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Durante esa semana, el único tema de conversación de los alumnos fue la broma de Fred y George hacia Edward.

En cada esquina, aula, Sala Común y rincón del castillo se podía escuchar a estudiantes de todas las edades hablar sobre la última hazaña de los gemelos.

Fred y George estaban, como habitualmente, orgullosos de la broma. Esta vez había dos razones en específico.

La primera era que su popularidad aumentaba entre los dos colegios invitados. En Hogwarts junto a Cedric Diggory, Draco Malfoy y, evidentemente, Harry Potter, eran los alumnos más conocidos. Aún así, algo más de reconocimiento internacional no les iría mal, sobre todo cuando el sueño de tener su propia tienda de bromas empezaba a convertirse en una realidad.

El otro motivo era más simple: Edward se lo merecía.
Cuando Fred presenció lo insistente que Edward era con Erin, hasta el punto de obligarla a beber aprovechándose de su obvio estado de ebriedad, supo que tenía que hacer algo al respecto. De inmediato despertó a su hermano, y esa misma noche planearon como harían que Edward pagase por lo que hizo.

Hacía unos años atrás, el tan odiado primo de Alex, hizo lo mismo con una alumna de Hufflepuff.

La chica había bebido hasta estar ebria en una de sus fiestas. Edward, aprovechándose de eso, la obligó a beber más y más hasta que estuvo completamente a su merced y se la llevó a su habitación.

Tras esa noche, la chica se fue del colegio y no regresó.

Fred y George también se vengaron en nombre de la pobre alumna. Se encargaron personalmente de que todas las prendas de Edward fueran cuatro tallas más pequeñas de lo que debían ser. Durante los siguientes meses, los pantalones de Edward le iban tan apretados que a duras penas podía doblar las rodillas o caminar con normalidad.

El gemelo mayor, Fred, insistía en que pegarle una paliza tras lo que hizo era mejor solución. Pero la broma mereció la pena cuando una noche, con un ruidoso crujido, los pantalones del rubio se rompieron delante de todo el Gran Comedor.

Los gemelos Weasley se tomaban la justicia por su mano. El profesorado no castigaba a Edward y no sabían explicar porqué. Ni siquiera Snape le había recriminado nada, y eso que el pelinegro se fijaba en cualquier mínimo incidente para poder hacer sufrir a algún pobre alumno.

Por otro lado, Erin no parecía afectada por lo que había pasado en la fiesta. Fred y George suponían que no se acordaba, y decidieron que era mejor así. No querían hacerle revivir malos momentos a pesar de que Alex insistía en que Erin merecía saber lo que le había pasado.

Los demás alumnos no eran tan considerados como ellos dos. Sin ningún tipo de disimulo ni discreción, algunos de ellos miraban a Erin con pena por los pasillos. Otros susurraban a sus espaldas y la señalaban, confirmando que era ella a la que los gemelos Weasley habían vengado.

Los rumores en Hogwarts corrían como la pólvora. Los gruesos muros de piedra se convertían en papel en cuanto a jugosos secretos se refería, ya que los retratos de las paredes se encargaban de hacer correr la voz por todos lados cuando un cotilleo interesante llegaba a sus oídos.

Todos sabían lo que le había pasado a Erin, menos ella misma.

Evidentemente, la rubia se daba cuenta de las indiscretas miradas de los alumnos a sus espaldas, al igual que de los susurros de los mismos. No entendía porqué todo el mundo se interesaba en ella. Pero luego recordó que varias personas de la Sala Común de Gryffindor le habían visto amanecer con una camiseta de Fred tras la fiesta.

Lo que más cuadraba en su cabeza era que todos estaban haciendo correr el rumor de que ellos dos tenían algo.
A Erin no le molestaba que inventaran ese tipo de cosas, más bien le causaba gracia, pero sí había una cosa que le quitaba el sueño y era Angelina.

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2023 ⏰

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Unknown [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora