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Hace ocho años

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Hace ocho años...

Jimin se encontraba caminando por el pasillo hacia el baño, se aferraba a sus cuadernos e intentaba no levantar la mirada por miedo a encontrarse con Jungkook. No importó lo mucho que deseaba cambiarse de escuela a tan solo unos meses de la graduación, no podría hacerlo por su cuenta.

Cuando por fin estuvo frente a la puerta con la mano puesta en la manilla a punto de entrar, sus piernas temblaron al reconocer esa voz y se quedó parado del otro lado como un tonto, solo escuchando.

—Qué bueno que has vuelto a nosotros, últimamente pasabas mucho tiempo con el rarito.

—Ya les dije que me hice su amigo para poder subir el promedio, de lo contrario ¿cómo iba a optar por la bécada deportiva?

Varios de ellos rieron como si el comentario de Jungkook en serio hubiese sido gracioso. El corazón de Jimin se apretó en su pecho, no estaba seguro si lo que sentía era ira o tristeza, quizás ambas; un nudo se alojó en su garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas, incapaces de salir.

—Qué ingenioso —lo felicito a uno de sus amigos.

—Casi pensé que estabas enamorado de él o algo así, intentabas escondernoslo.

—No creo tener tan mal juicio —bromeó Jungkook, ignorante de la presencia de Jimin del otro lado de la puerta— ¿Quién se enamoraría de él? Es un nerd patético.

Cada palabra del castaño se sentía como una puñalada en el pecho de Jimin, calaban en sus más profundas inseguridades y se odiaba a sí mismo, porque aunque estuviese escuchando las palabras más horribles de parte de Jungkook, no dejaba de amarlo.

La mujer que lo crió siempre le dijo, que las palabras dolían cuando te importaba quién las decía, ahora estaba más seguro de ello.

Su mano se apretó sobre la manilla de la puerta sin siquiera darse cuenta, intentando que la punzada en su pecho fuese menos dolorosa, y que la tristeza que sentía por escuchar a la persona que amaba hablar así, se convirtieran solo en ira y odio.

—Eres cruel, amigo —mencionó otro de los chicos entre risas.

—Soy inteligente —se auto-halagó.

Jimin se encontraba paralizado y demasiado concentrado en sus propios sentimientos, como para darse cuenta de que los chicos se acercaban a la puerta; esta fue empujada con brusquedad, haciendo que el más bajo retrocediera un par de pasos, asustado.

Cuando decidió alzar la mirada y se aferró un poco más a sus libros, con lo primero que se encontró fue con los ojos oscuros de Jungkook, quién parecía no tener ni siquiera una pizca de culpa en su ser.

Justo tras de él se encontraban sus amigos del equipo y como si Jimin fuese un fantasma, pasó por su lado golpeando su hombro, e ignorando su mera presencia.

Sweet Revenge 🍒 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora