Jimin y Jungkook fueron novios en la preparatoria, pero su relación no resultó ser tan sincera como se creía, por lo que decidieron terminar. Años después, se reencontraran en la misma empresa como jefe y subordinado. Jungkook no reconoce al nuevo J...
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"No puedes odiar algo tan violentamente, a menos que una parte de ti lo ame también".
—Paul Auster.
Jimin cepillaba su cabello con flojera mientras leía un par de documentos sobre el trabajo y a la vez, escuchaba cada sermón que le daba su amigo desde la cocina. El día anterior apenas pisó el departamento corrió para comentarle a Taehyung quien era su nuevo interno y este pegó un grito al cielo.
No es como que se conocieran, Tae estudiaba en una preparatoria diferente mientras trabajaba como mensajero, pasaba frente a la casa de los Jeon a menudo, por lo que ese día cuando conoció a Jimin, solo fue una coincidencia. A Taehyung le gusta pensar que se trataba del destino, ya que él y Jimin eran como almas gemelas.
—Te consumirá, te destruirá y luego seguirá con su vida como si nada ¿No es eso lo que hizo nueve años atrás? —farfullaba sin descanso— Pide que lo cambien de departamento, es la mejor opción —sugirió frustrado, mientras lavaba sus pinceles en el lavaplatos.
—No funciona así —suspiro el pelinegro, por fin levantando la mirada—. Además, puedo manejarlo. Él ya no causa nada en mi.
— ¿Seguro? —cuestionó un poco incrédulo, acercándose a su amigo para verlo de cerca— Cuando te embriagaste la navidad pasada, llorabas como un bebe y te preguntas por qué te hizo eso —Jimin rodó los ojos ante el recuerdo—. Es tu primer amor y el único, lo sabes.
—Del amor al odio solo hay un paso —dijo, dejando el cepillo sobre el mesón de la cocina y tomando sus cosas—. Haré que se vaya por su cuenta, el mundo del periodismo y la moda no es para él.
—Esto no pinta bien —musitó Tae aun preocupado—. Solo asegúrate de mantenerte alejado ¿Vale? No quisiera que volvieran a romperte el corazón.
— ¿Qué corazón? —dijo tranquilo y Tae sonrió orgulloso al escucharlo.
—Lamento no poder darte un aventón esta vez.
—No te preocupes, tomaré un taxi. Creo que he superado por completo mi miedo por ese otro idiota —mencióno abriendo la puerta—. Y tiene una orden de restricción que dudo lo haga querer volver.
—Espero que sea así —murmuró el joven preocupado, antes de ver como Jimin salía de casa con dirección al trabajo.
Un nuevo día, un nuevo proyecto.
Jimin no acostumbraba a salir solo de casa después de lo sucedido hace dos años, aún sentía miedo de que lo siguieran e intentarán hacerle daño, pero se autoconvencia de que era un adulto y era momento de superarlo. Tampoco quería darles problemas a sus amigos; por lo que solo tomó un uber hasta la revista, mientras repasaba en el camino lo pautado para la reunión que tendrían.
