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¿Pero por qué?


De nuevo, estaba en ese pasillo oscuro, a sólo unos pasos de la puerta misteriosa y terrorífica.

Sentía que no me podía mover, sentía que no debía de estar allí pero no me podía ir, algo me frenaba, un sentimiento, unas cosquillas en mi estómago, una negación en mi mente que se repetía sin cesar.

Me decía que me acercara a esa puerta, pero me gritaba que me alejara de ella. Mi mente estaba en un desorden que en verdad no me sacaba ni Jesucristo. Esto era algo muy confuso y extraño para mí.

"Ve..."

Alguien susurró en mi oreja, pero no podía ver quién era. No podía hablar, casi ni respirar.

"Sabes porqué estás aquí..."

Hasta que, una luz resplandeciente estaba en mis ojos, sin dejarme respirar.

---- ¡Vete! ---- grité agitado, sentándome en mi cama y notando a mi alrededor.

Ya era de día, lo supe por la falta de cortinas en la ventana, la habitación seguía igual pero la Ryan de cama no, ya que, él no estaba por ningún lado.

No sabía qué hora era, pero lo que sí sabía es que me tenía que levantar y tratar de olvidar esa pesadilla. Y todo por una simple puerta sin nada en especial.

Verla me causaba un escalofrío en toda mi columna vertebral. Era una sensación molesta y un poco perturbadora, aunque, era tal vez un poco estúpido, ¿por qué le tendría miedo a una inofensiva puerta? No, no tenía sentido lo que creía, tenía que borrarme esa ridiculez de la mente y seguir con mi vida muy normal. Tenía veintiún años, no podía ser tan inmaduro.

Tal vez, después de todo, Ryan tenía razón, tal vez se me olvidó tomarme las pastillas. Sí, era eso, tenía que serlo.

Dejando la puerta a un lado, bajé las escaleras aún dormido, el sueño ya no estaba conmigo pero la pereza sí. Todavía no podía mentalizarme que tendría que tener el trasero pegado a la silla, leyendo páginas y metiendo una información a mi cabeza que después no me serviría para casi nada en un futuro no muy lejano.

Pero responsabilidad era responsabilidad.

Sentía que la casa estaba muy silenciosa, sabía que papá y Ryan estaban en el trabajo, ¿pero y mamá? Ella no podía salir así de la nada, aún sabiendo lo peligrosa que se veía la zona y lo que podía ser.

Mi vista se concentró en el comedor, allí estaban unos waffles tapados por otro plato, una pequeña nota que decía un "Mamá y papá salieron temprano a buscar más de tus pastillas, yo estoy en el trabajo. Por favor, tómate las patillas que aún te quedan para que no te den esos ataques de sonambulismo. Adiós.

Atte: Tu querido, hermoso, precioso, fantástico, genial, inteligente, perseverante, increíble, amistoso, cariñoso, positivo y para nada egocéntrico, hermano Ryan."

Sí, era un total egocéntrico, sarcástico y burlón. Pero era gracioso verlo en esa nube tan falsa creyéndose el mejor.

Dejando aparte su egocentrismo, se me hizo extraño que casi nadie esté en la casa. Digo, yo mismo podía ir a buscar mis pastillas si así lo quería, pero supongo que después de todo tenía que ser agradecido.

No tuve de otra que cambiarme, comer y pasar las horas del resto del día en mi escritorio, estudiando sin parar y saber mucho más de lo que ya sabía. El sonido de la lluvia me era un poco de desconcentración, ya que, en verdad me relajaba mucho y me hacía dormir en tan poco tiempo.

𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora