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No iba a negar que estaba disfrutando de la expresión que en ese momento Jungkook mantenía en su cara

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No iba a negar que estaba disfrutando de la expresión que en ese momento Jungkook mantenía en su cara. Durante el año en que intentó superar su traición, soñó muchas veces con la expresión que tendría Jungkook cuando él se volviera una persona deseada y poderosa en su propio sentido. No iba a decir que su cambio personal fue debido a eso, pero algo de relación tenía.

—Has cambiado desde la última vez que te vi —dijo, saltándose las formalidades y dejando ir el antebrazo del pelinegro.

Jimin sonrió y dio un paso al frente para estar más cerca de Jungkook, quien lo miró con algo de inquietud, trago en seco y se paró firme ante el más pequeño. No iba a negarlo tampoco, estaba muy incómodo.

—Sin embargo —el pelinegro pasó sus pequeñas manos por las hebras de cabello que Jungkook tenía en la cara, para llevarlas tras su oreja con delicadeza—. Tu no has cambiado nada —el cuerpo de Kook se tenso y Jimin soltó un suspiro alejándose de él—. Pretendamos no conocernos, será lo mejor ya que prácticamente no lo hacemos.

Hizo ademán de volverse hacia la puerta, no pretendía seguir con eso más tiempo, pero la voz de Jungkook lo detuvo.

—No pensé que volvería a verte —musitó— Yo...

—Me encantaría continuar con nuestra charla sobre el pasado, pero estoy realmente ocupado —lo interrumpió, lo que menos quería era escuchar a Jungkook decir algo sobre sus días en la preparatoria—. Haga lo que le he pedido y finja que no me conoce y haré lo mismo. Usted es solo un interno... —señaló al más alto— Y yo soy el jefe de redacción —se señaló a sí mismo.

Dejando los puntos claros, hizo una pequeña reverencia y abandonó la sala de reuniones.

Cada paso firme que Jimin dió hasta salir del departamento en el cual trabajaba, le había costado. Su corazón estaba agitado y un nudo se formaba en su garganta, al hallarse a sí mismo sólo por los pasillos, llevó su mano rápidamente hasta su pecho y sus pisadas se desestabilizaron en cuanto dejo de fingir rudeza.

No podía casi respirar, su mente volvía a trabajar con velocidad mostrándole de forma cruel cada recuerdo de su juventud que había intentado borrar.

Apretó los ojos con fuerza y se colocó de cuclillas a un lado de la pared, sin apartar su mano del pecho para tratar de regular su corazón. No queria llorar, no queria volver a ser debil y tonto por ese chico que ahora era todo un hombre y el cualo habia deseado no volver a ver.

Pero la vida era una mierda con él y si iba a jugar sucio, Jimin jugaría también. Se convertiría en el karma de aquel imbécil.

—Respira, puedes hacerlo —se dijo a sí mismo—. Estuviste bien por años, él no volverá a arruinarlo ¿De acuerdo? Eres fuerte, lo superaste y te superaste a ti mismo —mantenía los ojos apretados mientras susurraba, poco a poco recuperaba el oxígeno—. Ignóralo, sigue con la maravillosa vida que has construido y no vuelvas a caer en su juego.

Sweet Revenge 🍒 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora