La comida de Hogwarts era lo más delicioso que Erin se había llevado a la boca. Cada día, ya fuera para el desayuno, la comida o la cena, se le hacía la boca agua viendo todas las opciones que se presentaban frente a ella.
Ese día para desayunar había decidido servirse una generosa porción de tostadas y huevo frito, acompañado de un zumo de naranja natural para beber.Sentada en la mesa de Slytherin, observaba a los alumnos de las demás casas hablar entre ellos. Desde que el juez imparcial había sido presentado, el ambiente estaba candente en las tres escuelas. El torneo era el único tema de conversación de los alumnos de todos las edades.
Aunque la mayoría no pudieran participar por no tener la edad mínima requerida para ser un campeón o campeona, la emoción de todos los estudiantes e incluso algunos profesores podía palparse en el aire.-Me da miedo lo que puedan hacer Fred y George para entrar en el torneo. -Alex cortó un poco de las tortitas con chocolate que tenía en su plato, para luego llevársela a la boca.- Estoy segura de que están intentando engañar a Dumbledore de alguna manera para poder participar, pero no me quieren decir que van a hacer.
La mirada de la rubia se posó en los gemelos, que parecían estar riéndose de un chico más pequeño que ellos, también pelirrojo.
-Yo veo una tontería participar en eso, la verdad. No voy a arriesgar mi vida por dinero.
-Tú no, pero es la única opción que tienen esos arruinados. -Draco, acompañado con sus dos gorilas y un chico vestido con el uniforme de Drumstrang, se sentó en la mesa de Slytherin para desayunar. Sin pensárselo mucho cogió una manzana verde y la guardó en uno de los bolsillos de su túnica.
-¿Podrías dejar de sentirte superior a los demás aunque sea por cinco minutos, Draco? Literalmente a nadie le importa si estás forrado, debería darte vergüenza. -La morena ni siquiera se molestó en mirar al rubio a la cara. Su mirada estaba fija en la mesa de Gryffindor.
-Vergüenza debería darles a los padres de los Weasley tener tantos hijos cuando ni siquiera pueden darles de comer. ¿Por qué crees que el amiguito de Potter siempre está masticando algo? Los fracasados de sus padres deben matarles de hambre cuando vuelven a ese zulo que llaman casa.
Como de costumbre, los gorilas estallaron a carcajadas tras escuchar lo que su líder dijo, escupiendo trozos de su desayuno a medio masticar. A Erin le dieron arcadas y apartó su plato de huevos a medio comer.
-Pues que yo sepa, Malfoy, Crabbe y Goyle también están siempre comiendo. -Alex miró a los dos nombrados de pies a cabeza, tras el brillo del cristal de sus gafas.- Y no parece que les maten de hambre en su casa.
Ambos Slytherin dejaron de reír al instante, tragando la comida que les quedaba en la boca. Erin soltó una ligera carcajada al ver la expresión atónita de los dos guardaespaldas personales de Malfoy, pero al grupito de chicos no le hizo mucha gracia la forma en la que Alex les había contestado.
-Mira, Zonko, deberías ir con más cuidado la próxima vez que nos dirijas la palabra. -Draco se levantó de la mesa, ofendido. Erin estaba más que segura que el ataque hacia sus dos gorilas le había traído sin cuidado, pero se había sentido atacado simplemente por el hecho de que Alex se atreviese a encararse con él. A penas había visto al rubio un par de veces y cualquier cosa que saliera de su boca era de todo menos agradable. -Es una pena que le debas tu lealtad a otra casa, o aún peor, a unos perdedores como los Weasley.
-Lo que es una pena es que esté perdiendo mi tiempo con un niñato como tú. -Por primera vez en toda la disputa, Alex apartó su mirada de la casa Gryffindor. Analizó a Draco de la cabeza a los pies, con una mueca de disgusto.- Ahora, ¿por qué no te pierdes? ¿No tienes que llorarle a tu padre o algo? Intento disfrutar de mis tortitas y me lo estás poniendo muy difícil.
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Unknown [Fred Weasley]
FanfictionLa vida de Erin esconde un oscuro secreto, una mentira que la persigue. En un mundo de magia y oscuridad, donde las sombras acechan en cada esquina, un amor se va gestando poco a poco, entre risas, conflictos y peligros que les obligan a confiar el...