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El profesor Moody era muy extraño.
Erin no conocía sobre la existencia del ex-auror hasta que Alex le había hablado sobre sus hazañas. Después de escuchar todo lo que el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras había hecho, a la rubia no le extrañaba que le faltase un tornillo.

Su ojo de cristal se movía insaciable en la cuenca vacía de su ojo, analizando a todos los alumnos que se encontraban en el aula. Como era típico de los estudiantes del colegio francés, su atención estaba puesta por completo sobre su profesor, mostrando un respeto sin igual ante el docente.

Erin se preguntó si era la única de su clase a la que el vello se le ponía de gallina cada vez que el ojo se posaba sobre ella, ya que todos sus compañeros, incluso Lucie, parecían mantener la calma ante la presencia del tétrico profesor.

El aula estaba sumida en un incómodo silencio mientras el profesor Moody avanzaba con paso firme hacia el frente de la clase. Su mirada penetrante y su ojo mágico escudriñaban a cada uno de los alumnos con un desprecio evidente. Una tensión palpable llenaba el aire, anticipando la agresividad que emanaba del enigmático profesor.

Moody se detuvo frente a la pizarra y soltó un gruñido despectivo al ver como todos los alumnos habían sacado sus
ejemplares de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección.

-Ya podéis guardar los libros. -Gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella. -No los necesitaréis para nada en mi clase.

Extrañados, los alumnos de Beauxbatons volvieron a meter los libros en las mochilas. Ninguno de los presentes en el aula había tenido a un docente que se negase a usar los libros.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartar la larga mata de pelo canoso de su magullado y desfigurado rostro, y comenzó a pronunciar los nombres de los alumnos con un acento horroroso ya que la mayoría eran extranjeros.
A Erin le desagradó ver como el profesor Moody ojeaba la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.

Una extraña sensación de incomodidad se apoderó de la rubia cuando el ojo de cristal se posó en ella y, al contrario de lo que había hecho con los otros alumnos, Moody la miró también con su ojo sano.

Erin tragó, reteniendo el aire en sus pulmones de forma inconsciente, hasta que Moody decidió apartar los ojos de ella.

Nunca se acostumbraba a dicho acto. Ya hacía un mes que el profesor Moody le daba clase, pero parecía que ella era la única que no había asimilado el extraño comportamiento del profesor.

-Bien. -Dijo cuando el último de la lista contestó "presente".- He recibido una carta de vuestro profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en Beauxbatons. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas, ¿cierto?

Toda la clase contestó un alto y claro "si, señor", a coro.

-Pero estáis atrasados en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones. -Prosiguió Moody.- Así que voy a prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Al parecer el Ministerio francés os cree demasiado inocentes como para conocer las Maldiciones Imperdonables. Pero aquí, en Reino Unido, los alumnos de sexto ya son lo suficientemente mayores y maduros como para aprender sobre ellas.

Un aura de tensión se apoderó de los alumnos al escuchar que el profesor Moody estaba dispuesto a hablar sobre las Maldiciones Imperdonables.
Lucie y Erin se miraron desconcertadas, con confusión e incomodidad reflejada en sus ojos.

-Así que... ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica?

Varias manos se levantaron, incluyendo la de Lucie. Moody señaló a la francesa, aunque su ojo mágico se fijó en Erin.

Unknown [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora