XI

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- Ha sido un placer. - Comentó la reina a modo de despedida mientras se incorporaba. - Espero que hayáis pasado un buen rato, nos vemos a la hora de la cena y, si tenéis cualquier duda, ya sabéis que podéis venir a mi. Podéis contarme lo que necesitéis.

     Las seleccionadas se despidieron de la reina con ligeras inclinaciones de cabeza y amplias sonrisas; que hubiese estado con ellas esa tarde y se hubiese mostrado tan cercana había conseguido calmar muchas de las preocupaciones y nerviosismos de las jóvenes de la élite.

     Los príncipes permanecieron un rato más con las seleccionadas; aunque Kristian había tenido la intención de marcharse con su madre, esta no se lo había permitido.

     Evelyn deseaba levantarse e ir al dormitorio y descansar algo antes de la cena, pero no sabía cómo hacerlo sin que sonase maleducado, los periodistas seguían grabando, incluso mostraban más interés una vez que la reina los había abandonado.

     Podía simplemente levantarse e irse, ¿No? Tampoco es que ninguno de los presentes le estuviese prestando demasiada atención.

- Yo quiero irme... ¿Podrías acompañarme? - Evelyn escuchó cómo Bianca le preguntaba en voz baja a Azalea y vio una oportunidad.

- Yo puedo acompañarte.

     La joven de blanca tez asintió a la vez que esbozaba una sonrisa; aunque se lo había pedido a Azalea porque era la que tenía más cerca, no le importaba que Evelyn se ofreciese. Así podía dejar que su amiga morena hablase más con el príncipe Stefan, sabía lo mucho que deseaba pasar tiempo con él.

     Evelyn y Bianca se levantaron, con la intención de desaparecer sin dar muchas explicaciones. Más que nada porque Evelyn realmente no las tenía, solo quería irse a descansar, y suponía que Bianca las tenía pero no querría decirlas.

- Evelyn, ¿A dónde vais? - Con la pregunta de Brielle, Evelyn y Bianca consiguieron llamar la atención. Las conversaciones cesaron, como si el resto de seleccionadas y los príncipes esperasen una respuesta válida.

- Necesito ir a descansar un poco, estar tanto tiempo al sol me ha generado un ligero dolor de cabeza. - Mintió Evelyn, sonriendo a modo de disculpa y solo estableciendo contacto visual con Brielle y Azalea.

- Yo también. - Susurró Bianca, cerrando los ojos ligeramente, esbozando una falsa pero muy creíble mueca de dolor.

- ¿Necesitan que las acompañe? - Preguntó Kristian, mirándolas con una expresión de preocupación.

     Era la primera vez que Evelyn veía al príncipe tan atento con las seleccionadas, hablando, aunque poco, mostrando un cierto interés e incluso ofreciéndoles ayuda.

- No es necesario, alteza, gracias. - Evelyn y Bianca agradecieron la propuesta de Kristian, que esperaba que hubiesen dicho que sí para poder escaparse del pícnic, y, tras realizar una muy leve reverencia, caminaron hacia el interior del castillo.

- ¿De verdad te duele la cabeza? - Preguntó Bianca a su amiga cuando ya caminaban por los pasillos de palacio, camino a su dormitorio.

- No, pero tenía la necesidad de salir de ahí. ¿Y a tí? ¿Te duele la cabeza?

     Bianca negó con la cabeza mientras la vista se le perdía en un punto que Evelyn no llegaba a ver.

- No estaba cómoda, también quería salir. Siento que no encajo en la élite.

- ¿Por qué dices eso? - Preguntó Evelyn, incitándola a hablar y cerrando la puerta del dormitorio.

     Bianca se dirigió a su cama, la penúltima de la fila de la derecha, y se sentó en el colchón de la litera de abajo, dejando caer su espalda hacia atrás.

- No cumplo con las características que buscan, ni siquiera lo haría bien como reina.

- Yo creo que serías una reina estupenda. Eres justa y te preocupas por los demás, ¿Qué más necesita una reina? - Evelyn se sentó en el colchón, al lado de su amiga.

- Tal vez... Pero los príncipes no buscan eso. Ni siquiera vengo de una buena familia...

- Ya... Ahí te entiendo.

- No quiero sonar entrometida pero, solo sé que trabajabas limpiando casas, ¿Cómo es tu familia?

     Evelyn sonrió y se acomodó en el colchón, sabía que ella y Bianca tenían algunas cosas en común, quizás por eso se entendiesen entre ellas.

- Somos cinco hermanos. Yo soy la segunda más mayor, bueno, junto con mi hermano mellizo.

- ¿Cinco hermanos? Qué suerte, bueno, si os lleváis bien.

- Sí. - Evelyn respondió con otra sonrisa. El simple echo de pensar en su familia la ponía feliz, deseaba verlos cuanto antes, ver que su madre había mejorado, hablar con Elyan y Caspian, abrazar a Sven, enseñarle el palacio a Kaira... - ¿Y tu familia? ¿Puedo preguntar cómo es?

- Mi familia... Es bastante más pequeña que la tuya. Solo somos tres, bueno, éramos, mi madre falleció pocos años de nacer yo.

     La sonrisa desapareció del rostro de Evelyn y acercó su mano al hombro de su amiga. La muerte era algo normal, y más entre las familias más pobres del reino, pero ella había tenido la suerte de no perder a ningún conocido en sus dieciocho años de vida. No podía imaginarse cómo se sentiría Bianca, más siendo su madre la que había perdido.

- Lo siento...

- No pasa nada, pasó hace mucho, apenas me acuerdo de su cara siquiera. - Bianca respondió sonriendo, pero Evelyn pudo ver la tristeza en el profundo azul claro de sus ojos. - Mi padre dice que me parezco mucho a ella.

     Las últimas palabras las pronunció con una entonación más decaída que lo normal y Evelyn se contuvo para no preguntar más sobre su pasado. Siendo de una familia pobre, posiblemente más pobre que ella, y con su aspecto tan llamativo, tan claro e impoluto... ¿Por qué cosas habría tenido que pasar?

- Entonces... Vendrá tu padre al baile, ¿No? - Preguntó Evelyn, intentando animar un poco la conversación.

     Funcionó, pues Bianca giró el rostro hacia ella un poco más mientras sonreía:

- Sí, podré enseñarle el palacio y podrá disfrutar de la comida de aquí, aunque sea durante una noche. También podremos hablar, hace tanto tiempo que no sé nada de él...

     Un aguijonazo de culpa asaltó a Evelyn y se sintió realmente mal por poder escribirle a su familia cuando el resto de seleccionadas no podía. Estaba tan feliz que se había acabado olvidando de cómo se sentiría el resto de sus compañeras.

- Pasado mañana lo verás, estoy segura que conseguirás sorprenderle cuando te vea, con uno de los vestidos que nos pondrán, realmente hermosa.

- Espero que me reconozca.

- Por supuesto que sí, no te preocupes por eso.

     Bianca volvió a sonreír, una sonrisa sincera, una sonrisa que Evelyn sintió que quería proteger.

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