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Una vez la cena se dio por terminada y tras despedirse de Erin, Alex se puso de pie y se dirigió hacia la puerta del Gran Comedor, donde Fred y George la esperaban como habían acordado. Los gemelos la saludaron con una sonrisa traviesa y la llevaron a un lugar apartado del castillo, lejos de oídos curiosos.

-Creo que ya nos hemos alejado lo suficiente, hace cinco minutos que no nos encontramos a nadie. -Alex se sentó en uno de los bancos de piedra que había por los pasillos del castillo.- ¿Qué locura queréis hacer ahora?

-¡Estás a punto de presenciar el inicio de nuestra vida de éxito y reconocimiento! -exclamó Fred emocionado, mientras George asentía con entusiasmo.- Necesitamos tu ayuda para preparar una poción de envejecimiento que nos permita pasar la línea de edad que Dumbledore ha colocado alrededor del Cáliz de Fuego.

Alex arqueó una ceja y suspiró ante aquella idea tan descabellada.
-¿Una poción de envejecimiento? Me esperaba algo mejor de vosotros. ¿Cuál es vuestra intención exactamente? Porque dudo mucho que Dumbledore no haya pensado en eso.

Los gemelos intercambiaron miradas cómplices antes de comenzar a explicar su plan en detalle. Mencionaron la importancia de pasar desapercibidos y cómo su presencia en el Torneo de los Tres Magos podría generar un caos divertido. Necesitaban la poción para engañar al sistema y mostrar que aún podían competir, a pesar de no haber sido seleccionados oficialmente. Y si no salían campeones, al menos habrían dado a los menores de 17 años un atisbo de esperanza.
Todo infringiendo una larga lista de normas del castillo, 100% al estilo de los gemelos Weasley.

Alex escuchó atentamente mientras los gemelos le contaban su estrategia. Estaba segura de que su plan no funcionaría pero se le hacía divertido intentarlo. Además, la inmunidad total a sus travesuras era algo que merecía la pena.

-Entonces, que yo me entere ¿me estáis pidiendo que os ayude a preparar esta poción, aún sabiendo que no os va a funcionar? -preguntó, esperando confirmación.

-Exactamente. -respondió George con una sonrisa. -Sabemos que eres increíble en pociones y que tu destreza será invaluable para el éxito de nuestra misión.

-Ay por favor, vamos a dejarnos de peloteo barato. -Alex rió ante las palabras de los gemelos y asintió divertida. -Estoy dentro. Vamos a necesitar un lugar seguro donde podamos hacer esto sin que nos pillen.

-Con Lee ya nos hemos encargado de recolectar los ingredientes. -el grupo de amigos comenzó a caminar por los fríos pasillos de piedra. Los gemelos se conocían tan bien el castillo gracias a la experiencia que les había dado el Mapa del Merodeador que no necesitaban ni un simple "Lumos" para ver hacia dónde iban.- Está todo preparado en el baño de las chicas, en el segundo piso

Alex gruñó al escuchar el lugar en el que se realizaría la travesura. Nunca le había gustado ese baño, los lamentos de Myrtle la Llorona le perforaban los tímpanos y acababa con migraña después de cualquier mínima interacción con ella. Si a eso le sumamos que el vello de la nuca se le erizaba al recordar todo lo sucedido dos años atrás, posiblemente el baño de las chicas del segundo piso era su lugar más odiado de todo el castillo. Más incluso que la oficina de Filch.

-¡Menos quejarte y más caminar! -Fred empujó a Alex ligeramente ignorando los quejidos de la morena, obligándola a caminar más rápido. - Necesitamos tu brillante cerebro.

...

-¿Me podéis repetir por qué Lee no puede encargarse de esto? -De momento no había rastro de Myrtle y eso era algo que Alex agradecía, pero el hecho de estar sentada frente a la entrada de la Cámara de los Secretos no le causaba mucho alivio.

Necesitaba que Fred y George hicieran lo que mejor se les daba: distraerla para no pensar en el hecho de que el cadáver de un basilisco colosal estaba pudiéndose justo bajo sus pies.

Unknown [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora