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Comisuras levantadas. Una mirada recargada de brillo y un corazón palpitante. Era la reacción ideal para una persona que estaba a punto de cometer una travesura o en si defecto, ya la había cometido. Sus largas piernas reposaban en el largor de su sofá vinotinto. Su cuerpo casi desnudo dejaba las marcas de un trabajo duro y esforzado en el gimnasio. Eran pasada de más diez y aunque seguía siendo temprano para un joven que amaba salir en las noches, casualmente se encontraba solo en su apartamento.

Hace poco habían terminado de hablar con su papá y le comentó lo mucho que quería visitarlo cuando regresara al país, pues tenía meses sin verlo. Luego de eso, se quedó con los ojos puestos sobre la pantalla de su móvil. Un par de mensajes habían llegado y no podía evitar reírse a causa de lo gracioso que se leía todo. Últimamente estaba siendo más coqueto ¿Un poco descarado? Tal vez, pero no podía negar que le gustaba. Choi Yeonjun no paraba de leer los mensajes que Heeseung le mandaba cada cierto tiempo.

Disfrutaba el juego previo. Las interacciones dulces y a veces atrevidas. El coqueteo desmesurado y algo torpe. Negó con su cabeza y bloqueó la pantalla de su móvil. El último mensaje que recibió fue aquel que le decía que la soledad no siempre era buena compañía, pero que si le gustaba, entonces él se cambiaría el nombre. A no más tardar de unos pocos minutos, el timbre se escuchó. Yeonjun imaginaba que se trataba de alguno de sus amigos, pero nadie le avisó que iría.

Taehyun posiblemente estaba con Beomgyu. Jake hace poco le había dicho que estaba terminando de corregir su tesis y Soobin estaba fuera del país por lo de su luna de miel. Changbin y los demás estaban en el bar. No quedaba nadie que pudiera ir a verlo un fin de semana por la noche. Se levantó de su comodidad a regañadientes, quejándose de la posibilidad de algún delivery equivocado. Bajó la manija y abrió la puerta para encontrarse con la nada misma. Frunció el ceño y se asomó un poco más para averiguar quién había tocado su puerta. Hacia un poco de frío porque estaba con el torso desnudo, pero aún así se atrevió a salir para hallar a alguien.

―Maldita sea, odio cuando hacen eso ―. Se quejó en voz alta, sabiendo que no había nadie cerca.

―¿Cuando hacen que?

Su cintura fue aprisionada por un par de manos que se sentían cálidas. Pegó un pequeño brinco al sentir que alguien extraño lo tocaba, pero al girarse se encontró con una cara conocida. Un par de ojos hermosos y una sonrisa coqueta y deslumbrante. Su cuerpo tembló, quizás era por el frío o por lo lindo que se veía Heeseung parado frente a él.

―Hola, guapo.

Yeonjun bajó su cabeza sintiéndose extrañamente tímido ¿Desde cuándo el ser humano más descarado de la historia se sentía tímido por un cumplido?

―Hola, lindo.

Heeseung asomó su perfecta línea de dientes y dio un paso al frente. Observó el paraíso frente a sus ojos. El hermoso cuerpo de un chico que añoraba desde hace un año. Yeonjun dio el siguiente paso, atreviéndose esta vez a tomar las manos de Heeseung. Tiró de estas mismas y lo impulsó a caminar detrás de él hasta el interior de su apartamento.

Adentro olía a tranquilidad. Era solitario pero extrañamente no se sentía frío. Era oscuro, pero no se veía mal. Yeonjun pretendió soltar la mano de Heeseung, pero este se lo impidió. Atrajo su anatomía y pegó su nariz con la contraria.

―¿Crees que soy así de fácil? ―. Murmuró Yeonjun cerca del rostro contrario.

―No lo sé, tú dime.

Yeonjun levantó sus comisuras y se alejó unos cuantos centímetros para poder observarlo bien. Bajo la luz amarilla se veía tan hermoso. Se cuestionó muchas cosas en un solo segundo, pero su razón le susurró que callara si cabeza y que por primera vez le diera el permiso a su corazón de mandarlo todo a la mierda. Heeseung estaba ahí. No había más respuestas que buscar a preguntas que él no quería hacer.

Young boys || TXT & ENHYPEN ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora