Una Vida Secreta - Juan Pablo Isaza

Prólogo

Sus oídos zumbaban sin parar, no podía sentarse, ni estar esperando alguna respuesta. Tenía ganas de corre, no importaba adónde, solo quería hacerlo. Ahora mismo se sentía la peor persona, amigo, pareja y esposo que alguien podía sentir.

Villamil lo miraron una vez más y luego a Simón, que se encontraba igual de nervioso que Isaza. Parecía estar tranquilo, pero por dentro estaba muerto de nervioso, era claro que estaba preocupado por sus dos amigos, pero trababa de estar calmado por sus amigos, ellos necesitaban el apoyó en esos momentos.

Juan Pablo Isaza volvió a mirar la puerta donde los doctores sólo entraban y salían, pero nadie salía a darle alguna noticia a él o a Simón. Había más gente en la sala de espera en el mismo estado que ellos dos; había sido un choque enorme, donde varias personas habían muerto.

Miró a otro doctor, se llevaba a otra familia para hablar en privado, significaba que su familiar estaba muerto; hasta ahora agradecía que a él no se lo llevaran así.

—Vamos, chicos —le hablo Villamil, al ya no poder ver más así a su hermano—. Ellos están bien.

—¿Cómo sabemos eso sí no vienen a decirnos nada? —respondió con rabia Isaza e intentado no dejar salir alguna lágrima—. Solo quiero entrar y buscarlos ahí adentro —se limpió la lágrima que rápidamente caía por su mejilla.

—Por qué ellos son fuertes —siguió dándole ánimos—. Todos están esperando noticias de sus familias, solo hay que esperar.

—Yo no puedo esperar, necesito saber de mi hermano —le dijo Simón.

Villamil tardo unos 20 minutos en que al menos los dos se sentarán, aunque se podía ver la angustia creciendo más y más al ver como doctores salían para decirle a ciertas familias buenas o malas noticias, notando que cada vez eran más las malas que buenas.

Aquellas noticias solo hacia que los nervios de Isaza y Simón aumentaran.

La ganas de correr lejos de ahí aumentaba cada vez más en Isaza, pero no podía hacerlo, solo quería ir a correr a sus brazos, que le dijera que todo estará bien.

Cuando vieron salir unos de los doctores encargado de ellos, los tres se levantaron esperando cualquier noticia. Este al verlos se acercó a los tres; Isaza rezaba a sus adentros para que fueran buenas noticias, la más mínima esperanza la necesitaba en ese momento.

—Él se encuentra bien —empezó a decirles—, ya lo están pasando a una habitación y podrán verlo —eso les quito un pequeño peso de encima de Simón, su hermano estaba vivo.

—¿Y ella? —preguntó en un murmuró Isaza.

—Sigue en cirugía —suspiró el doctor y lo miró solo a él—. Los mantendremos informados de cualquier cosa que suceda con ella.