Capitulo 30

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Dejando atrás el enfado que le hizo pasar ese tipo con máscara, Indra abrió lentamente la puerta de la habitación en donde se encontraba su esposa.

—¡Indra!—la encontró recostada sobre la camilla intentando mostrarse fuerte, sin embargo, apenas la tomó en sus brazos con el debido cuidado, ella comenzó a llorar.

—Shhh—le besó la coronilla repetidamente y la dejó desahogarse hasta que sólo se escuchaban hipidos.

—Ella no puede ser tan cruel como para dañar a su propio hijo ¿verdad?—quería convencerse a sí misma, pero al mismo tiempo, estaba muy asustada por Taro, él se veía muy asustado.

—Por supuesto que no le hará daño, después de todo, él es el boleto de intercambio para vengarse de Sasuke y también para huir del país sin ser detectada—esa respuesta no tranquilizó a la ojiluna, sin embargo, su esposo tenía razón, con Taro a su lado, ella podía negociar—Ahora tranquilízate, no es bueno que te alteres, acabas de ser atendida por la herida y necesitas descansar... te prometo que ayudaré en todo lo posible a la familia Uchiha para recuperar al niño.

—Gracias por ser tan comprensivo conmigo—el varón sonrió, como solía hacerlo solo con ella y le besó la frente.

—Sabes que haría cualquier cosa por verte feliz, así que no hay necesidad de agradecer—la puerta de la habitación se abrió sin ceremonias, mostrando a las amigas de la Hyuga. Hizashi y Yume también entraron y el Otsutsuki no tuvo otro remedio que alejarse un poco para darles acceso a los visitantes.

—¿Hay noticias de Taro?—Indra se acercó a Shisui, quien respondía un mensaje de texto. Ambos se encontraban al fondo de la habitación, evitando que nadie mas escuchara.

—Aún no hay nada... al parecer, esa mujer se está tomando su tiempo—Shisui se veía muy abatido por la situación del niño.

Indra dirigió su atención a la camilla y por una cuestión de segundos, sus orbes se encontraron con las de su bella, ella le sonrió y él asintió con la cabeza, mirando a la puerta. De ese modo le daba a entender que saldría por un momento. La verdad es que se moría de curiosidad por saber que demonios tenía que hablar con él, el médico Hatake.

Con avidez indagó en la recepción y pronto le indicaron dónde exactamente se encontraba la oficina del médico y sin querer aplazar por mas tiempo la incómoda situación, tocó dos veces hasta escuchar que pasara desde el interior de la oficina.

—Tome asiento señor Otsutsuki—Indra se sentó frente a él, mostrando sus modales, pero al mismo tiempo, mostraba su inconformidad por estar en un sitio donde obviamente no quería estar. Kakashi sonrió divertido, no obstante, lo hizo con precaución, dado que no quería poner mas a prueba la hostilidad del Otsutsuki.

—Bien ¿ahora quiero saber que pasa con mi esposa?—el cuestionamiento fue lanzado sin rodeos, tal como solía ser Indra.

—Como ya debe saberlo, conozco a Hinata desde tiempo atrás y tal como sucedió en el pasado, cuando la encontré deambulando por los pasillos de esté mismo hospital por no saber con certeza lo que pasaría con su padre, hoy la volví a encontrar en el mismo estado—Indra arqueó una ceja y dejando un poco de lado su inconformidad, se dedicó a escucharlo—Hinata es demasiado trasparente y no me tomó mucho tiempo para saber el porqué de su preocupación.

—¿Y consiguió saber algo?—le cuestionó Indra con curiosidad.

—Lo que le voy a decir, es información que de no ser por saber como es ella y también por el aprecio que le tengo, debería mantener en total confidencialidad, sin embargo, ella se esta dañando por algo demasiado simple.

No quiero ser ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora