V

50 8 3
                                    

¿Todo está realmente bien?

Me desperté con las gotas de sudor en mi cama, frente y ropa, me sentía empapado y asustado, mi respiración no era la mejor y ni siquiera sabía si ese era otro sueño o era la realidad.

El calendario aún se veía aquella fecha, habían pasado diecinueve días desde su desaparición y no se supo más nada.

Yo aún estaba en shock por aquel sueño. Se veía tan real que el hecho de que lo fuera en verdad me había asustado. Los pensamientos de que era muy probable que a él le hicieran eso me preocuparon.

Estaba harto de estar encerrado en la casa sin hacer nada y tampoco saber qué le estaba pasando a mi hermano, me sentía ahogado en una habitación de cuatro paredes sin compañía por las noches, por ende, caminé rápido hacia la puerta, sin esperar un regaño por el ruido que hacía a muy tempranas horas. Hubiese ido a la habitación de mis padres, si no fuera por otra presencia más.

Me impactó que estuviera ahí. No podía pensar en nada más que abrazarlo muy fuerte, repetirle una y otra vez todas las veces que estuve preocupado por él y que aún así, iba a buscarlo, hasta debajo de una roca si me era posible. Ese ahogamiento y soberbia se habían ido al verlo junto a mí, sin un solo rasguño, con su sonrisa y gafas que lo caracterizaba desde siempre. Mi mente aún no podía procesar que ahí estaba mi hermano, que era esa persona que me faltaba para poder volver a la normalidad.

Él estaba ahí, sano y salvo.

En verdad, no calculaba el tiempo en el que lo había abrazado por más de un minuto, un buen rato y no era como si me molestara, a muchos sí, a nosotros no y esa son una de las cosas por las cuales lo quiero, aunque no muestre muy a menudo mi cariño, él sabe que es importante para mí, cómo yo sé que soy importante para él.

El resto del día, toda mi atención se fue hacia Ryan, le preguntaba qué le había pasado o cómo, pero él cambiaba de tema. Era extraño, pero a la vez lo entendíamos, era el primer día en el que había vuelto, darle su espacio era lo mejor que podíamos hacer. Aunque, no mentiré, a veces, habían temas que se escapaban de mi boca y que ni yo mismo me había dado cuenta que los había tocado. Por parte de papá había una mirada fulminante, pero por parte de mamá, simplemente me miraba seria y Ryan... él estaba extrañamente confundido.

Habían más veces en las que le preguntaba cómo se sentía, o qué le había pasado para ayudarlo, pero su actitud era extraña: algunas veces se quedaba callado y seguía con el tema, otras veces "no me escuchaba" y las otras simplemente no decía nada y se iba, como si en verdad no quería hablar de eso. Era extraño porque después de todo, él no tenía un rasguño o golpe, ¿o de qué forma lo torturaron? Nada tenía sentido.

Habían pasado casi dos semanas desde que estaba en casa, mamá y papá habían decidido que por precaución, él no iría a trabajar por unos días, aunque a Ryan no le gustaba esa idea, después de hacerlo entrar en razón, admitió que ellos no se equivocaban y que sólo querían el bienestar de sus hijos.

Y yo también lo supuse así. Aunque pensaba en su poco cariño hacia mí, ellos tenían la razón, esta vez sí.

Para Ryan, los días en la casa pasaban muy normal, menos cuando se tocaba aquel tema. Yo le seguía preguntado: ¿por qué? ¿O cómo? ¿Qué te hicieron? Y solo tenía de respuesta un: ¿De qué hablas? Sí, eso fue lo suficiente para tener que convencer a papá y mamá sobre llamar a los policías y un psicólogo, porque incluso yo mismo sabía que eso no era normal. Ryan no sabía de lo que hablaba y si le repetía la historia, la seguía sin recordar y sin decir absolutamente nada sobre ello. Por eso se comportaba de tal manera, por eso se confundida y ni decía lo que había pasado.

𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora