3. "Todo estará bien"

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"Todo estará bien"

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"Todo estará bien"

____________ se sentía agotada, tanto mental como físicamente. Hace dos semanas que no sólo trabajaba en GNRL, sino que las tareas de la universidad aumentaban cada vez más; empezaba a sentir más la presión de trabajar y estudiar al mismo tiempo. Ahora mismo había terminado su tarea, estaba tirada en su sillón, con pijama a las tres de las tarde y le alegraba, porque no trabaja el día de hoy.

Cerró los ojos unos minutos, relajándose cada vez más, hasta que escuchó la puerta abrirse. No se asustó, ni mucho menos alzó la cabeza para saber quien había entrado, ella ya sabía quien era, no por algo le había dado una copia de la llave de su departamento o bueno, claro que lo sabía, era tan despistada que podía perder la suya y de repuesto tendría la que le dio a su amigo; aunque si lo pensaba bien, si Martín se iba de gira y ella perdía su llave, tendría que dormir en la calle o tire su puerta.

—Casi no te he visto en dos semanas —dijo Martín mientras ponía algunas bolsas en la mesa y se sentaba al lado de ella, quien acomodó su cabeza en las piernas de él—. ¿Esta estresada?

—Solo un poco —sonrió ella—. Me alegra ver tu horrible rostro.

—Este rostro es perfecto —lo señaló mientras ella reía—. ¿Salimos o nos quedamos aquí? Porque traje golosinas, muchas —sonrió.

—Eso significa pijamada de chicas —ella sonrió abiertamente y se sentó.

—Soy un chico.

—Pijamada de chicas —volvió a repetir como niña pequeña—. Le hablaré a los demás Morats, tal vez ellos también quieran.

—¿Desde cuando tiene el número de ellos? —le preguntó haciéndose el celoso—. Pensé que yo solo era el único chico en su vida —dramatizo, haciéndola reír—. Me siento engañado.

—Sabes que te amo —besó su mejilla—. Pero será más divertido si hay más chicas —se levantó para ir por su celular.

—¡Que somos chicos! —dijo en voz alta y ella rió.

Al rededor de las seis de la tarde, los chicos habían llegado al departamento de ella; aprovechaban sus días de poder estar en Bogotá y hacer cosas normales. Villamil, Simón y ella estaban preparando lo que comerían, mientras Martín e Isaza peleaban por la película que verían.

—¿Ya se acostumbró a estar en Bogotá? —preguntó Villa.

—Tengo que —bromeó, haciendo reír a los dos chicos.

—Martín dijo que ya —dijo Simón—. Aunque dice que tiene mucho estrés por la universidad.

—Ni me lo digas —soltó un suspiró—. ¿Cómo van con la gira?

—Excelente —respondió feliz Villamil mientras comía una gomita—. Debería que venir con nosotros en sus vacaciones.

—Se le he dicho —hablo Martín acercándose a ellos.

Una Vida Secreta - Juan Pablo IsazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora