─── m. forteen

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Karina, soy real, tú no... —Kim acarició la mejilla de Yoo y limpió la lágrima que rodaba por esta, Karina estaba congelada.

—¿Cómo...? —Karina no podía pronunciar siquiera una palabra.

—Sé que te debes estar haciendo muchas preguntas ahora, cariño. Hace apenas dos meses que Minjeong está en casa conmigo, pero Jisoo me pidió que no te dijeramos nada hasta ahora.

—¿Jisoo?—inquirió Yoo.

Aquella mujer la sorprendía a cada segundo que pasaba.

—Sí, Jisoo. —afirmó Kim. —Realmente, aquel chico, que andaba con Yi Zhuo, me hirió, demasiado. —Minjeong levantó la camiseta que portaba mostrando su lateral, el cual estaba lleno de cicatrices. Pero pude escapar de aquel hospital a tiempo. Yi Zhuo había pagado para que me dejasen perder más sangre, así falleciera y no pudiese denunciarle, y en cierto modo, casi logra acabar conmigo.

El oir de nuevo la voz de la pequeña Minjeong le hacía muy feliz. El saber que se mantenía con vida, era un hecho que ni siquiera podía remotamente creer. Aún seguía creyendo en lo más profundo que todo se trataba de un sueño.

>> Entonces recordé a Jisoo. Tu jefa, en aquella vez que te dijo que le podías contactar en los apartamentos que se encontraban en las cercanías de aquel hospital. Era mi única opción. Tenía que arriesgarlo todo, o no podría sobrevivir. A paso lento, pude llegar hasta las cercanías de aquellos apartamentos. Y allí, todo se volvió borroso. Jisoo me ha dicho que cuando salió a pasear a su perrito me encontró allí, unos minutos más tarde. Allí lo intuyó todo. Al verme con la bata de hospital manchada de sangre supo que todo se había desarrollado allí. Supo que no sería lo ideal llevarme a aquel hospital. Todavía no sé cómo pudo salvarme, pero realmente, se lo agradezco con la vida. Luego de aquello, me envió a una de sus casas en Daegu donde estuve hasta hace dos meses, que ella me puso en contacto con tu madre, y la señora Yoo me contó todo lo que había pasado, incluso lo de tu padecimiento, Karina. Creo que debiste haber confiado un poco más en nosotras, pero eso ya no importa ahora. Realmente no puedo creer que la maldad en el corazón de Ning haya sido tanta. Todo esta mierda, todo esto es su culpa, no la tuya, ni de tus dolencias Rina.

Sin embargo, aquello último no era totalmente real.

>> Ahora entiendo el porque de tu actitud ante Ning.

Era mucha información para el cerebro de Karina. Intentaba asimilarlo. Pero la figura angelical de Kim seguía pareciendo la de una de sus ilusiones.

—Es, es mucho para mí. Estoy muy feliz porque estés aquí, viva, Minjeong. No sabes cuanto sufrí cuando pensamos que te habías ido.

Cada minuto que pasaba hacía que Karina fuese dejando atrás los efectos de los medicamentos.

Minjeong sonrió y una lágrima de alegría se deslizó por su mejilla. Y aquello le llenó el alma a Karina.

—No tienes por que decir nada. Sé lo que piensas con solo mirarte, unnie.

—Te sacaremos de aquí, Rina. Jisoo nos hizo esperar hasta ahora solo por esto. —la señora Yoo sacó una carpeta con un documento. —Este documento nos autoriza a llevarte a casa bajo nuestro cuidado, con una enfermera asignada en el primer mes para velar por el cumplimiento del tratamiento dados los buenos resultados que has obtenido en tus últimos chequeos.

Los ojos de Karina volvieron a cobrar vida ¿realmente esto estaba pasando? Jisoo había venido repetidas veces a verle. Pero nunca le había hablado de algo así. Siempre se mantenía diciéndole que trabajaba en base a sacarla de allí, pero nunca dió ninguna señal, hasta ahora. Estaba eternamente agradecida con Jisoo. No sabía que hubiese sido de su vida y la de Minjeong sin su participación en este proceso. Al parecer, Jisoo había estado al pendiente de sus chequeos, y los resultados de estos, de esa manera, había obtenido aquella autorización.

—¿E-en serio?

—En serio, Karina. —dijo Minjeong. —Si quieres, puedes volver a tu habitación y empezar a recoger tus cosas. Ya es hora de regresar a casa.

Karina dudó en ir. Intentó parpadear varias veces, e incluso, se pellizcó ligeramente. La chica de cabello corto no podía creer que la vida le estuviese dando una nueva oportunidad.

Luego de unos minutos, accedió, aún con el miedo de que su madre y Minjeong le abandonaran o todo se hubiese tratado de un sueño. Se dirigió nuevamente a su habitación acompañada por Yerim. Realmente, no había mucho que empacar, muchas de sus pertenencias habían sido confiscadas en la delegación, y no esperaba volver a verles nuevamente. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Karina se había sentido feliz. El extraño sentimiento de revoloteo de mariposas en el estómago le resultaba algo prácticamente nuevo. Ahora sólo esperaba desesperadamente en su habitación, una señal, alguna frase, algo que le enunciara que ya por fin, era libre.

Tras la puerta aparecieron, la doctora SeulGi, Yerim, Minjeong y su madre.

—Yoo Karina. —soltó SeulGi, seca.

—¿Si? —respondió Karina, desde la camilla.

—Puedes irte a casa. —y entonces Karina lo sintió, Karina sintió la libertad viajar a través de sus venas. Colmarla del mejor de los ánimos.

SeulGi se acercó a ella, presuntamente, con el objetivo de estrechar manos. En un ágil movimiento se acercó a ella, y entre susurros le dijo:

—No esperes pasar mucho tiempo afuera, Yoo. Sé que sigues tan mal como cuando ingresaste aquí. Nos vemos pronto. —dijo, y con una sonrisa, salió de la habitación, no sin antes despedirse "cortésmente" de sus acompañantes.

A Karina no le agradaba nada aquella doctora.

—Vamos—le dijo Yerim. —Te ayudaré a cambiarte.

Y así, culminó una etapa más en la vida de Yoo.

Karina, su madre, Minjeong, se encontraban en las afueras del sanatorio. A punto de tomar el autobús que les llevaría a Daegu, la provincia natal de Karina y el lugar donde vivía actualmente su progenitora, en compañia de la rubia.

Antes de salir, algo llamó la atención de Yoo en especial.

—¿Por qué tu credencial dice, Seo Yeojin? —inquirió la pelinegra analizando la credencial con la que había entrado al sanatorio la rubia.

—Oh eso. —Minjeong sé dió cuenta. —A partir de ahora soy Seo Yeojin. Recuerda lo que pasó con Kim Minjeong, debíamos mantenerlo en secreto. Aunque no está mal que me sigas llamando Minjeong, es algo entre tú y yo.

Entonces Karina lo entendió. Realmente, era un nuevo comienzo.


...

todo poco a poco se va arreglando, lo ves?

ㅤㅤ𝗆𝗎𝗋𝖽𝖾𝗋𝖾𝗌𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora