Limbo

13 2 0
                                    

¿Qué ocurre después de la muerte? Mucho se dice sobre la existencia de un paraíso, así como la de un inframundo.

En el paraíso las almas gozan de vida eterna como recompensa a sus buenas acciones y su ejemplar comportamiento en vida. Siempre rectos a los ojos de Dios.

Mientras que las almas pecadoras que se atrevieron a desafiar o despreciar a Dios, desperdiciando cada segundo de su vida en perversas acciones, son arrastradas a lo profundo del inframundo dónde pagan todos y cada uno de sus pecados.

Pero, si un alma no es lo suficientemente malvada para ir al inframundo ni lo suficientemente digna de estar en el paraíso, ¿a dónde debería dirigirse? ¿Dónde deberá reposar eternamente? ¿Se supone que debe ser castigada? ¿O simplemente debe ser recompensada sin haber mantenido una vida grata y digna?
¿Qué ocurre con el alma de alguien que murió sin conocer o aceptar a Dios?

En el Zoroastrismo se conoce algo llamado "Hamistagan" donde permanecen las almas cuyas acciones fueron equitativamente buenas y malas. Por su parte, los budistas tibetanos promulgan el "bardo" como un estado de transición que en este caso surge entre la muerte y la reencarnación, donde las almas permanecen en espera de una nueva reencarnación, que es determinada por las semillas kármicas de su última vida, siendo este un estado de paz y conciencia pura.

Mientras que en el Islam se cree en la existencia del "barzakh" cuya raíz etimológica persa significa "barrera" o "partición". El barzakh es un periodo intersticial perteneciente al camino de un ser entre la muerte y el día del Juicio.

Pero, ¿qué es el limbo? El limbo es un periodo intersticial previo a la decisión final, un país confinante donde abunda la incertidumbre a la espera de algo, o bien puede ser el lugar perfecto donde pudrirse con la certidumbre en la nada.

Esto es el Limbo, una posible estación de paso para nosotros, o peor, un estado de abandono donde permaneceríamos toda la eternidad.

—¿Dino? —Dije un poco desconcertado al ver la silueta de alguien, una silueta similar a la de Dino.

—Jun...

Efectivamente, era Dino, esa era su voz llamando a mi persona antes de abrazarme.

—Perdóname —dijo mientras me abrazaba fuertemente.

Aun estando muerto puedo sentir el cálido abrazo de Dino, él sinceraba su arrepentimiento con acciones.

Desconozco el motivo de su disculpa, pero la acepto correspondiendo a ese abrazo que tanta falta me ha hecho este último año durante su ausencia.

—¿Has estado aquí solo todo este tiempo? —Cuestioné en medio de dicho abrazo.

—Sí, todo este tiempo —respondió mientras se despegaba de mí ligeramente.

—Debiste sentirte muy solo, Dino. —Dije mientras acariciaba su cabello.

De verdad parecía como si aún estuviéramos con vida, podía sentir ese momento como un regalo, al fin tenía la oportunidad de reencontrarme con una persona tan valiosa para mí después de que esta se haya ido de mi vida tan espontáneamente sin siquiera poder despedirse.

—Estuve observándolos desde aquí, incluso pude estar con ustedes. Aunque las cosas no terminaron como yo esperaba, —confesó.

—¿A qué te refieres, Dino? —Nuevamente le cuestioné.

Dino, quien se encontraba un poco cabizbajo, suspiró para posteriormente levantar la cabeza, mirándome a los ojos, continuó.

—Jun, estás aquí por mi culpa. —Se detuvo un momento para cerrar los ojos y tomar coraje para proseguir—. Logré escaparme gracias a la impotencia que se logró apoderar de mí por completo, pero evidentemente mi visita no tuvo un buen desenlace porque ahora estás aquí.

The Last Fallin' Flower (Seventeen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora