Capitulo 11

183 23 6
                                    

Había ido sin avisarle a nadie. Le había enviado un mensaje a HuaiSang, un audio a Wei WuXian y aun así se sentía mal. No quería estar ahí. Había faltado a su trabajo también, conversando con su jefe solo le dejo el día libre. Pero eso no quitaba sus nervios y ganas de salir corriendo.

Cambiado y correctamente vestido, listo para tocar la puerta de la casa que su familia poseía en este sitio. 

Lo había pensado seriamente y no importaba la excusa que pusiera, su madre no le creería pues nunca lo había hecho. Pero las consecuencias por no ir a dicha reunión eran en absoluto lo que más temía, así que allí estaba, sin saber si tocar o no. Armándose de valor, entonces toco esperando que le abrieran. No paso mucho tiempo antes de que esta se abriera dejando ver a una de las sirvientas de su madre, una de las dos que siempre paraban con ella. 

—Joven maestro, pase, su madre lo está esperando en la sala —hablo ella dándole una mirada fría antes de hacerse a un lado para dejarlo pasar

Asintiendo entro. Sabia porque lo miraba de esa forma, así que solo se quedó callado. El aire en la casa era sofocante, podía sentir casi como si se ahogara en una gran piscina de agua. Camino con pasos calmados y sin prisa hasta que llego a la sala principal donde sabia su madre lo esperaba. Tomando aire entro encontrándose con su progenitora sentada en aquel sillón tomando una taza de té, cuando levanto la vista y ambos ojos chocaron, Jiang Cheng se sintió afligido. 

—Creí no vendrías —le dijo simplemente volviendo a lo que estaba haciendo

—Madre me llamo y yo siempre cumpliré con mi palabra —le respondió pero luego deseo no haber dicho nada

—¡Entonces la que tiene que llamarte soy yo para que vengas! —le replico dejando su taza de te en la mesa a su costado —tu padre y yo somos alfas no tenemos que estar suplicando tu atención, ¡Ni siquiera debí avisarte! ¡Es tu deber venir sin replicar! 

Jiang Cheng solo bajo la cabeza en sumisión. Odiaba sentirse así, pero mostrar otra conducta solo terminaba en peores situaciones.

—La cena estará lista pronto, tu padre fue a dejar unos documentos y vendrá dentro de un rato —hablo la Madam poniéndose en pie —quiero que dejes tus cosas en tu habitación, porque imagino te quedaras 

—Madre yo...

—No quiero escusas A-Cheng, solo resultados —le dijo girándose a verlo directamente —y sabes muy bien que si venimos a esta ciudaducha fue para pasar tiempo contigo así que espero tu gratitud

Asintiendo el omega solo se retiró a la que sabía era su habitación. Una vez dentro se recostó en el frio suelo sin saber que hacer. No iba a quedarse, o mejor dicho: no quería quedarse. Estar aquí era igual que estar en una prisión. 

¿Como se zafaría de dicha convivencia?

Soltando un pequeño grito de frustración se levantó y miro la habitación en dicho lugar. Estaba igual a como la recordaba su pequeño yo de seis años. Había pasado un tiempo desde aquella vez. Esta casa era para vacacionar, un lugar para quedarse cuando venían a esta ciudad.

Aunque dejo de ser así cuando empezaron algunas disputas empresariales, con los locales. Entre ellos quizás la familia Lan. De solo pensar en eso el omega se volvió a estresar, ¿qué diría su madre si supiera que conoce al heredero Lan y que puede que hayan pasado cosas con dicho alfa?

No.

De solo imaginarlo podía verse en muchos problemas. 

Pero al menos había pasado la prueba, su madre no se había dado cuenta y no había dicho nada, por lo que significaba que su aroma mezclado ya estaba completamente disuelto. Lo cual era un alivio, a pesar de eso se puso ligeramente un poco de bloqueador de feromonas. Si su madre notaba algún cambio en su aroma, haría preguntas; pero felizmente no se dio cuenta.

Secretos De EscritorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora