un lado a otro. Ni se molestó en abrir fuego contra ellos.

Encendió su radio. "Aquí Prometheus. Protocolo de limpieza iniciado. Cambio."

"Aquí [ZEUS]. Recibido, Prometheus." respondió una voz al otro lado. "Hades está de camino."

'...'

Podría haber formulado la pregunta que tenía en mente, pero optó por no hacerlo. La ausencia de nuevas órdenes resultaba inquietante, y PT-01 se imaginaba el motivo.

Algo captó su atención. La reina se había puesto en pie y corría en dirección al hueco de las escaleras. La chica de gafas la seguía de cerca, arrastrando a tirones a una niña pequeña. Alzó su arma, dispuesto a terminar el trabajo, cuando una nueva ráfaga de disparos le obligó a ponerse a cubierto una vez más.

'¿¡De dónde vienen!?'

Alzó la vista. En la plataforma del helipuerto, dos figuras habían tomado posiciones en el suelo. Uno de ellos era un soldado raso arbitrario. Al otro lo reconoció: el Coronel Rowan.

Volvió a mirar la puerta de las escaleras. Las chicas habían conseguido escabullirse.

'Con esa herida, la señal de Convergencia debe de estar corriendo como la pólvora. Aun así, preferiría acabar lo empezado...'

Siguiendo los pasos de las chicas, otros supervivientes que habían logrado escapar del gas corrían hacia las escaleras en busca de refugio. Entre ellos se hallaba un hombre esposado y ataviado con un traje harapiento.

Wither With Me (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora