Blue Water Lilies - Hyunlix

Evaluación Sorpresa - Hyunjin

La tarde caía en Seúl y Hyunjin estaba en su oficina, muy concentrado, lápiz en mano, ensimismado, dejando su mano ir de un lado al otro del papel, no escribiendo grandes planes para el museo o cartas para benefactores... Sino dibujando. Antes de ser director del museo, Hyunjin se dedicaba al dibujo y la pintura, pero desde que había iniciado sus labores más ejecutivas cada vez le quedaba menos tiempo para dedicarse al relajante placer del ver, dibujar, crear.

Era sorprendente que luego de mucho tiempo de no tocar un papel, mucho menos un lienzo, estuviese haciéndolo, pero ahí estaba, porque una idea o más bien, una imagen había llegado a su mente y se había instalado en ella. Hyunjin sabía cómo funcionaba, si no obedecía al impulso, la idea se iba a quedar allí, obsesionándole y luego iba a ser más difícil. Normalmente dibujaba escenas que veía en la calle, a veces flores que le parecían hermosas, otras veces personas o gestos que le contaban una historia... Ese día dibujaba una de ellas, unas facciones y una silueta particular: Felix.

Hyunjin era el tipo de persona que encontraba la belleza donde fuera que mirara, pero en contadas ocasiones había algo que fuera realmente sublime para que él pensara que fuese excepcional y su experiencia de ese día, con esos dos momentos sencillos le había hecho descubrir que Felix era uno de esos seres que la naturaleza simplemente había creado de manera perfecta. La expresión de sus ojos, esas pecas que parecían una constelación en sus delicadas facciones, su figura delgada que parecía frágil pero no lo era tanto... Todo de él le recordaba la razón por la que decidió ser un artista muchos años atrás: para intentar plasmar esa belleza y hacer que el mundo la viera como la veía él.

En el block de papel que sostenía ya habían varios borradores de lo que quería plasmar, uno de Felix recostado en un escritorio, y otro de su rostro, enfatizando sus ojos y las pecas alrededor de su nariz y mejillas. De vez en cuando cerraba sus ojos para intentar recordar detalles, pero la mayoría de las veces solo lograba recolectar sensaciones.

Una vez medianamente satisfecho, contempló sus creaciones... y empezó a reflexionar.

¿Qué es lo que lo hace tan atractivo? — Se dijo a sí mismo. En ocasiones anteriores había experimentado el mismo nivel de encaprichamiento visual con otras personas, mujeres y hombres por igual, pero le era fácil decir el qué y en dónde: los ojos, la expresión melancólica... el pelo. Pero en esta ocasión había algo distinto y lo tenía confundido. No era solo una impresión visual, era sensorial, química, le hacía sentir una ansiedad que no conocía — "Hace mucho no veía a alguien tan... simétrico? Debe ser eso... Es que quién no vea o niegue que es atractivo debe estar ciego o debe tener un criterio de belleza muy pobre... Es innegable. Ahora, por qué estoy pensando tanto en esto? Me sobrepasa. Tal vez tengo que salir más..."  Pensaba para sí mismo, su cabeza no dejaba de dar vueltas. 

Cerrando el bloc y guardándolo en su escritorio se levantó y decidió dar un paseo por el museo que ya estaba cerrado. Recorrer las galerías le daba mucha paz y era su forma de despejar la mente, lo cual necesitaba ya que todavía sentía cierta tensión dentro de sí. Los últimos días habían estado llenos de novedad con Felix en el museo, ansiedad con los planes de expansión y el miedo del futuro, que siempre le atormentaba.

De manera inconsciente y automática casi siempre terminaba en la sala donde estaba una de sus tantas pinturas favoritas: de Edvard Munch; y se llevó una sorpresa cuando al entrar en la sala vio a Felix, absorto en la pintura.

"¿Qué brujería es esta?" Pensó con humor, por querer despejar su mente encontró a la fuente de su inquietud. Dejó pasar unos segundos antes de hacer evidente su presencia en el lugar, no solo para dejarle disfrutar de la pintura, sino porque de cierta manera Hyunjin disfrutaba de verlo abismado. Ver a otros disfrutar lo que él amaba era uno de sus pasatiempos favoritos.