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Contando los minutos, sintiendo la vibración de una dulce melodía de fondo; escuchando el murmurar de los demás y viendo como todo el lugar lucía como de ensueño, dejó de retener su ansiedad. La decoración era muy linda, tan al estilo de Soobin y Hueningkai. Nunca imaginó que los primeros en darles una invitación de matrimonio serían el par de closeteros, aun así, se sentía tan feliz por los dos, porque los conocía y porque sabía que si habían tomado esa decisión, era porque estaban seguros de lo mucho que se amaban los dos. Soltó un suspiro y sintió como su mano era atrapada por la de alguien más; levantó sus comisuras y sonrió complacido al ver a su acompañante. Se veía tan bonito con su cabello negro peinado hacia a un lado, dejando parte de su frente al descubierto. 

―Les quedó todo muy bonito ¿Verdad? ―. Asintió, confirmando sus palabras. 

Era un patio enorme, con arbustos decorados con hermosas flores blancas y amarillas. El camino por donde andarían los novios estaba cubierto por delicados pétalos. Al final los esperaba una capilla decorada con globos amarillos y blancos. Las sillas eran de madera y en medio de estas se ubicaban mesas con manteles de seda. En el centro de cada mesa habían copas de champaña, pasabocas exclusivos y un centro decorado con lindas flores que Soobin había escogido. Adentro del local se encontraban los novios, uno en cada habitación por separado. 

―Si, la verdad creí que sería algo sencillo, pero en serio decidieron festejar a lo grande ―. Respondió Jay. 

―Amor, es que uno solo se casa una sola vez en la vida ―. Jungwon recostó su cabeza en el hombro de su novio ―. Aunque algunos prefieren hacer todo con mucha discreción, en el momento donde todo parece perfecto. 

Jay levantó sus comisuras una vez mas y acarició la mano que encadenaba la de Jungwon. Se tomó el trabajo de mirarla con tanta devoción, notando el delicado anillo que rodeaba su dedo anular. Los recuerdos de una noche maravillosa en uno de los tantos viajes que hicieron durante las vacaciones, le regocijaron el alma. 

―Es correcto, esposo. 

Las  mejillas de Jungwon se calentaron inevitablemente; miró de un lado al otro, asegurándose de que nadie los hubiese escuchado. Golpeó sutilmente el brazo de su ahora esposo y se rio en complicidad. 

―¡No lo digas en voz alta! ―. Murmuró ―. Los chicos aun saben de esto. 

―¿Qué cosa? 

Jungwon chilló por el susto, encontrándose a su mejor amigo y a su novio detrás. Se veía nervioso y de no ser porque Jay estaba más tranquilo, habría sido descubierto. 

―Que... ―. No se le ocurría nada y bajo el ojo critico de Kim Sunoo, estaba corriendo peligro. 

―Que me quiero cambiar el color de cabello ―. Respondió Jay ―. Aun no me decido si debo volver al rubio o simplemente quedarme por completo con el negro. 

Sunoo y Ni-ki se observaron con cierta extrañez; no es como si a los demás les importara mucho qué clase color poseían sus cabellos o si usaban ropa diferente. Nunca recibieron criticas o comentarios mal intencionados. Esa era una de las cosas que más extrañaban de su antiguo grupo; antes de que un día Heeseung y Yeonjun decidieran salirse. Antes de que un día todos empezaron a dejar de escribirse. Habían días donde querían volver a lo de antes. Bromas, chistes, experiencias locas y comentarios en doble sentido, pero nadie se atrevía a reunirlos a todos en una nueva sala de chat. 

Ni-ki saludó finalmente a la pareja y a la distancia, notaron que venían llegando Jake y Sunghoon. Se veían muy animados y algo risueños; Jake parecía estarle contando algo divertido a Sunghoon y éste último no podía parar de reír. 

Young boys || TXT & ENHYPEN ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora