─── m. ten

32 6 1
                                    

📍Estado de Hiroshima
🗓 19 de marzo del 2017.

—Ten.—Aeri entregó alrededor de unos 20¥ a la china. Esta con su entrecejo fruncido rechistó.

—Esto no fue lo que acordamos, Giselle-ssi.

Aeri nunca le había dado a saber su nombre real a la chica menor. Todo era por su seguridad, por poder mantenerse abusando de ella hasta sus límites.

—Pues, eso es lo que te ganaste hoy, Ning. —dijo seca, e intentó irse de allí, siendo obstaculizada por el brazo de la china.

—Necesito el dinero. Mamá está muy enferma, necesito comprar sus medicinas o no sé que podría pasar.

—Logra algo que me sorprenda. Y que haga que la Srta. Kang me acepte en su taller de diseño. Entonces, te daré tus 100¥.

Aeri salió de allí. Ning la vió entrar en un auto muy lujoso y partir de aquel suburbio segundos después.

Yi Zhuo provenía de una familia de pocas posibilidades económicas. Su padre había abandonado a su progenitora cuando apenas tenía unos pocos años de vida con la excusa de emprender negocios por toda China, cosa que nunca fue, y él nunca volvió. Entonces su madre se vió obligada a partir hacia otros rumbos. En Japón se estableció, y con un nuevo idioma, hogar, y en sí, una nueva vida, crió a sus dos únicos hijos: Ning Yi Zhuo y el mayor de ambos, Ning Xiao-Yi.

Hace tiempo, la menor había sido descubierta por Giselle, una nativa Japonesa de alto estatus social, según había admirado. No tenía información acerca de ella. Ni siquiera su nombre real o el apellido de su familia. Solo sabía que un día cualquiera, mientras dibujaba algunos diseños en un banquillo cercano a su hogar, se le acercó y con ello empezó su negocio. Ning trabajaba en base a los diseños que Giselle tenía como obligación entregar y con esto, recibía una paga.

Giselle ponía valor a sus diseños. Dependía de la opinión que tuviese sobre ellos su valor. Zhuo siempre se esforzaba. Pasaba noches enteras intentando idear algo que sorprendiese a su jefa, pues de ello dependía, de ello dependía la salud de su madre.

Por otro lado estaba su hermano, quien estudiaba en la Facultad de Informática para convertirse en programador. De vez en cuando trabajaba de doble turno en una pizzería nocturna para recaudar algo de dinero, sin embargo, la mayor parte de sus ganancias se iban en la paga de sus propios estudios y los de su hermana menor. Eso, sin contar los impuestos, y la comida que día tras día sustentaba la estabilidad y salud alimenticia de la familia.

La vida de Ning Yi Zhuo era una mierda.

Pero venía más, mucho más de ahora en adelante.

...

🗓 17 de mayo del 2018.

Ya más de un año había pasado desde que la de nacionalidad china había empezado a trabajar para la japonesa. Poco faltaba para la graduación de su hermano, y poco a poco  la enfermedad de su madre había mejorado, solo faltaba el paso definitivo, la cirugía que haría que la señora Ning alcanzará su completa recuperación.

NingNing, como muchos habían empezado a llamarle, sintió la suave mano de su hermano mayor acariciarle el hombro. Se encontraba sentada en un banquillo, aquel mismo banquillo en el que había empezado todo, junto a su tablero de bocetos, entonces su consanguíneo tomó lugar a su lado.

—Hey, Nini. ¿Estás bien? —contempló la pequeña hoja con diseños de conjuntos sobre ella, sorprendiéndose ante ella.

—Si.

—Nunca me cansaré de hablar sobre lo bien que dibujas. En todo este tiempo, ¿por qué no has optado por una Academia de Arte?

—Eso no es lo que quiero.—le confesó, seca.

Xiao-Yi, se sintió dispuesto a hablar. Sin embargo, su teléfono vibró en su bolsillo, siendo obligado a separarse de donde permanecía su hermana.

NingNing se quedó sola, nuevamente. Intentando idear algo nuevo, mientras revisaba algunas referencias en su celular. Ante su vista apareció una convocatoria para ingresar a un concurso de diseño de modas. La recompensa al ganador era de 1,000,000 ¥. Primero debía pasar por varias fases, pero aquello no le importaba mucho. Confiaba en su talento, sin llegar a la arrogancia.

La felicidad inundó su ser. Finalmente poseía la edad para su ingreso, era su momento de dejar de depender de la persona de Giselle.

Aunque aquello no pasaría.

...

Con las festividades del año nuevo, todo se volvió complicado. La vida en la ciudad se volvía más difícil de lo normal, pero la china seguía adelante. Desde el momento en el que vió aquella convocatoria, no había mantenido contacto con Giselle hasta el momento. Ella no se podía enterar. Si lo hacía, adiós a todo. Su nombre y diseños debían permanecer bajo el anonimato y con el sello de Giselle. Aún no había pensado en una forma de excusar su inscripción en el concurso de diseños. Pero si algo bien sabía Ning, era que no le iba a ir muy bien.

Solo debía esperar al momento correcto, el momento en el que por fin sería la ruptura definitiva de su relación con la japonesa.

Las horas pasaron, se convirtieron en días, y posteriormente en semanas. Semanas en las que no recibía una sola llamada de su explotadora.

Hasta que un día, justamente aquel día, en el que se disponía a acudir a la ceremonia de pase de fase. Ella apareció, mirándola tras unas gafas de sol, mientras salía de su vehículo personal.

—¿Que tal?—le preguntó, tan casual, que Yi Zhuo sintió el impulso nervioso recorrer a lo largo de su médula espinal.

Un miedo inexplicable la inundaba.

—Gi-

—¿A dónde vas? ¿Y eso? ¿Es para mí?

Giselle arrebató de sus manos la carpeta en la que guardaba sus nuevos diseños. Aquellos que nunca le había enseñado y llevaban su firma.

—Veamos... —Ning temblaba de miedo.—Muy creativo de tu parte, Ningie, pero me parece que esta vez no podrás recibir tu recompensa ¿huh? Desde un principio quedamos en cero firmas, pero ¡no te preocupes! Puedo arreglarlo, borraré tus firmas y subiré de podio en la tabla de los mejores, en mi Academia. ¡Gracias!

—Oye ¡Espera! ¡Giselle-ssi!

—No hay vuelta atrás, Yi Zhuo. Definitivamente, ha sido lo más divertido que he hecho antes de terminar este año frustar tu sueño de ser una diseñadora, ¡solo mírate! ¡nunca lo podrás lograr!

Ning quedó inmóvil, sus músculos no ejecutaban ningún tipo de reflejo ante lo que estaba pasando. Solo vió como Giselle volvía a ingresar en su vehículo, y desaparecía entre las calles, no sin antes desearle, en tono irónico, una feliz Navidad.

Después de ello solo vinieron años de esclavitud para la menor. Solo hasta que se pudo liberar, y conseguir un trabajo, como asistente de un diseñador, natural de Europa.

Nunca pudo cumplir su sueño. Nunca pudo conseguir la operación necesaria para su madre y esta murió.

Nunca se lo perdonó a Giselle.

La chica bajita juró que algún día se vengaría. Por su madre, por su sueño.

Su hermano nunca dudó en ayudarla.

...

la historia de ning = muchos feelings.

ㅤㅤ𝗆𝗎𝗋𝖽𝖾𝗋𝖾𝗌𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora