Capítulo seis 💘

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Liz

Lo mejor de un espectáculo es estar en primera fila, al menos eso dice James. Cuando tuvo la oportunidad, no dudó ni dos segundos en reservar una mesa, alejada de la pareja pero no lo suficientemente distanciada para que pudiéramos presenciar todo.

Aún no tenemos en claro que fue lo que planeó. Solo que cambió dos collares y eso es lo único que nos dijo.

—Me gusta esa canción—expresa Raven, haciendo un ligero movimiento de cabeza—. La, la, la...

El restaurante del hotel es tan elegante que tiene a su propio pianista en un pequeño escenario redondo.

—¿Cuál es?—pregunto.

—Las siete estaciones de Vivaldi—responde el pelinegro sin titubear.

No mucha gente sabe que James tenía un futuro prometedor como pianista. Todos han visto su etapa de empresario, cuando está detrás de un escritorio y firma papeles. Pero yo tuve el honor de verlo en el piano un par de veces. Bueno, quizás todas fueron mientras él no sabía que estaba ahí, pues nunca le gustó tocar frente a otros y yo pegaba un oído a la puerta siempre que practicaba. La mayoría de las empleadas me dejaban pasar a su casa porque me conocían.

—Que lindo, que refinado—expresa Rav—. Ahora, me gustaría que toque reggaeton.

Rio.

James alza ambas cejas.

Unos meseros pasan junto a nosotros con una enorme pecera llena de langostas.

—Quiero una de esas—señala mi amigo con entusiasmo.

Retuerzo las manos en mi regazo.

—¿No las matan o sí?—les pregunto.

Ambos se dan una mirada de circunstancias.

—No, Liz—responde Rav—. Solo las hierven y...

—¿Qué? ¿Cómo que las hierven?—lo interrumpo.

—Las liberan en la playa—contesta James—. Es decir, las ponen en agua hirviendo y luego las liberan.

Me mira, tratando de encontrar una señal en mi rostro que compruebe que estoy creyendo en lo que dice.

—¿Eso no las mata?—frunzo el ceño.

—No—Menea la cabeza—. Es...como un jacuzzi.

—¿Un jacuzzi?—retruca, Raven. Ambos lo miramos—. Claro sí, seguro—Silencio—. Oye, Liz ¿Te gustaría que habláramos de la carne que está en el plato de tu mesa todos los días?

Lo ignoro. Es un hombre muy malvado.

—¿Dónde están los otros dos? No los veo—pregunta.

—Por allá—contesta entre dientes mi otro amigo.

Sigo su mirada y los encuentro en una mesa de las del fondo.

—Voy a verificar algo, ya vuelvo—expresa James, antes de escabullirse a quién sabe dónde.

Aprovecho el tiempo para fijarme que clase de cosas hay en el menú. No es de sorprender que todo cueste más que un departamento, ahora mismo mi presupuesto me permite un chocolate del mini refrigerador de la habitación. Y supongo que eso voy a comer esta noche.

Reviso los precios una vez más pero cuando estoy a mitad de camino, una mano se coloca sobre ellos.

—No los mires—me regaña una voz. Alzo la mirada y me encuentro a James con el ceño fruncido. Acaso, ¿Volvió para decirme eso?—. Yo pago.

Enamorada del Villano [ACTUALIZANDO ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora