Capítulo Once 💘

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Lizzie

—Estas hermosa, Liz—me elogia Greta.

—Me veo...—dudo un poco y concluyo—, ¿Sexy?.

Ella se ríe.

—Mucho—Asiente—. Diseñas bien, deberías dedicarte a eso.

Suspiro.

—¿Te gusta el chico?—Va directo al grano.

—No lo sé—apoyo los brazos en el lavamanos—. Pero creo que debería darle la oportunidad a más hombres, porque he pensado que encerrarme tanto en James me priva de la posibilidad de conocer a alguien más.

—Es cierto, en parte—coincide—. No te obligues a sentir algo.

—Está bien—alzo ambas manos.

—¿Qué pasa, Liz?—me pregunta—. Te veo más apagada a comparación de la última vez que hablamos.

—Estoy agobiada, pero por tonterías.

—¿Es por las deudas?

Asiento.

En realidad, es por todo, últimamente la vida se siente más pesada y dificil. Mi cabeza aún está procesando lo que sucede. Tengo veinticinco años, soy lo suficientemente adulta para formar una familia pero no me siento...preparada para afrontar problemas. En el interior, me siento una adolescente. Y caer en la realidad de ello, me afecta de algún modo.

Tampoco he logrado algo en mi vida. Doy vueltas y vueltas sobre un mismo sueño, pero no avanzo.

—Liz, ya pasará—me consuela—. Todo pasa. Ahora, olvídate de esto y ve a divertirte.

Respiro hondo y exhalo con fuerza.

—De acuerdo, lo haré.

—¡Así se habla!—exclama, animándome.

Llaman a la puerta dos veces, cuelgo a Greta y voy a atender.

Alán está parado allí con una sonrisa en el rostro, usa una camisa blanca y unos pantalones de jean negros. Se ve bien.

—Vaya, Liz luces muy linda hoy—comenta—. Bueno, como todos los días.

Le sonrío.

—Tú también.

Tardo unos segundos en cerrar la puerta, quizás más de los necesarios, porque no quiero que me vea con las mejillas encendidas. Por favor, tengo veinticinco años, un cumplido debería ser poca cosa a estas alturas.

Ya crece, Liz.

Él me guía por las escaleras hasta el vestíbulo.

—¿Vamos a comer al restaurante?—pregunto, apuntando en dirección a él.

—En realidad, como trabajo aquí, me gustaría salir un rato a otro sitio.

—Cierto, lo había olvidado—Sacudo la cabeza—. Es muy entendible.

Caminamos hasta la entrada, no tengo idea de a dónde piensa ir, así que me toca seguirlo hasta su auto. Me abre la puerta y luego, da toda la vuelta hasta su asiento.

—¿A dónde vamos a ir?—le pregunto.

—Conozco un lugar cerca de aquí—comenta, encendiendo el motor.

El telefono suena en mi bolsillo.

Raven: Suerte en la cita, reinota. No olvides ponerte tanga.

Frunzo el ceño, y comienzo a teclear.

Yo: ¿No tienes otra cosa que hacer, además de enviarme mensajes?

Enamorada del Villano [ACTUALIZANDO ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora