Young boys || TXT & ENHYPEN ✅

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Los cambios suelen traer consigo muchos miedos. Ya estaba acostumbrado a sentir miedo. Tenía pesadillas, vivía en una realidad donde todos le decían que había hecho cosas que él no recordaba. Fue duro descubrir todo lo que ocasionó; revivir el momento en el que rompió corazones, defraudó amistades y rompió su final feliz. Pero Taehyun fue muy sabio al decirle

"Los errores de ayer, te harán mejor persona mañana"

Y por supuesto que Kim Sunoo sentía que era mucho mejor ahora. Aún habían vacíos que no conseguía llenar y no estaba del todo seguro si quería descubrirlos. Habían días en los que solo quería quedarse con su último recuerdo vigente. Dónde él, Ni-ki y sus amigos estaban bien. Quizás el momento más memorable de su vida fue la boda de Soobin y Kai; ahí todos fueron felices por última vez o bueno, casi todos lo fueron. Ahora habían días de dolor, momentos de angustias y mucho sudor que pesaba. Los días pasaban como si fuesen eternos y no veía avance alguno de su estado o quizás él no quería ver las cosas positivas de su progreso. Podía mover sus manos y brazos con más libertad. Avanzaba con sus piernas pequeñas distancias y su hablar era mucho más fluido que antes del accidente.

La psicóloga lo visitaba semanalmente y la psiquiatra lo vería dentro de un mes. No se estaba medicando porque creía que no era necesario. Sunoo no quería vivir a través de placebos emocionales. Quería ser real y auténtico. Desde que había sido dado de alta, fue trasladado al segundo piso, dónde atendían los psicólogos y doctores de la salud mental. Veía a Ni-ki desde la distancia y pocas veces se sentaba a hablar con él, muy a pesar de que el japonés lo buscaba con desesperación. Después de recordar lo que pasó, Sunoo mantenía un cargo de culpa muy pesado.

Sentía que todo era su culpa.

―¿Por qué estás aquí? ―. Cerró sus ojos por un instante y suspiró.

No se había dado cuenta en qué momento se había sentado a su lado. Quizás estaba tan sumergido en sus pensamientos que ignoró que se encontraba en el patio del hospital. Todos los internos vestían con la misma ropa que él y Ni-ki usaban y les habían dado una media hora de recreo.

―Estoy en mi tiempo de recreo...

―Me refería a que, por qué te estás escondiendo... ―. El japonés aplanó los labios ―. ¿Acaso se trata de mi?

Sunoo se giró a verlo; labios pálidos, ojeras bajo sus ojos y un cabello que ya no brillaba. Esos bonitos y redondos ojos se vein tristes.

―¿Qué? ―. Trató de reír, pero se vio interrumpido por sus nervios ―. Cla-Claro que no...

―Deberías aprender a mentir mejor, Sunoo ―. Fue el turno de Ni-ki para reír ―. No tienes que huir de mi, si quieres que ya no te busque, entonces no lo haré. Quiero que te recuperes y estés bien.

―No se trata de eso, Ni-ki ―. Sunoo bajo la cabeza y aplanó los labios ―. Es que yo... Te hice mucho daño y...

―Ya olvidé eso y créeme que no te estoy reclamando nada, solo quiero estar seguro de que estás bien. Podemos hablar de eso cuando tú quieras, pero no me alejes, quiero estar cerca de ti.

Después de una experiencia cercana a la muerte, Ni-ki comprendió que habían cosas más importantes que el rencor y los errores del pasado. Había valor en sus sentimientos y no iba a estar bien si no los sacaba pronto. Sunoo tal vez no fue su primer amor, pero si era honesto, Sunoo era el amor más real que él había sentido. Se enamoró profundamente de un chico que no le puso las cosas fáciles y quizás fue ahí donde descubrió que valía la pena arriesgarlo todo por él. Sunoo era increíble y más allá de lo lindo que era su rostro o su voz, Kim Sunoo era su vida entera.

Su corazón latía fuertemente en ese momento. Verlo con su cabello despeinado, con esos labios rojos y esa mirada llena de ilusión le hicieron recordar que la primera vez que lo vio, pensó que estaba viendo algo irreal. No exageraba. Sunoo era majestuoso y él tan vil y soñador.

―Lo siento mucho ―. Sunoo agachó la cabeza y dejó escapar un par de lágrimas ―. Tengo miedo de volver a lastimarte.

―No lo harás, ya nada puede lastimarme ahora. Estuve a punto de perderte para siempre ¿Crees que algo puede romperme más que eso? Lo soportaré todo, Sunoo.

―No, Ni-ki, no quiero que hagas eso ―. Lo observó aún sintiendo miedo ―. Quiero sanar primero y solo entonces nos sentaremos a hablar. Si sentimos lo mismo, podemos intentarlo y si no, podemos seguir siendo amigos.

¿De qué estaba hablando ahora? La angustia clamó en su pecho y el miedo volvió a recorrer su cuerpo.

―¿Ya no sientes lo mismo? ―. Pero Sunoo agachó la cabeza un vez más ―. Antes del accidente tú...

―Lo sé, te demostré que te quería, te dije que te amaba y estaba dispuesto a regresar contigo, pero... ―. Tomó un poco de aire ―. No estoy seguro de que eso haya sido real. Lo perdí todo en ese momento y lo único que quería era recuperarlo como pudiese. No me puse a pensar si lo hacía porque de verdad te quería o solo estaba acostumbrado a tenerte a mi lado.

―¿Que sientes ahora mismo? ¿Qué pasa si en este momento decido besarte?

―Por favor no lo hagas, no quiero herirte de nuevo ―. Pero lo estaba haciendo de todas formas ―. Ahora mismo no sé lo que siento. Estaba en un bucle, Ni-ki, vivía solo porque mi papá estaba ahí, pero realmente no sé lo que siento. Te quiero, pero no sé que hay más allá de eso.

El japonés bajó su cabeza, si bien había dicho que ya nada podía lastimarlo, las palabras del chico que amaba claramente si podían hacerlo. Sus ojos lagrimearon, pero no dejaría que Kim Sunoo lo viese llorar. Trató de comprenderlo y decidió que ya no lo presionaría más. Lo más importante para él era que Sunoo se recuperara y pudiera salir de ahí.

―¿Puedo al menos quedarme a tu lado como un amigo que te ama?

Sunoo sintió como sus labios temblaban; se estaba aguantando las ganas de llorar y puso su mayor esfuerzo. Levantó su mirada y lo vio con un poco de esperanza en su rostro. Ni-ki lo quería, quizás más que antes y menos que mañana.

―Claro, puedes quedarte a mi lado como un amigo.

Pero los amigos no besan en la boca. Los amigos no hacen el amor... Los amigos no se miran con ojos de amor.