Capítulo 15

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Se había cambiado definitivamente, lo que ahora vestía era un abrigo de cuello tortuga, no se quejaba, después de todo el clima era frio por las noches, pero en las mañanas no parecía una buena idea. 

Completamente rendido después de verse en el espejo, Jiang Cheng se resigno y poco a poco cayo hasta desplomarse en el piso, mirando el techo pensando en porque estas cosas le pasaban a él. Sin ganas de nada, estuvo ahí un buen rato, girando su cabeza diviso la pila de ropa que había usado todavía en la cama.

Esa ropa olía a él alfa.

"Que diablos te pasa Jiang Cheng"

Mentalmente no estaba bien, cerraba los ojos y recordaba. El Jiang solo pudo maldecir por esto y por mas que quisiera, no podía dejar de pensar en eso.

Inconscientemente llevo sus dedos a sus labios y los rozo lentamente. 

El Lan había mordido, quería gritarle por eso, pero ahora era mejor guardar distancia. Era sin dudas su mejor opción. 

Aun así se sonrojo.

Ese beso había estado tan bien y se había sentido tan bien. Negando varias veces intento olvidar pero de nuevo parecía una guerra perdida, y es que no podía negarlo, le había gustado y por supuesto quería mas, más de eso, se sentía bien. Se sentía deseado. 

 Volviendo a mirar al techo no sabia que hacer con su situación, maldijo el conocer al Lan, y es que nada de esto pasaría si no se lo habría cruzado en aquella fiesta. No, esto no hubiera pasado si no se hubieran visto en su trabajo cuando fue a comprar una bebida. 

¿Que haría? El omega no lo sabia.

—¡¡Aghhhh!! —grito completamente frustrado con ganas de tirar algo, pero tan flojo como para levantarse

Su plan o idea en la cabeza de como evitar su compromiso se había ido al tacho.

No tanto, o bueno, sin dudas ya tenia muchas trabas, si antes maldijo a la loca idea por un problema ahora le sumaba dos.

Y es que había pensado en su madre y en como llevarle la contraria.

Que mejor que saliendo con un buen alfa, pero no cualquiera, un Lan. Pero ni eso entraba en su mente aún, porque tendría que pedirle el favor al Lan, y eso era una cosa, pero estaba dispuesto a correr el riesgo, con tal de mostrarle a su madre que él era quien elegia.

Ella odiaba a los Lan, bien. 

Su problema.

No el suyo, y que si ese alfa lo calentaba como sol a desierto. Y es que no podía negar lo atractivo que era y ya había visto su cuerpo y vaya que no dejaba nada a la imaginación. El omega en el piso se sonrojo por dichos pensamientos.

Pero ahora, él muy maldito era su profesor. 

Y no, no iba a cruzar esa línea.

Ya de por si se las iba jugar porque el alfa era un Lan.

Pero imaginaba los líos que vendrían siendo este mismo su maestro. Profesor, del curso vital, ese año en su carrera. Maldijo su mala suerte, por el curso y por su loco plan. No, sin dudas no podía hacer eso.

Pero, ¿entonces que haría? No tenia mas ideas y sinceramente ya hasta se había olvidado del Nie. No tenia ni tiempo para deprimirse por alguien así. Entendió a ese alfa, tenia un destinado, nadie puede contra eso, era obvio que tarde o temprano solo iban a dejarlo de lado, sin dudas era cuestión de tiempo. Y no sabia si estar agradecido o enojarse.

Porque el sabia que los destinados sabían que tenían uno desde que les vino su primer calor. Siendo alfas u omegas, ellos sabían si tenían uno, después de todo la maldita marca aparecía.

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