Capítulo 1

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Unos ojos rojos observaban al pequeño rubio crear cientos de clones de sombra y golpear a un sujeto que parecía querer eliminarlo, podía ver que cargaba el pergamino kage un tercer shinobi en el lugar, afiló su mirada buscando una leve oportunidad, podía ver al adolescente agitado y lastimado al haber defendido al castaño y usar tanto chakra, observó como el tercer Hokage llegaba junto a sus jounin, veían con reproche y molestia al pequeño Uzumaki -¿cómo te atreviste a robar el pergamino Hokage mocoso? -las grandes gemas se apagaron con tristeza al escuchar como lo culpaban por el robo del pergamino, estaban por llevarlo a la torre cuando un portal se abrió a su espalda.

-Naruto corré -gritó el Hokage, el rubio abrió grandes sus gemas, estaba por girar para ver la amenaza cuando unas manos taparon su boca y apretaron su cuerpo con fuerza sin dejarle lugar a escape, el sujeto que lo sostenía comenzó a reír con una burla siniestra, el cuerpo del rubio fue consumido por un escalofrío que lo llenó de terror. Los kunais eran lanzados por los jounin contra el enemigo, pero el portal los absorbía con facilidad, los shinobis veían con cuidado al sujeto enmascarado tratando de proteger a su kage y recuperar al jinchuriki -que tristeza, el hijo del cuarto Hokage vino a este mundo a sufrir -Naruto abrió sus gemas enormes al entender que se refería a él, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, veía con coraje y rabia al tercero, todo este tiempo le había preguntado si sabía quiénes eran sus padres y se negó a darle respuesta. El Hokage apretó el ceño con coraje -déjalo o te arrepentirás, el jinchuriki pertenece a Konoha -el Uzumaki sintió nuevamente dolor en su pecho, entendió que se referían a él de esa forma, otra manera de llamarlo monstruo, no era más que un maldito objeto para el sujeto al que llamaba jiji, sus ojos se hicieron tristes y apagados nuevamente, se sintió traicionado, el anciano no lo estimaba a él, su interés era el zorro en su interior, el enmascarado tras de él habló con zaña -esta es la Konoha de quien querías ser Hokage, estúpido jinchuriki -el rubio escuchó con claridad el susurro a su espalda, su corazón dolía -la vasija del zorro de las nueve colas, ahora me pertenece -el portal se cerró con ambos adentro, Naruto vio por última vez el rostro del que alguna vez llamó jiji, cerró sus ojos con tristeza, cuando los abrió nuevamente, podía ver un mundo extraño, oscuro, frío, no había ruido en él, había estructuras formadas de cubos, nuevamente el portal se abrió, pero esta vez era una cueva húmeda y oscura, el sujeto de la máscara lo lanzó a una jaula en el lugar, la reja era hecha de madera bastante gruesa, pudo sentir un fuerte golpe en su cabeza al estrellarse con el suelo, abrió sus ojos quejándose con dolor, todo le daba vueltas, se sentía desorientado, su captor colocó un sello de chakra para evitar que sintieran los de Konoha la presencia del zorro -te quedarás aquí, no permitiré que seas un problema en el futuro mocoso-

Naruto observó al sujeto irse como había llegado, bajó su rostro temblando de coraje y tristeza, comenzó a llorar sin poder contenerse más, sólo tenía quince años, acababa de enterarse que era el contenedor de kyubi por Mitsuki, su jiji no era ese anciano gentil que conocía, era un maldito traidor al que lo único que le interesaba era el zorro de las nueve colas, su padre era el cuarto Hokage, apretó sus puños con frustración, no era nada para nadie, Mitsuki tenía razón, sólo era utilizado por la aldea para resguardar al zorro, su existencia no tenía más valor, recordó las palabras de Iruka, negó con tristeza, nunca lo había visto como persona hasta ese día, todos eran traidores, todos le habían mentido, todos se burlaron de él, permitieron que su vida fuera un infierno, a nadie le importaba él, eso era algo que tenía claro ahora, subió sobre el saco de dormir, se cubrió por completo, comenzó a escuchar como una gota de agua caía del techo cerca de su lugar, observó gota por gota caer sintiendo como el sueño llegaba a su cuerpo, sus ojos grises y llenos de decepción se cerraron lentamente sin más, sólo debía esperar a que terminaran con él, con ese infierno al que muchos llamaban vida.

Oscuridad (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora