VII

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¿Esto es real?

Abría mis ojos mientras la luz no paraba de hacerse visible en toda la habitación. Estaba en una posición demasiado incómoda para mi gusto, y el dolor de espalda era de bien a mal.

Veía los libros, el escritorio y la habitación, teniendo solamente mi única presencia. Ryan no estaba y el silencio también hacía presencia.

Recordaba todo lo que había pasado anoche como si hubiese sucedido a tan solo un minuto. Lo que sí no sabía, era cómo había llegado a mi silla, a casa y tener el pijama puesto, de nuevo, como si nada hubiese pasado.

Todo se veía tan normal, que en verdad me hacía dudar sobre todo lo que había pasado una noche anterior.

Esa mujer, esos tipos, ese lugar, Ryan...

Todo daba vueltas, en mi mente no cabía la posibilidad de que todo lo que había visto y hecho era real, pero una parte, muy pequeña, me convencía de que vivía con un desconocido, que dormía e interactuaba desde hace semanas con desconocido que se hacía pasar por mi hermano. Y me dejé llevar por esa pequeña parte.

Noté en el calendario que era martes, significaba que a "Ryan" no le tocaba trabajar, él siempre prefiere quedarse en casa o hacer algo para no aburrirse, lo cual, es extraño que todo esté silencioso.

Salí de la habitación, y lo primero en lo que me enfoqué fue en esa puerta cerrada, y aunque podía parecer loco, esperaba ahí, viéndola, estando atento en cada movimiento que provenía dentro de esa habitación o un ruido, pero no, no había nada. Dejando a un lado todo aquello, me asomé por las escaleras, escuchando algo que fue lo suficiente para saber que todo lo que había oído y visto, era real.

---- No sé cómo pero me vió y vió a los tres... ---- no sabía con exactitud con quién hablaba, pero voz femenina no era ----... ¡Y yo qué sé!... La idea de esto es que la pastilla lo durmiera, como todos los días lo hace, ¿por qué esta vez no fue así? ¿Qué carajos pasó? ---- seguía firme, sin dejar oír una sola seña de tranquilidad.

Entonces, esas pastillas me hacían dormir como siempre lo hacían, eso significaba que nada de lo que él hacía era reciente, ya tenía tiempo como para sentirse tan seguro en cada uno de sus movimientos, tanto que ni siquiera se daba cuenta de que algún día lo perseguiría y vería cada cosa que hacía.

El pánico regresó a mí de nuevo, de una forma silenciosa pero a la vez tan rápida que no hacer ruido era algo imposible, aunque así lo quisiera. Me alejé de las escaleras y estuve en el pasillo con movimientos de luz, pero era tan notorio que dejé de oír su voz para sentir sus pasos venir hacia mí.

El miedo de saber que mi hermano siempre era algún tipo de delincuente, vendedor de drogas o aún peor, un rey de la mafia y que había estado conviviendo conmigo por más de veintiún años, era algo sobrenatural, el miedo era tan grande que apenas ví sus ojos, me encerré en el baño del pasillo, el cual, casi nadie lo usaba.

---- ¡Aidan! ---- lo oí detrás de la puerta cerrada con seguro. Yo sentía que no podía respirar, pero mis insultos y molestia era más que el deseo de querer respirar de nuevo ---- ¡Aidan, abre la puerta! ¿Está todo bien?

---- ¡No, nada está bien! ¡Nada! ---- contesté muy desorientado, molesto, infeliz.

Mis ojos no paraba de inundarse de lágrimas por los pensamientos que en verdad me atormentaban, era tan irreal el hecho de que ese hombre no fuera Ryan.

---- ¡Sal de ahí, hay que hablar! ---- aunque su tono era tan diferente a como lo era hace unos minutos, no me transmitía esa confianza que antes sí lo hacía.

𝐀𝐦𝐧𝐞𝐬𝐢𝐚 𝐃𝐢𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora