─── m. six

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Minjeong nos había abandonado.

Y como si por arte de magia se tratase, Yi Zhuo volvía a aparecer en escena, tras ambos familiares de Minjeong.

Karina sabía algo.

Ella tenía algo que ver con todo esto.

—¡Déjame, déjame! —gritaba la señora Kim.

Tras ella, Aeri y el hermano mayor de Minjeong la sujetaban evitando que hiciese algo en contra del médico, quien yacía aterrado por la agresividad de la mujer mayor a pesar de que no era la primera vez que los familiares de un paciente intentaban arremeter contra él.

—Necesitamos que se calme, señora.

—¿Calmarme? Debe estar bromeando.

Toda esa situación era estresante. Ver aquel ambiente tan deprimente, hacía que pequeñas gotas de agua navegaran con más recurrencia por el rostro de la coreana.

Aún no podía asumirlo, aún no podía aceptar que su pequeña Minjeong no estuviese.

Y ella, ella obviamente sabía algo.

En un acto de locura, tomó la mano de Ning bruscamente, quien se encontraba a unos metros de ella, llevándola a las afueras del salón, retrucando el cuerpo de la más bajita contra una pared cualquiera.

—¡¿Qué diablos te pasa, Karina?!

Su reacción no fue la mejor, y la manera en la que se aferró a su muñeca provocaba un pequeño nudo en su garganta.

—No sé cómo, pero tienes algo que ver con toda esta mierda.

—No sé de que demonios estás hablando.

Aquella última frase puso a prueba la paciencia de la más alta, rezaba en su interior para no arremeter en contra de la rubia.

—¿No? Dime ¿dónde estuviste todo este tiempo antes de que notificaran la muerte de Minjeong?

—Fuí al Toilet porque tenía náuseas. —respondió simple. Karina formuló un rictus de angustia en sus belfos.

—Cuéntale eso a otro. Sé perfectamente que para llegar hasta la sala de espera tendrías que haber pasado tras mí. Lo cual no fue así.

Ning tragó grueso, le habían pillado en el acto como la extranjera que era. Apartó a Karina con sus manos, brindándole una mirada retadora.

—Está bien, tú ganas.

¿Lo estaba aceptando?

A pesar de haberle inculpado tanto Karina no era capaz de creer sobre las palabras de la china.

—¿Quieres la verdad? Veámonos mañana en la tarde, en el café frente a la Universidad. No puedo creerlo, me estás obligando a acelerar las cosas, Karina.

Antes de que pudiese pronunciar siquiera una palabra, Aeri apareció.

¿Acelerar las cosas?

—¿Qué están haciendo aquí? —inquirió, confusa. —Necesito que vengan conmigo, la policía llegó y va a tomar la declaración de cada una.

—Voy contigo—dijo Karina, cruzando su brazo con el de Uchinaga. —Iré a declarar contigo, tal vez así entienda como llegamos a todo esto.

Y se marcharon. Ning les siguió a paso lento, si había algo que odiaba en este mundo, era ser interrogada, sin embargo, tenía que hacerlo, ya bastantes problemas tenía con las sospechas de la chica de mechas azules.

—Mi pésame, señora Kim. —comunicó la japonesa tomando la mano de la mujer mayor.

—No nos detendremos hasta encontrar al culpable de todo esto, se lo aseguro. Si tenemos que volver a hacer la denuncia en la policía lo haremos, tiene todo nuestro apoyo. —habló Karina, pasando su brazo por detrás de la anatomía de Aeri.

La señora Kim desbordaba gratitud hacia las jóvenes en su mirada, una mirada en la cual también se podía apreciar cansancio, irritabilidad e insatisfacción, sentimientos entendibles para la situación de la madre. Su hija había sido asesinada, y según sabía, la policía de Busán no tenía mucha fama en este tipo de casos, como la investigación de homicidios.

Las lágrimas era incontrolables a este punto, no sólo la señora Kim, sino también las personas a su alrededor, no pudieron evitar que pequeñas gotas de agua se acumularan entre sus ojos. La pérdida de Kim Minjeong había sido muy prematura y a su vez, muy dolorosa para todos.

—Recuerdo que... era una niña muy bonita. —recordó la madre, y todos sonrieron a duras penas, sintiendo el dolor y la añoranza apretar su pecho.

La anécdota de la señora Kim le recordó a Karina la primera vez que habló con Min, hace alrededor de siete años.

...

Una Karina de 18 años se balanceaba en los columpios del parque de diversiones cercano al campus de la Universidad. Tras haber salido de la preparatoria, muchos de sus amigos habían tomado caminos diferentes, y en estos precisos momentos no conocía a absolutamente en la institución educativa, se sentía sola, completamente sola y con miedo de abrirse ante alguien más.

—¿Yoo Karina? —preguntó una chica de cabello negro.

Por aquellos tiempos, a diferencia de ella, quien ya había teñido su cabello, Minjeong solía llevar su cabello largo, unas veces recogido en una cola, y otras veces suelto, Karina siempre supo que no era una amante a los peinados complicados.

—¿Si? —respondió la de mechas azules.

—Kim Minjeong. Estamos en el club de informática juntas ¿recuerdas?

—Ah, claro. Es un gusto conocerte, Kim Minjeong.

—Me puedes llamar Jeong, o simplemente Minjeong, no hay problema.

—Está bien. ¿Qué te trae por aquí, Minjeong? —inquirió, le parecía raro que alguien se le hubiese acercado a charlar.

—No lo sé, ¿tal vez el hecho de que ambas estamos solas? Desde que iniciamos este semestre te he estado observando de vez en cuando por casualidad, y siempre estás sola, al igual que yo. ¿Qué te parece si pasamos un buen rato juntas?

A Karina no le quedó otra alternativa que aceptar, no podía negar el hecho concreto que se volvía su soledad, y si bien veía, esa chica emanaba una energía positiva, lejos de segundos intereses o malas intenciones.

Desde aquel día Kim Minjeong y Yoo Karina se volvieron muy cercanas, una era el espejo de la otra.

Tan parecidas como dos pequeñas gotas de agua y tan diferentes a la vez.

Karina nunca creyó que viviría tanto como para presenciar el momento de la muerte de Minjeong.

Pero, el día de hoy algo le había enseñado algo: no debía hacer caso omiso a sus instintos.

Todo esto se hubiera podido evitar.

Nada de esto era culpa de ella.

Karina trabajaría en alejar a Aeri lo más posible de Ning. Y emboscaría a la rubia, sabría la verdad y vengaría la prematura muerte de aquella chica que alguna vez consideró su hermana de otra sangre.

...

lloremos por min -->

ㅤㅤ𝗆𝗎𝗋𝖽𝖾𝗋𝖾𝗌𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora