This Is Who I Really Am

Capítulo 31: Lo más importante en su vida

Bill creía conocer el preciso momento en el que las cosas habían cambiado entre él y su hermano, el día en que Tom lo empezó a mirar distinto... el mismo día en el que Bill le confesó que le gustaban los chicos.

No era como si fuese un gran secreto, de hecho sus padres habían intentado hablar con él del tema unas cuantas veces pero Bill siempre esquivó esa conversación. Él sabía que era gay, y eso para él estaba bien, pero no estaba seguro de que el decirle a los demás sería precisamente una buena idea. Ya había tenido suficientes problemas en la escuela por su "forma de ser" como para ocasionar una bomba así en su familia. Realmente él no había pensado en decir nada, no había encontrado el momento adecuado de hacerlo (ni la intención), y las cosas hubieran seguido así si es que no le hubiera conocido.

Fue en un verano en el que decidieron ir de vacaciones al norte del país para disfrutar de las playas del Mar Báltico, cuando las cosas cambiaron. Había sido una época difícil para los gemelos, Tom siempre reclamaba a Bill por ocultarle cosas, porque la confianza que se tenían parecía haber desaparecido... Bill insistía en que todo estaba normal, en que no había nada raro en él y en que al contrario, el que se comportaba extraño era Tom, quien lo había cambiado por ir detrás de tipas sin cerebro. Tom no lo podía negar.

Hablaban lo justo y necesario, y aunque ambos lo trataran de ocultar, aquello los estaba volviendo locos. Sus padres decidieron entonces preparar ese viaje para "calmar las aguas" y lograr un acercamiento entre los gemelos, sin embargo, las cosas no marcharon como lo planearon. Una vez allí las cosas no parecieron cambiar, al contrario, empeoraron.

En los primeros días, Tom, como el más sociable de los gemelos, se encargó de conocer a todos los chicos y chicas que pasaban sus vacaciones por ahí, y fue invitado a cual fiesta se realizara. Bill en cambio, se quedaba en casa, acompañando a sus padres o viendo una película. Por más que sus padres insistieron en que acompañara a Tom, Bill nunca lo hizo, sabía cuan incomodo sería para él estar rodeado de decenas de chicos ebrios en busca de sexo. Él no necesitaba de eso.

Sin embargo, las cosas parecieron mejorar cuando conoció a Evan.

Bill solía pasar las tardes en la playa, había encontrado un lugar bastante alejado de todo el barullo de las personas, y adoraba el recostarse en la arena y simplemente pensar. Fue uno de esos días cuando lo conoció. Evan no era el típico chico que sólo pensaba en alcohol y sexo, él era mucho mejor que eso. Bill aún sonreía al recordar como simplemente se le acercó y le empezó a hablar de cualquier tontería, Bill no podía recordarlo con exactitud, pero estaba seguro que fue su voz lo primero que le gustó. Lo hacía reír, y gesticulaba con las manos de forma graciosa, lo miraba fijo a ratos y sonreía todo el tiempo. No fue hasta después de largos minutos cuando él realmente le dijo su nombre.

No pasó mucho para que Evan se volviera una persona especial, Bill esperaba con ansias cada tarde para reunirse con él y simplemente platicar de nada. Evan también sabía escuchar y Bill se había encargado de contarle cada dilema de su vida, no había dudado al decirle que era gay (a fin de cuentas después del verano no lo vería así que no valía la pena ocultárselo) y aún recordaba con claridad que después de decirle aquello, un temeroso Evan se acercó para juntar sus labios con los suyos. Fue su primer beso, el que realmente contaba.

Él no sabía si Evan era realmente gay, probablemente ahora estaba casado y con hijos, pero en ese momento, lo que vivieron ambos, se sintió como lo más especial del mundo. Evan le regaló las vacaciones de verano más increíbles de su vida, y con él aprendió cosas que jamás hubiera imaginado. Aprendió a aceptarse, a valorarse, a sentirse importante y único. A cantar sin miedo.

Las canciones estúpidas que solía escribir, cobraron sentido porque ahora conocía lo que era el amor, ahora podía escribir de él, de lo que lo hacía sentir.