4. 𝐀𝐣𝐞𝐝𝐫𝐞𝐳

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Derek y Stiles entraron nuevamente a la casa, dónde la familia ya había terminado de desayunar.

—Mamá.- Derek la llamó

La mujer volteó y sonrió —¿Quieren galletas de chispas de chocolate? No terminaron de desayunar después de todo.-

—Uh, si por favor.- Stiles tomó un par del plato que la mujer les señaló que había sobre el desayunador de paso.

—Mamá necesitamos hablar.- Derek la miró con intensidad

Talia se sorprendió un poco y luego asintió

—Esta bien. Acompañenme al estudio entonces.- Ella caminó primero, siendo seguida por los dos menores

Abrió la puerta de la habitación, donde había enormes estantes llenos de libros pegados en la pared, un piano y un hermoso y elegante juego de ajedrez con dos sillones.

También había, un sillón de dos cuerpos y algunos individuales enfrentados, con una mesa ratona en el centro.

—¿Puedes esperarnos aquí unos minutos, Stiles?.- Talia le sonrió al castaño

Este asintió con una pequeña sonrisa, mientras ambos se retiraban, para dejarlo solo en el lugar.

Stiles se sentó frente al piano, con un poco de nostalgia, tocando levemente su superficie con la yema de sus dedos

(🔊🎵🎹) (Riopy: i love you)

Tomó el impulso con su mano derecha suavemente, paseando por las teclas, presionando y repitiendo el movimiento, formando una melodía constante con sus largos y finos dedos, que incluso a tan joven edad, ya poseía, alcanzando sin problemas cada espacio entre tecla con la menor de las dificultades.

Hasta que finalmente, alzó su mano izquierda, acompañando el sonido de su otra mano y comenzó a tocar verdaderamente con ambas, golpeteando las teclas con suavidad y firmeza, desplazándose en el sonido uniforme y armonioso, que ahora se escuchaba con claridad en toda la habitación.

Tocando una melodía suave pero igual de constante y rítmica que su propia personalidad, Stiles cerró los ojos dejándose inundar por el sonido del piano afinado, y las notas musicales que su cerebro estaba reproduciendo de sus memorias, recomponiendo pieza a pieza, la canción que aprendió de su madre, en aquellas tardes dónde la mujer de ojos similares a los suyos, le sonreía con dulzura, aún no estaba enferma, le enseñaba cosas y lo amaba.

Había días, dónde a veces olvidaba como se veía su rostro completo, pero cuando tocaba el piano, su sonrisa estaba grabada con fuego en su mente, volviendo a su memoria aquellos recuerdos que conservaba en lo más profundo de su mente y que sólo salían a flote cuando las notas musicales eran liberadas.

Y pudo verse a sí mismo, de pequeño sumergido en la canción, mientras su madre se sentaba junto a él cuando era tan solo un niño y ella desplazaba sus manos por las mismas teclas que él, ahora estaba presionando.

Su cabeza se movió al mejor ritmo de la sinfonía compuesta en mente que se manifestaba en cada movimiento de muñeca, y todo comenzaba otra vez, cómo en una maravillosa espiral de música, envolviendolo cómo un perfecto caos sinfónico lleno de dulce nostalgia.

La sonrisa de su Derek adulto, ahora se reprodujo en su mente, mientras las teclas seguían sonando una tras otra, dando tintes de tristeza a las últimas notas que resonaban con más suavidad y calma. Cómo si esperara que ese momento aún perdurara en la sinfonía de su mente, volviendolo un bucle eterno de las sonrisas dulces, risas y de recuerdos maravillosos que hubiera deseado tener más tiempo para atesorar, aún siendo el fin del mundo y habiendo perdido tanto, él tenía a Derek, y podía permitirse ser feliz aún cuando todo se estaba yendo a la mierda.

𝙳𝚛𝚊𝚐𝚘𝚗𝚏𝚕𝚢 (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora